Nuestra madre desde siempre se lo temía, pero no pudo evitar que sus dos hijos salieran como su padre, despiadados.
•Primera temporada, la segunda ya está publicada en mi perfil.
•Obra completamente mía. prohibido la copia y/o plagio.
•No es segund...
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Narrador omnisciente.
El comienzo de todo, el comienzo de esto remota desde el momento en que Damon se volvió la persona más despiadada. Aquí es cuando vamos al tema de la descendencia, si tú te tomas malas decisiones y aún más si actúas mal, las consciencias seguirán en tu generación, en la descendencia que dejes. Por ello es importante cuidar tu descendencia.
Los mellizos Walterson crecieron en un hogar donde no faltaba nada, su madre era muy dedicad a ellos y su padre pasaba el mayor tiempo dedicándoselo a sus hijos, pero en lo más profundo de aquellos niños fue creciendo un deseo ardiente por el camino malo, por la ambición de obtener más y más dinero, poder, pero sobretodo respeto a través del miedo. Ambos desde Los trece años empezaron a asistir a escondida de sus padres a un club de boxeo, ahí conocieron al que sería su maestro en la mafia.
Damon por más que quiso ocultarle su pasado a sus hijos no pudo, pues este hombre lo conocía perfectamente y no dudó en contárselo a los mellizos, quienes empezaron a tomar cierto rencor con su padre, pero a la vez orgullo queriendo seguir sus pasos. Por más que Alaia y Damon les exigieron salirse de ese camino, ambos chicos huyeron de Australia donde habían comenzado una nueva vida, de vuelta a Estados Unidos, donde empezaron su imperio y ahora son los mafiosos más poderosos del mundo.
Han pasado dos meses, en los cuales las "relaciones" de los mellizos con aquellas chicas se ha vuelto un caos, un caos debido a las vivencias que han tenido, debido a los sentimientos confusos que empiezan a florecer en todos.
— ¿Quieres nutella?— Le pregunta Abby al tatuado.
— Pero si me la das en la boca.— Sonríe esté aprisionándola más.
La rubia suelta una pequeña risa y se aleja del mellizo en busca de la nutella. Mientras, revisa su teléfono leyendo el mensaje que recién le había llegado para luego volver a bloquear la pantalla.
— Listo, mi amor.— Sonríe llegando con el tarro.
El mellizo la vuelve a atraer a sus brazos mientras ella lo destapa y esparce un poco por sus labios para luego unirlos a los de él.
— Joder, como me encantas, nena.— Gruñe él apretando su trasero y juntándola más a su cuerpo.
— Y tú a mi.— Pasa sus brazos por su cuello siguiéndole el beso.
El beso ya pasaría a segundo plano, pero el sonido del teléfono los interrumpe causando que se separen.
— Debo irme, nena.— Vuelve a guardar su teléfono y besa sus labios.— Nos vemos luego.— La aleja suavemente incorporándose.
— Te voy a extrañar, novio mío.— Sonríe deteniendo su mano y haciéndolo volver para besarlo.
— Yo a ti, novia mía.— La besa por última vez y sale.
