NADA

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"No pasa nada" dije en mi vida tantas veces que perdí la cuenta.


Es que ni los dedos de una docena de personas pueden ayudarme a contar. Me faltan, me siguen faltando más veces.


"No pasa nada" dije cuando algo me dolió. Cuando me pegaron un pelotazo en la plaza o cuando, a los 8 años, mi vecino me dijo que ya no tenía ganas de jugar conmigo.


"No pasa nada" dije cuando me consolaron en primaria, porque una amiga no me había invitado a su cumpleaños.


"No pasa nada" dije cuando ilusionada contaba algo de mi vida y la otra persona usaba el celular.


"No pasa nada" dije cuando me rompieron el corazón por primera vez.


"No pasa nada" dije cuando no aprendí y me lo volvieron a romper.


Porque me doy la cabeza contra la pared veinte veces, y no aprendo. Y vuelvo a confiar, y me vuelve a pasar. Y necesito otra docena de personas más.


Y así pasa mi vida: aguantando cosas que no debo, y que, a veces, ni siquiera puedo. 

Quedándome en lugares donde la cabeza y el corazón no quieren estar, pero estoy igual, porque creo que algo puede cambiar.


Decir no pasa nada cuando pasa todo, decir no pasa nada cuando pasa que sentís el alma insostenible y si hacés silencio podés escuchar cómo se cae y te saluda desde el piso diciendo que piensa quedarse varios días ahí. O meses.


Y el tiempo sigue; la vida no se detiene por nadie. Y vos tenés el alma encadenada al suelo. Ves a personas que intentan levantarla, pero se cansan y se van. Vienen personas que intentan levantarla, y persisten, y se quedan intentando una y otra vez. Y pasan personas que en un segundo pueden ponerte dos candados más.


Y se hace cada vez más difícil poner el alma en su lugar. 


Hace poco me comentaron de una llave maestra que puede abrir cualquier tipo de candado que me ate a las cosas que no me gustan. Ya había escuchado hablar de ella pero nunca la pensé necesaria; ¿qué es necesario cuando siento que puedo seguir?


Ahora que no puedo, ando desesperada buscándola. Dedico mi últimas fuerzas para encontrarla. A veces me canso y la pido prestada, pero cada uno tiene la suya. 


Es la misma llave para todos, pero la de otro no me sirve.


Está escondida dentro de mí. A las personas que me lastimaron les di el permiso de esconderla bien, tanto que desconozco el paradero.


Algunos fueron fuertes y, cuando la encontraron, se encargaron de que nadie más la vuelva a tocar. 


Espero que vos la hayas encontrado, y sino, espero que la encuentres pronto.


Yo todavía sigo.


El nombre de la llave es fácil:


Se llama amor propio.

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⏰ Last updated: Jul 04, 2019 ⏰

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