Capítulo 6

219 20 8
                                    


Me siento extraña al ver la noticia que nos terminan de transmitir por la televisión y no sentir pena por ello

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Me siento extraña al ver la noticia que nos terminan de transmitir por la televisión y no sentir pena por ello. Creo que lo que nos ha pasado con ese gilipolla ha anulado mis emociones. Sé que todos no son igual, pero no puedo evitar pensar que se lo merecen. ¿Soy cruel?

—Isis. —Mi hermano zarandea un poco mi brazo hasta que vuelvo en sí—. Huele a quemado.

—¡Joder!

De un salto me levanto hacia la cocina. ¿Tanto tiempo he estado ausente para que se me queme toda la comida?

Mi hermano se acerca a ver el estropicio que he hecho y se pone a mi lado, sentándose en el banco.

—¿Qué te pasa?

—Ha sido un mal día.

—¿De esos que te esconderías en la cama y no te levantarías hasta la semana que viene?

—Sí.

Ese gusanillo amargo reaparece queriendo liberar cada una de las lágrimas que he querido esconder durante todo el día. Me siento impotente. Todo ha sido un fracaso y necesito tiempo para asimilarlo. Me jode que haya gente tan sumamente imbécil que se dedique a amargar la vida de los demás.

Sin pedirlo, mi hermano me da uno de esos abrazos que tanto me gustan y que me llenan de fuerza y energía positiva para afrontar todo lo que nos queda por luchar.

—Siempre voy a estar ahí para ti.

Besa mi frente y me lleva al sofá, donde me acurruco entre sus brazos hasta conseguir relajarme por completo. Cuando me doy cuenta, le veo dormido. Con cuidado, me levanto y vuelvo a la cocina; todavía me da tiempo para hacer otra rápida comida.

Escucho la puerta y para cuando salgo veo como la puerta de la habitación de Emma se cierra. ¿Dónde habrá estado?

Dejo el fuego al mínimo y toco antes de entrar. Está de espaldas a mí, abriendo su mochila del gimnasio y sacando toda la ropa de dentro. De ella, también saca unos papeles. Veo como eleva los hombros antes de girarse y, cuando lo hace, sonríe intentando aparentar que no le pasa nada, pero, a mí, no puede engañarme.

—Emma...

—Mira, he ido a informarme sobre la idea que me diste. Aquí están todas las universidades, lo que ofrecen, su precio, cuál tiene más prestigio, cuán nos favorecería... todo.

Me entrega los papeles y posa sus manos en mis hombros.

—Vamos a darle su merecido y, aunque esto vaya a costarnos medio riñón. —Se queda pensativa y sonríe graciosa—. Bueno, dos riñones, vamos a salir hacia delante y conseguiremos nuestro objetivo. Nada ni nadie va a impedirnos alcanzarlo, ¿está claro?

Asiento y le doy un abrazo. Su discurso no iba dirigido solamente a mí, sino para convencerse de que podemos conseguirlo. Tan fuerte por fuera y tan frágil por dentro. Si algo nos conecta es nuestra dura vida pasada. Nadie se merece lo que hemos tenido que sufrir...

Salimos y me ayuda a sacar los platos. No demasiado dulce despierta a Mark que todavía sigue dormido en el sofá. Éste la mira con el ceño fruncido y ella le sonríe, sabiendo que tiene mal despertar.

Mientras comemos Emma me hace el resumen de todo la información que ha conseguido y mi hermano nos aconseja. Él está estudiando en una de ellas y se la puede costear gracias al trabajo que tiene por las tardes en la cafetería y el fin de semana en el pub y las becas, que le son de gran ayuda. Quizá, nosotras, podemos hacer lo mismo.

Después de comer, Mark se vuelve acostar en el sofá y Emma y yo sacamos números. Es difícil elegir porque queremos tener un futuro asegurado nada más salir de la universidad. Debatimos durante horas cuál nos es más favorecedoras, incluso buscamos porcentajes de los alumnos que han conseguido trabajo al finalizar sus estudios. Lo bueno es que solo son tres años y, durante ese tiempo, podemos buscar información e investigar sobre los trapos sucios del policía y desenmascararle cuando llegue la hora. Además, soy la reina de los cotilleos y me chifla. No llego a ser la vecina cotilla que se esconde detrás de las ventanas, como dice Jace, pero si me gusta el salseo. ¿Y a quién no?

Sacamos todos los papeles que nos hacen falta y lo dejamos listo para entregar mañana. No hay vuelta atrás, ninguna de las dos puede echarse atrás. No solo por el echo de nuestra pequeña venganza, sino por el pastizal que vamos a invertir. Debemos ser uña y carne, como hasta ahora, aguantando ventiscas como campeonas porque no debemos dejar que nadie nos fulmine y, a veces, hay que tomarse la justicia por nuestra cuenta porque a leguas podríamos deducir que nadie nos escucharía si hubiesemos reclamado. Estoy harta de ser la rechazada, así que esta vez, no me voy apartar sin hacer nada.

—¿Estás bien? —pregunta Emma, sacándome de mi mundo reflexivo.

—Sí, divagaba por mi mundo, ya sabes.

—Tranquila, si te desvías del camino te doy un toque.

—¿Cómo en Facebook?

—No, el mío lo vas a notar.

—Agresiva.

—Gracias, yo también te quiero.

—¿Cómo crees que nos irá?

—Isis, por favor —dice siendo obvio—, hemos sido de matrículas en bachillerato, ¿crees que no vamos a ser capaces de aprobar con excelente?

—Tienes razón, vamos a por ello.

—Juntas.

—Siempre.

A la mañana siguiente, vamos a la universidad a entregar todos los papeles. Al tenerlo todo fotocopiado y tal cual lo exigían ha sido entrar y salir. Nos han informado de que las clases comenzarán pronto y que nos mandarán un correo electronico avisandonos de la hora exacta, junto a un plano de dónde serán nuestras clases.

Lo celebramos yéndonos de comida a uno de nuestros restaurantes favoritos: Verona Restaurante. Hacen unas pastas y unas pizzas exquisitas y es que de vez en cuando, hay que aprovechar para disfrutar de la buena comida italiana y, nosotras, somos muy fans. Este restaurante está en el centro de Bury, bastante alejado de donde vivimos, pero nos da igual. Siempre que hemos de celebrar algo o es una ocasión especial venimos aquí, es como un ritual, igual que cuando estamos de bajón nos da por ir al Mcdonalds o al KFC... La comida basura termina curandonos las penas, como el helado de chocolate a las protagonistas de las películas. Cada cual, tiene su costumbre.

—Por nuestra nueva aventura —dice Emma, levantando su copa.

—Por nosotras.


¿Qué os está pareciendo la historia? Esperamos que la estéis disfrutando, nosotras nos enganchamos más y más con cada capítulo que escribimos. Y se vienen muchas más cosas, ahí lo dejamos.

Gracias a esas personas que le están dando una oportunidad. 

¡Muchos besos corazones!


Peligrosa Atracción #Parte1Where stories live. Discover now