-No Necesito Tu Ayuda, Parte I-

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Una molesta luz provocò que los ojos del erizo azul se abrieran con dificultad y fatiga, haciendo que lo primero que este viera fuera una habitaciòn de hospital algo acogedora, bastante helada debido a que habìa un aire acondicionado congelando la habitaciòn por completo. Sentado en un sofà cerca de la camilla ya dormido por el cansancio y la preocupaciòn se encontraba el azabache, lo que le causò una rara sensaciòn al erizo oji-verde; se sentìa aliviado porque alguien estaba a su lado velando por su bien, pero tambièn le enojaba un poco ya que el amigable azabache habìa sido el causante de este penoso accidente.

-¿Tù?- dijo el erizo disgustado. -¿Què diablos haces aquì?-.

-Te desmayaste, me asustè y llame al 911 para que te atendieran.- Dijo el otro con la voz algo apagada de tanto gritar al ver al erizo desmayado.

-Yo me desmayo cada dos segundos, tù no tenias porque llamar al 911, tù nisiquiera tenias porque estar en mi casa en ese momento-.

-¿Sabes el porquè te desmayaste si quiera?- Decia el azabache con la mirada en la nada y la voz apagada.

-Yo siempre he sido enfermiso, el haberme desmayado no me sorprende.-


-Sonic... estàs desnutrido, tu cuerpo està debil, no te alimentas adecuadamente; por eso es que caminas casi arrastrandote. Tu cuerpo no tiene fuerzas ni para mantenerse de piè.- Decia disgustado el azabache. -Yo veo que tù vives en una enorme casa, tienes una tarjeta platino, vives solo, no tienes responsabilidad alguna, ¿porquè descuidas tu alimentaciòn entonces?, ¿acaso no te preocupa tu salud?.- Agregò volteando a ver al erizo preocupado.

-..... Si lo hago o no ese no es asunto tuyo, ¡¿ok?!. Yo tengo 21 años de edad, yo hago con mi vida lo que se me pegue la regalada gana, sin contar que tù no eres nadie para venir a reclamarme por comer o no comer. Asì que te agradecerìa muchisimo si dejaras de meterte en mi vida ¿de acuerdo?.- 

El azabache algo molesto por el descuido del oji- esmeralda no quiso responderle ante sus insultos, se sentìa bastante mal por lo que el azulado le estaba haciendo a su cuerpo, le molestaba que este se estuviera matando lentamente; por lo que simplemente decidiò dejar esa charla para despuès y cambiarle el tema con otra pregunta la cual rebotaba por su mente como una pelota de tenis fuera de control.

-Oye yo... sè que esto no me incumbe en lo absoluto... ¿pero en dònde estàn tus padres?, lo pregunto porque las enfermeras ya me han preguntado por ellos tres veces y no supe que responderles asì que...- Preguntò el azabache preocupado.

-....... ¿Eso importa?, ya viste que ninguno va a venir, asì que si las chismosas de las enfermeras preguntan.... diles que no van a venir y ya; no les des explicaciones a esas inutiles.- Decia el azulado erizo con la mirada en la nada.

-Ellas solo estàn haciendo su trabajo, no tienes porquè ensañarte con ellas; es màs, ¿nisiquiera las conoces y ya las detestas?.-

-No hay enfermera en esta tierra que de verdad haga su trabajo, esas mal nacidas a diario se manchan las manos con sangre inocente y sin remordimiento alguno. Asesinan màs que un sicario o un gangster...- Decia el erizo con la mirada en la nada y la voz entre cortada.

-...Oye, los doctores me pidieron que, te cuidara unos dìas màs debido a que estàs muy debil asì que... c-creo que tendrè que quedarme en tu casa por unos dìas.- Aclaraba el azabache algo apenado debido a la relaciòn que mantenìa con el erizo azul, ya que este lo odiaba con el alma sin razòn alguna.

-¿Estàn locos?, yo no voy a dejar que un desconocido viva en mi casa, mucho menos tù que quièn sabe què tipo de delitos has hecho.- Decia el otro enojado.

-Yo no lo decidì, son ordenes del doctor que te atendiò; ya que èl teme que... que tu desnutriciòn se deba a que... estàs intentando matarte...- Aclaraba el azabache algo apenado por las sospechas del doctor.

