Primera parte

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¡Hola! espero disfruten esta pequeña historia centrada en el viaje de la familia Haddock-Hofferson hacia el Mundo Oculto. Al principio iba a ser un One Shot, pero quedó más extenso de lo que me había planteado inicialmente, así que, se dividirá en dos partes. 

Como aclaración, esta trama podría decirse que es la continuación a otra historia que tengo disponible en mi perfil "El arte de amar", por si alguno deseaba leer una clase de epílogo, aquí está UwU.

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Han pasado 10 años desde que los dragones dejaron el Nuevo Berk y, en un principio, resultó difícil para los Berkianos acoplarse a sus antiguas vidas, pero conforme pasaron los días, todo fue mucho más sencillo. Evidentemente el cariño por los dragones les hacía echarlos en falta en muchas ocasiones, eso no iba a cambiar jamás, pero todos habían logrado comprender que no estaban a salvo en el mismo mundo, al menos no por ahora. Sin embargo, fue diferente para Hipo Haddock. Él tardó un poco más en acostumbrarse a una vida sin Chimuelo, pero sin duda estaba muy contento de la vida familiar que tenía en el presente.

Desde su partida, había comenzado a esforzarse más con respecto a mejorar su papel como jefe. Pues no iba a negar que, siendo más joven, no tomaba todas sus responsabilidades como debió haberlo hecho, ya que, la mayor parte del tiempo lo invirtió en rescatar dragones; no obstante, había aprendido la lección. Aunque, siendo sincero consigo mismo, no hubiera logrado pasar por todos esos cambios sin el apoyo y compañía de su lady; Astrid.

Le debía todo a ella. Pues, claro que había pensado alguna vez que Berk moriría a su cargo, ya que su padre había hecho un excelente trabajo como jefe, y supuso que por eso tenía miedo; miedo de no llegar a ser lo suficientemente bueno como él para tomar el liderazgo de todo un pueblo. Pero, la rubia jamás dejó de creer en él, siempre se aseguró de repetirle todas las hazañas que hizo por los suyos, y desde que dejaron su antigua isla, decirle cada mañana que era el jefe que Nuevo Berk necesitaba para volver a empezar, dejándole en claro que Estoico estaría orgulloso de él.

Con los años, entendió de que hablaba, pero Hipo también le hizo saber que no hubiera hecho mucho sin su ayuda; Astrid siempre fue un pilar tanto para la aldea, como para él; quizá por eso cuando le pidió matrimonio formalmente, le mencionó que no podría seguir gobernando solo, la necesitaba a ella para continuar. Por eso y más cosas, le estaría eternamente agradecido, ya que desde que su vida marital había iniciado; fue como un nuevo comienzo al ser capaz de ayudarle todavía más a ver hasta donde podía llegar cuando se trataba de cumplir lo que se proponía o de afrontar nuevos desafíos.

- ¡Hey, Babe!, ¿No puedes dormir? -preguntó Astrid a espaldas de su esposo, quién apenas al escucharla, sonrió como tonto enamorado.

-Buenas noches Mi lady, adivinaste; resulta que estar varios días en un bote me está haciendo perder la cabeza- le respondió girándose para poder admirarla de frente, pese a estar sentado en un banco.

-Aguanta un poquito más. Recuerda que fue tu idea el venir esta semana a visitar a los dragones. Se supone que fue porqué estábamos más libres ahora que las fiestas de Snoggletog habían terminado- dijo de manera risueña recargándose en la orilla del barco.

-Lo sé, pero a veces todavía olvido lo mucho que odio navegar sin un tiempo específico- soltó en un suspiro- tan solo recuerda los viajes para las juntas de jefes.

-Dígame, ¿qué es lo que se supone voy a hacer con usted señor Haddock? -preguntó divertida.

-No lo sé señora Haddock, usted decidió casarse conmigo y, sobre todo, realizar este viaje así sin más. Además, sabe mejor que nadie que, mis decisiones son un tanto impulsivas o dramáticas, por lo que se espera que no estén muy bien planeadas- atinó a decir en el mismo tono.

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