Día 2

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Aclaración: sucede en el universo canon ;u;

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Shouto detestaba enfermarse. Cuando lo hacía, sentía que no quería volver a contraer una gripe por el resto de su vida —podían decirle exagerado, pero era una de las dos cosas que menos le gustaban. Lo otro era su padre—.

Porque la sensación de quedarse envuelto en la ropa del futón, completamente inútil e incapacitado incluso para pensar racionalmente, no solo lo dejaba en un estado de vulnerabilidad inmensamente molesto, sino que también le hacía sentir extrañamente solo.

Incluso si era Fuyumi quien lo cuidaba cuando la gripe lo dejaba en cama, su hermana tenía sus propias cosas que hacer —como ir a la escuela cuando era más joven; e ir a trabajar ahora que se había convertido en adulta—, y no pasó mucho hasta que comenzó a incomodarle el hecho de ser atendido por una persona que ya estaba ocupada cargando con sus propias responsabilidades.

Si su madre lo había cuidado o no cuando era pequeño, Shouto no lo recordaba muy bien. En su memoria solo había pequeños atisbos de una mujer de cabello blanco que le acariciaba la frente afiebrada, pero fácilmente podía estar confundiendo su figura con la de su hermana —y, de todas formas, no era como si hubiese estado del todo consciente durante sus episodios de gripe. Dudaba mucho que sus recuerdos febriles estuviesen apegados a la realidad—.

No deseaba ser una molestia. Quería ser fuerte y valerse por sí mismo; ser un héroe del que los demás dependieran y derrotar a cualquier virus que intentase debilitarlo.

Pero no podría lograrlo si caía a la cama cada vez que le atacaba la gripe. ¿En qué clase de héroe se convertiría si tenía la salud de un pollito?

Fue precisamente esa vulnerabilidad lo que le llevó a aislarse cuando pescaba un resfrío. Su maldito padre le recordaba que era un debilucho cada vez que contraía la gripe, y el estado de completa inutilidad en el que quedaba solo sirvió para acentuar su renuencia a dejar ver ese lado de él.

Cuando estaba enfermo, solo eran Todoroki y su propia debilidad. Sin nadie que irrumpiera en su espacio, aguantándola en silencio para no invisibilizar su firmeza.

Pero ahora era diferente. Incluso cuando estaba temblando bajo las colchas del futón, ardiendo en fiebre y sin estar muy consciente de las cosas que sucedían a su alrededor, Shouto no se sentía aislado en la burbuja que creó para esconder su fragilidad. Sí, sus condiciones actuales lo tenían tan mal que ni siquiera sabía qué día era, pero no sentía la habitual frialdad que le embargaba cada vez que pasaba un resfrío en soledad —todo lo contrario. Se sentía confortado, como si el calor que había perdido en su infancia hubiese aparecido de repente, listo para jamás desaparecer de su vida otra vez—.

Se aferró a esa calidez con tanta fuerza que, en un iluso pensamiento, Shouto comenzó a creer que era la medicina que necesitaba para mejorar. Y tal vez había funcionado, porque el calor febril que lo había azotado un rato atrás no tardó en ser reemplazado por unas amables caricias de una mano desconocida sobre su frente.

TodoDeku week 2019 (BNHA)Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα