T R E S

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Mis trece años

A mis trece años adivinen que me llego, no, un Iphone no, ni mi primer beso tampoco. Me llego mi primera menstruación, la regla, Andres o lo que sea lo describiría en una sola palabra y es HORRIBLE, cólicos por todos lados y lo peor es que me llego en el colegio.

Fui al baño porque me sentía húmeda ahí abajo, esperaba que no fuera pipí, salí casi corriendo del salón. Llegue al baño y entre a un cubículo.

Respire hondo, espero no haber manchado la silla ¡que vergüenza! tengo que llamar a mi mamá, subí lo que tenia que subir y fui a enfermería.

—Disculpe— dije al entrar, estaba nerviosa y jugaba con mis manos- buenos... buenos días, me llego mi primera menstruación, no estaba lista ¿puedo llamar a mi mamá?— ella sólo sonrió y asintió.

Paseme el numero de su mamá- me dijo amablemente. Le dicte el número y ella se puso el celular al oído- Hola, buenas, llamo por su hija Alessandra, resulta que le llego la menstruación y no estaba lista ¿puede venir por ella?— se escucha un no sé que y colgó— bueno, Alessandra, dice que ya vendrá puedes esperar aquí si quieres.

Espere un largo, largo, repito, laaargo tiempo con mi vagina sangrando, hasta que le avisaron que ya vinieron por mí. Caminando hasta la entrada toda incomoda llego a ver a mi papá ¿en serio?

Hola— dije suspirando y el rió burlón.

Toma— Me paso una pequeña mochila, que deducí era ropa de cambio y una toalla.

Fui al baño a cambiarme, preferiría que me viniera a buscar cualquier otra persona menos mi papá, se burlara todo el camino y aunque es corto igual ¡se burlara!, salí del baño y ahí estaba esperándome hablando con la inspectora.

Hasta luego— le sonreí y ella a mí.

Al salir del colegio y lo seguí hasta el auto, me senté de copiloto y el encendió el motor.

¿Cómo te sientes?— suspiré agradecida de que no soltara un comentario burlón.

Hasta el momento bien, no sé porque dicen que duele— después de un rato llegamos a la casa y me levante, revise el asiento para ver que no estaba manchado y no lo estaba. Camine hasta la entrada y de pronto sentí un dolor insoportable en el estomago.

En ese momento no sabia que dolía el útero, pero da igual.

¿Estas bien?— lo mire con un puchero y negué— ve a tu pieza, le diré a tu madre que te haga un té.

Y así fue mi primera visita de Andres.

Hablando de Andres me hizo recordar a mi primer beso, en realidad ni siquiera sé porque me acorde de mi primer beso si ni siquiera el niño al que bese se llamaba así, pero fue bastante vergonzoso.

***


Inexperta en la AdolescenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora