he

53 8 21
                                    

—JaeJoong-ie, ¡tu rostro está manchado con el helado!

Aquella voz otra vez hacía acto de presencia en la habitación, interrumpiendo por encima de la conversación que el nombrado estaba teniendo con el más pequeño de los presentes.

El pelinegro estiró su brazo por encima de la diminuta mesa, para alcanzar una cajita de pañuelos en el lado opuesto a donde estaban sentandos, pero, en un parpadear de ojos, ésta había desaparecido y su mano tocaba la misma nada.

Parpadeó otro par de veces antes de elevar su mirada a la gran figura parada junto a él.

JaeJoong observó desde su asiento en el suelo como YunHo sacaba un pañuelo tras otro, regalándole una sonrisa. Hubiera creído que aquella sonrisa era agradable y simpática de no ser porque llevaba toda la semana viéndole sonreír de aquella forma. Con aquellos enormes ojos como huevos fritos viéndole directamente.

Lo que había comenzado como pequeños y lindos detalles por parte del menor, se había convertido en algo un tanto incómodo para el azabache.

YunHo, como líder del grupo, siempre intentaba estar al pendiente de los demás, pero todos los miembros del equipo eran lo suficientemente independientes como para hacer sus tareas cotidianas, como levantar una botella para beber de ella, soplarse un moco o limpiarse el rostro manchado de helado.

Sobre todo si hablábamos de JaeJoong, quien resultaba ser el único capaz de subsistir totalmente por su cuenta.

Hacía un par de semanas que el líder había comenzado a estar al pendiente de todo lo que el mayor hiciese. Desde recordarle atar bien los cordones de su zapato, hasta golpetear la puerta del baño unas cinco veces mientras se duchaba por más tiempo de lo normal, para comprobar que no hubiera caído y perdido la conciencia.

Inicialmente aquellos detalles repentinos le resultaron agradables, ¡vamos! ¿A quién no le gustaba recibir un poco de atención y preocupación de vez en cuando?

Pero a partir de la tercera semana, y el instante en que YunHo había comenzado a prestar atención a las más mínimas tonterías, JaeJoong comenzó a cuestionarse si en algún momento él le había dado señales de ser incompetente respecto a su cuidado personal básico.

El azabache era quien siempre cocinaba y cuidaba del resto, y los demás, incluído el segundo mayor, le seguían como si fuera una mamá pato y ellos sus pequeños patitos.

Tal vez, y sólo tal vez, ChangMin tenía el segundo puesto de independencia y capacidad de supervivencia. Pero los demás dependían de él casi hasta para recordarles cómo respirar.

¡¿Entonces, por qué demonios YunHo pensaría que era tan idiota como para no poder tomar un pañuelo y limpiarse los mocos?!

En medio su debate mental, no había sido capaz de darse cuenta lo que sucedía a su alrededor. Pero para cuando volvió a la realidad, se dio cuenta que observaba embobado hacia el techo, con sus labios entre abiertos y el dueño de la crisis emocional que comenzaba a experimentar, le pasaba torpemente los pañuelos por el rostro.

—YunHo Hyung, creo que ha comenzado a babear, límpiale la barbilla.

Las risitas divertidas de ChangMin le trajeron por completo a la realidad, y con un movimiento brusco, le arrebató los pañuelos a YunHo y se terminó de limpiar por su cuenta el, ahora malhumorado, rostro.

—Tu cerebro se desconectó por completo durante unos veinte segundos, JaeJoong Hyung. Pareces bobo, todo babeando mirando a Hyung como si fuera miembro de Cha-Kra, y con esa cara atontada.

El rostro del mayor en la sala era un poema a tinta roja.

—Mi cerebro no se desconectó, de hecho, estaba concentrado pensando —admitió con seriedad, intentando ocultar lo avergonzado que se sentía por lo que su menor le decía.

Du hast das Ende der veröffentlichten Teile erreicht.

⏰ Letzte Aktualisierung: Feb 03, 2021 ⏰

Füge diese Geschichte zu deiner Bibliothek hinzu, um über neue Kapitel informiert zu werden!

海 | 𝐇𝐄 𝐋𝐈𝐊𝐄𝐒 𝐌𝐄Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt