¿Quién soy? Salud mental

103 5 3
                                    


Me llamo Mariana, Mariana Monroy, la verdad nunca me ha gustado mi nombre, me parece poco interesante y mis papás lo escogieron a último minuto, por 7 meses pensaron que iba a ser Juan Felipe. Nací un aburrido domingo, el 27 de marzo de 1999, me gustaría hablar sobre mi niñez, ya saben, como los demás niños, disfrutaba de escarbar entre la tierra y sacar insectos para asustar a mis compañeros. Inesperadamente fui campeona de ajedrez, genial, ¿no? Quizá mi único logro de cuando era niña, pues, logro, como lo llamarían los demás, a mi corta edad pensaba que mi verdadero logro era poder comunicarme con los animales, pensar firmemente que existía la magia y otro montón de cosas que para muchos pueden ser absurdas. Se podría decir que tuve una infancia feliz, supongo, quizá siempre diferente a los otros niños a los ojos de mis padres y maestros. Recuerdo como mi madre se empeñaba todos los días a las 5 de la mañana en hacerme complejos peinados, conformados por trenzas y moños, sólo para que yo regresara en la tarde a casa, con ramas metidas entre mis cabellos. Creo que con eso se pueden hacer una pequeña idea de la niña que era, tremendamente despreocupada, y aventurera.

Una de las pequeñas cosas que me marcaron sucedió aproximadamente a mis 9 años, quizá, en ese momento me di cuenta de que tal vez no era tan normal como pensaba, ¿acaso los demás niños no tienen amigos imaginarios? Le pregunté al psicólogo que me entrevistaba. "Sí", respondió, "pero tú los ves de manera diferente". Al parecer no era normal que los viera de forma física conmigo todo el tiempo. De todas formas, por muchos años ignoré ese comentario, y seguí con mi vida. A medida que crecía, me di cuenta de que tal vez, tal vez, era diferente, pero ya saben, todos a los 13 años creemos que somos diferentes del mundo banal y básico que tenemos al frente, cuando nos parecemos más de lo que pensamos a las personas que nos rodean, como cualquier preadolescente con tendencias "únicas y diferentes" me empezaron a llamar la atención las cosas... ¿alternativas? Ya saben, las cosas oscuras, literatura de vampiros, películas de terror, el clásico gusto por Marilyn Manson. Y con todo eso, la más común cuestión de todas "¿Y si no existe un Dios?" Vengo de una familia principalmente católica cristiana, vale la pena decir que respeto infinitamente la creencia de cada persona, y por eso deseo que de la misma forma se respete la mía, yo, a esa edad dejé de creer en la existencia de un Dios, prefiero no ahondar en ese tema, nos llevaría a un ensayo bastante extenso y que no tiene nada que ver conmigo, que es de lo que este se debe tratar.

Ese año teníamos que hacer una presentación ante todos los padres de familia y jueces de universidades hablando de quienes queríamos ser en un futuro, qué queríamos estudiar, que era, y por qué. Abogados, médicos, psicólogos, y, por último, una artista, recuerdo la pregunta que me hicieron ¿qué es el arte? Si me permiten decirlo, una pregunta que hasta el día de hoy me parece ridícula, mi respuesta: "No sé realmente lo que es el arte. Supongo que para mí todavía es un concepto muy complejo, pero algo que tengo claro es que el arte lleva belleza, y podré ser muy joven para decirlo, pero creo que este mundo la necesita, quiero traer belleza a este mundo" Respuesta, que, hasta el día de hoy, no he cambiado en mi mente. Recuerdo el momento en el que al finalizar la respuesta todos se pararon a aplaudirla.

Y, por cierto, también me llevé una dulce "expulsión" del colegio en el que estaba, al parecer, llevar el cabello en tono azul iba totalmente en contra de todo principio moral de la institución en la que me encontraba. ¡Ridículo!

Desde esa edad empecé a probar pequeñas dosis de lo que después sería mi peor veneno, la ansiedad, la depresión, mis padres pensaban lo típico de cuando recién empiezan a existir esas pequeñas señales que muchos pasan por alto: aislamiento, una supuesta llamada timidez, entre otras cosas. Tarde o temprano como todo, se empezó a intensificar. "Me gustaría que su hija tuviera acompañamiento psicológico. Al parecer tiene un episodio de depresión" dijo, el mismo psicólogo que afirmó años antes que mi querido conejo gigante en la esquina de la habitación no era real. ¿Depresión? No me sentía triste, ni siquiera sabía lo que esa palabra significaba, de todas formas, mi madre me llevó con una psicóloga, después de una corta conversación y unas preguntas concretas llegó a la conclusión de que estaba pasando por un "cuadro depresivo severo". Entonces, fue cuando me golpeó y conocí al nuevo compañero que me acompañaría hasta el día de hoy.

No quiero hacer de esto un triste ensayo de "pobrecita Mariana". Creo que saben cómo funciona este tema, todo me llevó al punto de necesitar estar medicada con tan solo 14 años. La cura terminó siendo peor que la enfermedad, definitivamente, las supuestas pastillas de la felicidad sólo me hicieron sentir peor, por lo que me valí de mí misma para controlar mi mente, y dejé los químicos.

Maravillosos 4 años en los que el conejo y mi demonio desaparecieron, todo se había vuelto una experiencia distante, la mejor de mi clase, las mejores notas, el mejor ICFES de mi colegio, un novio maravilloso, amigas maravillosas, tiempos maravillosos. Estaba viviendo una vida digna de envidia, me sentía extremadamente feliz, extremadamente viva.

Desde pequeña tuve una fijación por el arte, pero no me lo tomé en serio hasta que con 17 años decidí entrar a la Academia de artes Fábula para comenzar con mi sueño de ser artista. Disfruté los dos semestres que estuve allí, rodeada de las cosas que me gustaban más, plasmar esa misma magia en la que creía desde niña, ese es mi tipo de arte.

Lamentablemente mi salud mental no mejoró, y ya no sólo se trataba de una depresión común, mi conejo dejó de ser el único que me hacía pequeñas visitas, y me vi rodeada de alucinaciones que romperían mi mente, me llevarían a ataques de pánico y ansiedad frecuentes, me llevaron a la autolesión e incluso momentos en los que quise acabar con mi propia existencia. Tuve que dejar mis estudios en la academia para ser internada en una institución mental, donde cabe decir que conocí personas maravillosas, estuve bajo dosis realmente altas de medicamentos que lamentablemente me han hecho perder varios recuerdos de mi vida, por lo que he puesto un esfuerzo enorme en escribir todo lo que recordaba, en este momento intento hacer mi condición algo que me aporte y no algo que me detenga, es algo que hace parte de mí, es lo que me hace única y es lo que hará que cada uno de mis trabajos sean únicos, siendo el arte el medio para mostrarle al mundo, lo que yo veo.

Me recuerda a un pequeño fragmento de Alicia en el país de las maravillas.

-"Creo que estoy loca"

-"Las mejores personas lo están". 

Ensayo "¿Quién soy?"Where stories live. Discover now