Capítulo 14

6.8K 430 5
                                    


Yassir.

Los días pasaban lentos para mi gusto, Michelle me pedía que la llevara a ver a su niñera, pero al rato se le olvidaba cuando Nasra o el mismo Said la llevaban a dar un paseo, quería ir y ver cómo seguía, pero algo dentro de mi decía que no era correcto ir solo, así que le pedí a Said que me acompañara, llevaba una semana sin saber de ella, solo sabía lo que el mismo Said me comentaba. Era entonces cuando mi ansiedad disminuía y quedaba más tranquilo, por las noches podía rememorar aquellas caricias, sus labios rosados hinchados deseosos pidiéndome más, me volvía loco su jovial sonrisa, su mirada ingenua y su fuerte carácter... ¡Joder! No podía sacarla de mi cabeza.

La cabeza la tenía partida en dos de tanto pensar, ¿Podría al menos sentirla por una vez? Fantaseaba como un depravado tocando su suave piel amarillenta, oliendo su rizado cabello, tocando de nuevo su voluptuoso trasero... Sin previo aviso mi entrepierna fue creciendo hasta crearme de nuevo una novena necesidad en lo que llevaba de estos días, es cierto que había podido llevar una vida de celibato que ahogaba en trabajos extenuantes, pero eso sucedía mientras ella no estaba, mientras Amaranta no se paseaba desnuda por mi cabeza, sentía que lo de ambos era una bomba de tiempo a punto de estallar, sabía que sin siquiera darse cuenta su mirada hambrienta de deseo me carcomía, no podía sacar de mi cabeza esos jadeos y esas ansias con la que en ese beso nos entregamos y demostramos la magnífica atracción que sentimos.

¡Oh, Katherine! No sé ni qué estoy pensando. Otra vez la culpabilidad llegó a mí, como siempre que pensaba de esa forma en Amaranta, pero tenia necesidades, esas necesidades me pedían a gritos a Amaranta en mi cama. Sentía que esta vez no podía ahogar mis ganas en trabajo, esta necesidad que me había creado Amaranta ni siquiera me había dejado hacer eso, sentía que solamente ella podría ayudarme.

Hacia pocos minutos estaba tan concentrado revisando el documento que me habían enviado por e-mail cuándo había escuchado a Said hablar con ella por celular y este le hablaba de Michelle, ya no sentía ese amargo sabor de boca cuando les escuchaba hablar, ahora sabía lo que sucedía, el mismo Said me confesó que se sentía gravemente afectado por una pelirroja voluptuosa amiga de ella, confirmándome así, lo que ya sabía.

Toc, toc

¿Quién rayos sería?

—Adelante— dije sin mirar quien era tratando de poner atención al documento que tenía en mis manos.

—Hola hermano...— saludó Nasra algo inquieta.

—Hola—la miré y volví a prestar atención a mis papeles.

Se sentó frente a mí y me observó mientras yo trataba de leer, pero estar bajo su constante escrutinio me hizo suspirar y cerrar el portátil de mala gana.

—Dime, ¿qué pasa?— la miré entrecerrando los ojos. Sonrió nerviosa.

—Yo... Mira, necesito decirte que— rascó su cuello— yo no tenía planeado nada...

—Nasra, me estás desesperando, suéltalo..¡ya!—dobló los ojos hacia arriba.

—Invité a una amiga a quedarse aquí porque no tenía en dónde hacerlo, le surgieron unos problemas... Y...—dijo rápidamente.

—Está bien— Tanto misterio para esa bobada, abrió los otros sorprendida y dió un saltito.

—¡Gracias!—chilló y corrió a abrazarme, le sonreí— le diré a Sira que puede quedarse— la sonrisa se me borró de la cara cuando escuché ese nombre.

—Espera, ¿has dicho Sira?— la tomé del brazo cuando pretendía huir.

—S-Si... ¿No te había dicho que era ella?— preguntó nerviosa.

A Través De Su Sonrisa Where stories live. Discover now