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Hace 3 años aproximadamente...

— ¿A qué hora volverás?

— Después del almuerzo, es lo más seguro. 

Geno miraba desde la orilla de la cama cómo su novio se preparaba para trabajar, no era muy temprano, ese día Blard no había tenido un turno nocturno por lo que estaba más saludable y dispuesto a empezar su jornada laboral, pero como había despertado hace poco tras largas horas de sueño que hasta el menor se sorprendió, seguía atontado. 

— Espera, antes que te vayas. —Detuvo el menor, el aludido le miró confundido, pero el de bufanda solo le tomó el brazo para acercarlo, y así empezar a arreglar su suéter— Estás todo descuidado, ¿qué pensará la gente si te ve así?

— Pensará que acabo de despertar. —Rió— Algo que es verdad.

— Dejaré que piensen eso de ti. —Respondió sin dudar, palmeando el hombro ajeno con orgullo al ver cuánto había cambiado de apariencia ahora que estaba más ordenado.

— Awn... Eso es atento de tu parte. —Dijo por último él, cambiando su expresión divertida, por la "encantadora y galana" que tanto le quitaba suspiros a Geno— Gracias.

Geno iba a despedirse, animado por ver por última vez aquella expresión antes de dejar de ver a su pareja por el resto de la mañana y tarde, sin embargo, su rostro quedó totalmente rojo al sentir los labios ajenos sobre los suyos, siendo besado de forma imprevista y rápida. 

No alcanzó a parpadear para que el mayor se fuera, dejándolo estupefacto.

¿Acababa de ser besado por Blard? No, debió ser su imaginación, de todos modos, también acababa de despertarse hace poco.

Con ese pensamiento, prosiguió su día con normalidad.

No fue hasta la tarde cuando Blard regresó que el pensamiento fugaz volvió a su mente, y una vibración especial en sus labios a la par de una sensación aguda en su interior, como fuego.

Blard parecía también normal, si estuviera consciente de lo que hizo, lo hubiera hablado minutos después de haber llegado, pero ahora los dos estaban en el interior de la tienda, cada uno con lo suyo, y Geno no soportó más la duda, soltando casi en una exclamación:

— ¿¡Me besaste!?

El mayor quien tomaba té casi se atraganta, mirándole con notoria sorpresa y confusión.

— ¿Te besé?

— ¡Sí, me besaste!

Blard parpadeó, tomó un sorbo de té mientras a cada segundo sus mejillas se ponían coloradas, pero no era comparación al rostro del menor, bastante sonrojado por cada segundo que pasaba.

— No es una broma, ¿Verdad? —Geno negó, sintiendo que iba a explotar— Oh, por... Asgore.

Ninguno de los dos habló, pero ambos estaban gritando internamente.

Había sido el primer beso, y vaya forma. 

Tiempo | BlenoWhere stories live. Discover now