-Què tonterìa tan grande, si yo quisiera matarme ya me hubiera colgado de las vigas de mi casa hace muchos años...-

El comentario del azulado hizo que al azabache se le erizara la piel y se le congelara la sangre, el azabache temìa por la vida del oji-esmeralda extrañamente, por lo que este no querìa de ninguna manera que la salud del azulado se descuidara màs, por lo que este siguiò las indicaciones del doctor. Al dìa siguiente luego de haber dado de alta al oji-esmeralda el azabache lo acompañò hasta su vivienda, en donde las hermosas rosas que adornaban la casa estaban cubiertas de nieve por completo debido a una fuerte nevada que hizo en la madrugada.

Al entrar a la vivienda, el azabache ayudò al oji-esmeralda a llegar hasta el sofà, ya que este, extrañamente se negaba a subir las escaleras e ir hasta su recàmara. Luego de esto el azabache se dispuso a ir hasta la cocina, en donde se encontrò con el bowl de cereal que el azulado iba a comer dos dìas antes, aquel apetitoso bocadillo ya estaba muy viejo para ser ingerido: el haberlo dejado a la interperie provocò que màs de un animal rastrero se metieran al bowl a darse un baño en la leche, la cual de tanto tiempo abandonada ya estaba cortada, el cereal se habìa vuelto purè junto a la ya caducada leche.

Luego de desechar aquel alimento echado a perder, el azabache se dispuso a prepararle una comida al oji-esmeralda con unas cosas que habìa comprado de camino a su casa, con mucho cariño y atenciòn el azabache realizò un caldo de pollo que a simple vista se veìa bastante apetitoso, en especial para alguien quien no ha comido bien en semanas, por lo que el azabache estaba totalmente confiado en que esa comida le facinarìa al azulado.

El estomago del erizo azulado exigìa comida de una forma brusca y desagradable luego de que este detectara el delicioso olor que emanaba de la cocina gracias al platillo que el azabache estaba preparando; sin embargo, por mucha hambre que tuviera, este era demasiado orgulloso como para aceptar alimento de parte de ese desconocido. Si algo le gustaba al azulado era estar sòlo y que nadie lo atormentara o acosara, por lo que la presencia del azabache, por muy amigable que fuera, se le hacìa bastante molesta al oji-esmeralda.

Minutos despuès de que el reloj marcara las 03:15 de la tarde, el azabache saliò de la cocina con un plato de sopa caliente, acompañado por un jugo de un color algo peculiar: rosado. Al ver al azabache acercarse con el alimento el erizo azul se tapò con una manta de piès a cabeza para luego recostarse en posiciòn fetal negandose a probar de la comida que el azabache habìa preparado con tanto esmero.

-Sè que de mì no quieres ni los buenos dìas, pero necesitas comer; No quisiste comer nada en la clìnica, y no has probado alimento desde que salimos de ella tampoco. Solo te pido que comas aunque sea medio plato de sopa, no quiero que vuelva a darte un desceso sonic...- Decìa el azabache bastante preocupado.

-En primera: ya te dije que NO quiero que me llames asì ¿ok?; en segunda: no tengo hambre y no puedes obligarme a comer de ese sancocho de gato que hiciste.- Dijo el azulado ingratamente.

-Jej, està bien sancocho de gato.- Dijo para luego colocar el plato en una mesa de centro que tenìa en frente y sentarse en el sofà junto al cobalto. -Si no quieres que te llame por tu nombre, ¿entonces còmo quieres que te llame?, ¿desmayitos?.- Preguntaba el azabache en tono burlòn.

-Ja-ja, ¿te crees muy bromista eh?.- Decia el azulado aun con las sàbanas en la cara.


--¡MUY BUENAS MI GENTE!, espero les estè gustando la historia, ya vamos por el capìtulo 4, ¡¡WOW!!... honestamente tengo listos ya como 10 capìtulos XDD pero no habìa podido subirlos hasta ahora TuT dentro de poco subirè el siguiente, espero les haya gustado el capìtulo de hoy, voten la historia, comenten què les pareciò el capi de hoy, se les quiere mucho, ¡¡HASTA LA PRÒXIMAA!! :3--



-· Sonadow "Heridas" ·-Where stories live. Discover now