La curiosidad mató al gato.

3.2K 405 224
                                    

Ging despertó con un no muy bonito dolor de espalda, pues tuvo que dormir en el suelo, y Gon le cayó encima dos veces. ¡Diablos, ni siquiera él era tan inquieto al dormir!

Lo gracioso es que ese mocoso seguía durmiendo como un bebé, que sueño más pesado, Dios.

Mientras tanto, Killua despertó ya hace rato por mero aburrimiento, frío e incomodidad. Entró de nuevo a la casa, bostezando, y pensando primeramente en comer. 

Deliberadamente sacó toda la comida del refrigerador, entre ella, la pizza del día anterior y varios postres. 

Y mientras comía, fue atrapado por un malhumorado Ging, que se indignó al ver como ese niño se comía todo lo suyo.

—¿Gon no te pateó mientras dormía? 

—Me cayó encima 2 veces —Killua se echó a reír. ¡Qué divertido!—. ¿Quién te crees para tomar MI comida sin permiso?

—volvió a su estado de indignación, mirando molesto al gatuno albino.

—Tu yerno.

Frunció el ceño abruptamente, enfureciéndose al instante y comenzando a caminar bruscamente hacia, su yerno.


[——]


—Ononono, si Ging se entera va a matarme... —Un avergonzado y recién despertado Gon se encontraba sentado en la cama de Ging, notando, que las sábanas estaban humedecidas por su culpa, o más bien, culpa de sus sueños— ¿Por qué tiene que pasarme esto justo en casa ajenaaaaa? —lloriqueó como niño pequeño, todo sonrojado y abochornado cubriéndose la cara.

Pero no podía sólo llorar ahí, debía hacer algo rápido antes de que Ging volviera. Pero, entonces abrió grandes sus ojos.

Oh, no...

¿Habrá hecho sonidos o movimientos raros mientras Ging aún estaba ahí?

Un terrible sonrojo le llegó al cuello.

—Oh... Dios, no, por favor, no... ¡Qué vergüenza! —rápidamente se encorvó y hundió su cabeza en sus manos casi contra la cama, más rojo que nunca y saliéndole humo de la cabeza.

NONONO, YA BASTA.

Tenía que impedir a toda costa que Ging, o incluso que Killua se dieran cuenta de sus cochinadas. ¡Ging seguro los mataría a los dos! ¡Y Killua se le lanzaría cual bestia en celo! ¡Y aún no estaba listo para ser profanado!

Debía actuar rápido y lavar esas sábanas cuanto antes.

Oh... ¡Pero su ropa! ¡Mierda, su ropa!

No trajeron ropa de cambio, simplemente Gon arrastró a Killua hasta la casa de Ging sin pensar en nada más, estaba muy emocionado y olvidó el equipaje.

Se maldijo a sí mismo. ¡Qué tonto!

...

Miró hacia el clóset de Ging.

[——]

—¡Devuélvelo!

Y Killua, sólo abrió la boca mostrando la comida masticada. Ging estaba que le arrancaba las encías.

Iban dando vueltas por toda la sala, uno sobre el otro y dándose de manotazos. Nadie pensaría que son cazadores profesionales o sicarios. De hecho, pensarían que son niños peleándose por un dulce.

—¡Esa comida es mía, desgraciado!

—¡Oohh!, la comida puede ser tuya, pero, ¿sabes que sí es mío? —Ging lo miró desconfiado y con desconcierto. Pero no pudo evitar la curiosidad.

—¿Qué?

Killua se acercó a su oído y susurró:

—Tu~ hi~jo~

Y la curiosidad mató al gato.

Y el gato, no es precisamente Ging.

Ahora, un para nada arrepentido Killua se encontraba cabeza abajo atado a uno de los árboles fuera de la casa de Ging, con un hermoso y brillante chipote en la cabeza.



Suegro vs YernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora