Capitulo único parte 4

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El pelinegro los miro con cierto brillo de audacia en los ojos–¿No soy el bastardo más afortunado de la tierra?-inquirió a ambos, pero fue en Aome en quien centro su vista.

Ella pasó saliva y palideció ante el interrogante.

–Por supuesto–siseo el Taisho, quien tomo la mano de Aome– Y yo también lo soy, por eso subiré a hacerle el amor a esta hermosa mujer–anuncio con una ligera sonrisa en los labios.

Kikyo los miro con la boca abierta e Inuyasha por su parte parecía desencajado y quizás también molesto.

Sesshōmaru los despidió con un asentamiento de cabeza, para seguidamente guiar a la azabache lejos de ese par.

Subieron las escaleras, la mirada de algunos curiosos se posó en ellos, sobre todo la de aquellos que tuvieron la dicha de oír la conversación.

La primera puerta que Sesshōmaru abrió fue la de un enorme baño, la siguiente era, al parecer, una recamara de invitados, el de ojos dorados dedujo que debido al gran tamaño de la casa, seguramente existirían tres habitaciones más como estas y todas, seguramente, debían seguir con la misma paleta de colores, blanco, negro, un poco de dorado y también purpura, adoptadas a un estilo moderno.

–Sígueme–esta vez fue ella, quien tomo su mano–Estaremos más tranquilos en mi cuarto–aseguro.

El asintió aunque ella no fue capaz de verlo, Aome fue la primera en entrar y en hablar–¿Por qué... dijiste eso?

No respondió de inmediato, se quedó momentáneamente estático mirando detenidamente la decoración del lugar.

Todo era verde... bueno casi todo, digamos que la mitad, el lado de la cama la pared era tan blanca que te dejaría ciego, pero al frente pasaba a ser verde y gracias a dios no era un tono chillón.

Por un ventanal enormes se filtraba toda la luz del exterior, los rayos eran apenas cubierto por la cortina de finas capaz de seda blanca y en frente estaba la cama del tipo matrimonio Queen Size, conocidas por ser reconfortables, amplias y lujosas, la cabecera estaba tapizada por cuero sintético de color blanco y una plataforma media de madera mantenía sobre sí mismo el colchón, encima de este estaban varias almohadas que variaban entre el color blanco y el negro, sin embargo, la colcha era de un llamativo verde.

Al igual que el ignorable cuadro de flores que estaba integrado a la pared, detrás de la cabecera de la cama, se trataban de unos tulipanes amarillos, aunque los tintes podían tomarse también por un verde pálido.

Una pequeña mesilla de noche se veía al costado izquierdo, con un reloj digital sobre este, en las paredes también se podían apreciar algunos cuadros de fotografías familiares.

Una segunda puerta, la cual dedujo que sería el baño.

Y a unos pasos de la cama están los armarios completamente integrados con las paredes para no ser vista, sin embargo, había un pequeño espacio, algo caótico y peculiar, lo que dedujo que sería el rincón favorito de Aome, con un sillón con cojines de esos que de sus plataformas eran cajones, unas pantuflas de un tono rosa estaban colocadas a un lado, sobre una felpuda alfombra; al final, contra la ultimas pared, estaban una serie de estanterías y armarios con diferentes objetos, que pasaban de ser productos de maquillaje a libretas de diversos colores, bocetos de extraños dibujos chinos, cadenas cintas para el cabello.

Un improvisado escritorio pequeño pero acogedor, con la laptop encima y una silla, sentarse ahí le daría una grata vista a la pequeña ventana que estaba enfrente.

Había dicho que de este lado la pared era verde, y por lo tanto, la mayoría de los muebles y objetos variaban en diferentes tonos blancos y negros.

El Prostituto #SesshomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora