19.Como supe lo que sentías por mi

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Michael

Santa mierda.

Santa mierda.

Saaaaanta miiiieeeerdaaaa

Mi mente está en blanco.

¿Qué rayos acaba de pasar?

Soy consciente que luzco como un total idiota en estos momentos: abriendo y cerrando mi boca, sin procesar lo que acaba de suceder. Es como si alguien metiera mi cerebro en una licuadora y lo volviera papilla.

¿De verdad pasó lo que acaba de pasar o solo estoy soñando? ¿De verdad fue Valentina la que entró por esa puerta, luciendo como una diosa del Olimpo y arrasando con mi boca de la manera en que lo hizo?

Mi cuerpo actúa por inercia mientras lentamente me levanto de mi asiento y con el mismo movimiento vuelvo a sentarme solo para ponerme de pie de nuevo, tratando de seguirla, como si ella fuera un imán y yo el metal, o como si alguien amarrara un hilo invisible alrededor de mi cintura que me tiene atado a ella.

Justo cuando pienso abandonar el café en el que me encuentro, una mano se envuelve alrededor de mi brazo y me detiene.

—¡Michael! —escucho mi nombre ser gritado, pero mi cerebro sigue nublado, tratando de reajustar cada pieza a su lugar original—. ¿A dónde vas?

Intento ignorar la voz, pero es difícil cuando su mano sigue sujetándome.

—Me tengo que ir —murmuro luego de unos instantes, parpadeando para salir de la espesa niebla en la que ahora se encuentra mi cerebro.

¿Qué acaba de pasar? ¿Valentina solo solo entró y me besó como si fuera de su propiedad?

¡Cielos! Me siento usado, pero de una buena manera. ¿Soy de su propiedad ahora? ¿Qué?

—¿Por qué vino ella? —la voz pregunta de nuevo—. No sabía que se habían vuelto tan cercanos. ¿Sigue siendo tu novia o algo así?

—Algo así —respondo.

—La verdad es que, el día que me la presentaste en el cumpleaños de tu madre, pensé que la habías conseguido solo para darme celos. ¿Michael, me estás escuchando? ¡Michael, mírame!

Finalmente soy capaz de reconocer que es Fernanda la que me habla y aún me sostiene del brazo; mi cuerpo quiere ir directo a la salida para ir detrás de Valentina, como si una necesidad urgente pulsara a través de mi cuerpo, pero me obligo a detenerme por un momento.

—Me voy —es todo lo que puedo decir—. Lo siento, fue un gusto verte, luego hablamos.

Mis ojos tratan de seguir lo que queda de la sombra de Valentina al otro lado de la calle, aunque es algo difícil porque ya se ha perdido de mi vista.

—¡Michael! —grita Fer—. No te puedes ir así.

Por primera vez, desde que Valentina llegó y me dejó sin habla, me fijo en los ojos de Fernanda. Ella parece, de alguna forma, decepcionada.

Es su mirada de dolor la que me mantiene presente por unos pocos minutos más.

—Lo siento, tienes razón. No estaba pensando claramente —digo, haciendo una mueca—. No me puedo ir así.

Fernanda sonríe, asintiendo con la cabeza.

Entonces procedo a sacar la billetera de mi pantalón, dejando algunos billetes sobre la mesa para pagar por la cuenta.

—Ahora sí —comento—, ya puedo retirarme.

Me dirijo nuevamente hacia la salida, para alcanzar a Valentina, pero la mano de Fer vuelve a detenerme.

Prometo Fingir Que me Gustas (VOL I)-Michaentina [Adaptada]Where stories live. Discover now