Capítulo 26

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Debo decir que me encanta ver a Dante dormir. Es todo un deleite verlo tan relajado, con su pecho descubierto, sus labios medio abiertos y su respiración relajada. Estoy absolutamente perdida por este hombre y no puedo hacer nada. Al menos tengo la suerte de que sea solo mio.

-Cierra la boca, que te van a entrar moscas- dice con voz ronca mientras se da vuelta para mirarme.

-Ahora resulta que no puedo ver a mi marido dormir- digo haciendo un puchero y dándole la espalda.

-Claro que puedes- dice abrazándome por detrás- Me gusta que estés loca por mi- no puedo evitar soltar una carcajada, me impresiona su confianza en sí mismo.

Pero la verdad es que si, ni siquiera me malgastaré en contadecirlo. Me acurruco más a él para sentir su calor.

-¿A dónde fuiste anoche?- se pone tenso con mi pregunta, y a pesar de que ya se cual será la respuesta, quiero que me lo diga él.

-Lo sabes- es todo lo que dice.

-Claro que lo sé- digo ahora de mal humor- hiciste justamente lo que te dije que no hicieras. ¡Me dejaste aquí sola, mientras ibas a meterte a la guarida de ese asqueroso hombre!- me levanto de la cama y lo miro con furia.

-Cálmate, que no le hace bien al bebé que te alteres de esa manera- se levanta el también de la cama.

-Y una mierda que me calme, Dante. ¿Porqué diablos fuiste donde ese maldito hombre?

-Solo fui a preguntarle si sabía algo de Brad. Por supuesto me dijo que no, cosa que no le creo del todo, es su hijo, podría esta encubriendolo.

-¡Pero por supuesto que está encubriendo a esa rata! Y tu vas como si nada a meterte a la boca del lobo. ¿Qué hubiera pasado si te hubieran hecho algo? ¡Me quedaría sola, viuda y no tenemos ni un mes de casados!- siento la lágrimas correr por mis mejillas, no sabía que estaba llorando, malditas hormonas de la mierda, no quiero llorar, solo quiero estampar un martillo en su cabeza por ser tan necio.

-Aby- dice acercándose despacio, parece asustado y no lo culpo, ni yo me soporto últimamente- Por favor, no iba a pasarme nada, cálmate. No volverá a pasar- me abraza y entonces exploto, las lágrimas se derraman si poder evitarlo- Cálmate por favor, odio que llores por mi culpa. Nuestro pobre hijo debe de estar nervioso- dice acariciando mi ya notable vientre.

Poco a poco dejo de llorar pero no lo suelto, siento pánico de solo pensar que podría pasarle algo, no podría concebir la vida sin el, ya no.

-¿Cuándo podremos saber que será?

-Podría probar suerte con el ginecólogo hoy. Tal vez tenga algún espacio libre.

-De acuerdo- dice con una sonrisa enorme y un brillo especial en sus ojos color miel- Me bañaré, llámala. Intenta comunicarte con Indra también para saber de Sebastián.

-Como usted mande, señor esposo.

-Y por cierto, ángel, hoy mismo iremos a conseguir la seguridad. También contrataré para que vigilen la casa y a Nana y tu padre.

-¿Iremos?- preguntó con una mueca.

-Si, iremos. No voy a dejarte sola. Estarás pegada a mi hasta que tengas seguridad. Date prisa y reúnete conmigo en el baño- me guiña un ojo y se mete en el cuarto de baño.

Después de intentar con varios doctores, obtengo cita para las tres de la tarde. Indra contesta mis mensajes y me hace saber que Sebastián está bien y que es muy probable que le den el alta en dos días. Ya ha pasado al menos media hora y Dante no sale. Me tardé demasiado. Entro al cuarto de baño lo mas silenciosa que puedo y lo veo con la cabeza baja, debajo del chorro de agua. Me desvisto y me adentro en la ducha, sigue sin notarme y desde aquí veo sus músculos tensos. Acaricio su espalda pero no se da vuelta, simplemente siento como se relaja y suspira. Sé qué le preocupa, más no insisto en hablar. Nos mantenemos en silencio mientras lavo su cuerpo sin importarme si ya lo ha hecho o no. El me ayuda a lavar mi cabello y cuando salimos, me ayuda a secarlo también.

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⏰ Última actualización: Sep 12, 2019 ⏰

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