Todo estará bien.

4 0 0
                                    

"Somos muñecos de papel adictos al fuego"

-Anónimo.

(Cupido)

--¡Eleonor!- grite con fuerza.

Sangre comenzaba a fluir de la herida en su pecho.

--Liam, no me quiero morir-- dijo ella mientras comenzaba a llorar

Haber escuchado eso rompió mi corazón.

--¡¿Liam, dónde estás?!-- escuche la voz de John a lo lejos.

--¡John, ayudame!-- grite desesperado.

Él apareció en mi campo de visión, vino hasta mí corriendo y se inco a mi lado.

--¿Qué pasó?-- pregunto.

--Norman le lanzó una daga y le dio en el corazón, no puedo permitir que muera.

--Déjame ver.

John se acercó y examinó la herida.

--Hay que sacarla de aquí rápido, te explicare en la mansión lo que pasa.

--Pero morirá si la muevo-- dije con cierta cautela, ella seguía sangrando.

--No morirá, al menos no aún; tenemos que sacarla de aquí, ¡ahora!

--Esta bien, confiare en ti.

Levante a Eleonor con mis dos brazos y la acomode con una princesa, se quejo un poco.

--Tengo frío Liam.

--No te preocupes, todo estará bien; no permitiré que nada te pase.

Salimos de la fortaleza subterránea y subimos a la camioneta de John; lo único bueno de esta misión es que todos los refuerzos estaban en el baile y no hubo mucho problema. John condujo con mucho cuidado hasta que llegamos a su mansión, baje a Eleonor con mucho cuidado, me sorprendía que aún siguiera viva.

--Liam, has que pare este dolor-- dijo con cierta desesperación; me partía el alma verla así.

--John, espero que sepas que pasa aquí.

--Claro amigo, no te preocupes-- dijo apresurado-- No morirá, necesito decirte algo, en verdad no te preocupes.

Pasamos a la mansión, yo deposite a Eleonor en la cama de su cuarto; platicaría en otro lugar con John, para ser más preciso, en el comedor  y como en una vez anterior, me sirvió una copa.

John me dijo que dejara a Eleonor, que nada le pasaría, así que platicamos con algo de calma.

--Ese no es una daga común, lo que hizo Norman fue algo muy elaborado; le ha incrustado una maldición, no morirá ahora , su alma se irá pudriendo poco a poco hasta que solo sea un cuerpo vacío.

Eso hizo helar mi sangre, ya sabía cómo se ocupaban esas dagas, la cosa es que no sabía cómo quitar la maldición.

--¿Cómo lo detenemos?-- dije ansioso.

--Por ahora, el collar de Cala detendrá la maldición, sin embargo, él único que podría quitarlo es Norman, pero lo mataste.

--¿No hay otra solución?

--Claro que la hay, pero no te agradara.

No sabía a qué venía ese comentario.

--¿Cuál es?, créeme cuando te digo que haré cualquier cosa con tal de salvarla.

--Héctor-- dijo en un tono sencillo, como si ese nombre no significara nada-- Él es el único que puede quitársela.

Fruncí el ceño, podía esperar algo de cualquier persona menos de él.

Muerte a CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora