Aniversario.

1.1K 95 7
                                    

Tres días. Tres malditos días desde que Miyagi volvía tarde a casa, totalmente borracho, en pésimo estado y con los ojos hinchados. Y como si fuera poco; totalmente insoportable. La frase "un humor de mil demonios" le calza como anillo al dedo. Sigo intentado encontrar el motivo de por qué se encuentra así, por más que le pregunto, no responde.
El perfume en su abrigo no le pertenece, su ropa siempre está desarreglada incluso con manchas extrañas, su cabello azabache revuelto como si de un nido se tratara. Temo lo peor.
Mis sospechas se volvieron acertadas cuando encontré un pendiente de mujer en uno de los bolsillos de su pantalón, nunca me había sentido tan decepcionado de él.
En esta ocasión apareció la oportunidad perfecta para arrinconarlo. Hacia días que evitaba cruzar más palabras de las necesarias con mi persona. No quería afrontar la realidad, pero no podía rehuirme. ¿Tenía miedo? Por supuesto, sería raro no experimentarlo en esta situación.

—Miyagi, tenemos que hablar.—No quiero desconfiar de Miyagi, de verdad no quiero hacerlo pero... ¿y las pruebas? Tal vez me estaba precipitando, esperar eso de él sería estúpido.

—¿Qué sucede? Estoy por ir a trabajar, ni siquiera sé dónde dejé la corbata.—Él se tensó. Definitivamente las palabras "tenemos que hablar" le ponen el pelo de puntas a cualquiera. Vamos Shinobu, dilo. No te acobardes ahora.

—Seré directo. ¿Qué te ha estado sucediendo? Llegas tarde, ebrio, malhumorado e insoportablemente cortante. Apenas hablas... ¿Hice algo mal? ¿Es mi culpa?

Por más que pensé, nada se me ocurría. Ninguna acción de mí parte podría haberlo ofendido, o enojado. Apenas llevábamos poco más de tres años juntos, ¿tan rápido se había aburrido de mí?

—Estoy bien. Nada fuera de lo normal.—Parecía decirlo para si mismo, se notaba que quería auto-convencerse. Él, en definitiva, no estaba bien. Nunca lo había visto de ese modo.

"Puedes contarme cualquier cosa, confía en mí". Seguramente esas palabras no servirían para nada, nunca lo hacían.

—Miyagi...—Las palabras quedaron atoradas en mi garganta. ¿De verdad deseo decirlas en voz alta? No entiendo nada, ni a mí mismo.—Me estás siendo infiel.

Sonó realmente como una afirmación. Él quedo perplejo por unos segundos que parecían ser horas. La duda me estaba carcomiendo. Solo falta su afirmación o, para mejor, su negación.

—No sé de qué me hablas. Ahora mismo estoy ocupado, deja de hacer teorías conspirativas, nunca te engañaría.—Bajó la mirada riéndose de manera burlona. Era el colmo, incluso se atrevía a burlárseme en el rostro.

—Entonces si tiro este estúpido arete no dirás nada, ¿cierto? Supongo que es un simple accesorio que encontraste por ahí.—El pendiente colgaba de mi mano cuidando que no cayera pero que tampoco quedara seguro. Se veía frágil, tendría muchos años, incluso cerca de una década. Si éste caía, se rompería.

—Devuélveme eso.—No quiero dárselo, no hasta que admitiera su error o me dé alguna explicación lógica.

Su rostro denoto una inmensa tristeza, pero también irritación.

—Deja de ser tan infantil. Ya no tienes dieciocho años, debes dejar de ser tan poco razonable. Ese pendiente no es mío, debo devolverlo.—Ah, ¿tener el corazón roto siempre fue tan doloroso? Así que a esto se referían con lo de "el amor duele".

Le arrojé el pendiente. Él se tiro al suelo con tal de recogerlo antes de que tocara las baldosas y se partiera en diminutos trozos de vidrio. Si hubiera caído, de verdad habría sido una lastima el romper un accesorio tan bonito, con forma de una lágrima grisácea.
Ni siquiera tome una abrigo, quería salir de ahí. Quería escapar de todo en este momento. Apenas el pestillo de la puerta cedió salí corriendo con tan solo unas finas ropas que el viento traspasaba como si nada.
Ahora faltaba encontrar un sitio donde nadie lo buscara, si es que lo hacían.

Junjou Romántica (Historias cortas)Where stories live. Discover now