Capítulo 14: Lo juro, tal vez se confunden de Elizabeth.

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El anfiteatro estaba adornado como si se tratara de una fiesta de fin de año de secundaria; un completo asco plateado

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El anfiteatro estaba adornado como si se tratara de una fiesta de fin de año de secundaria; un completo asco plateado. Lo que la hizo reír y acordarse de sus antiguos compañeros. La puerta de entrada estaba rodeada por globos plateados, del techo y columnas colgaban notas musicales del mismo color y las mesas tenían típicos arreglos florales igualmente plateados. Ni qué hablar el escenario, ¿qué no conocían de otro color? Cada mínima cosita de la fiesta era plateada. Lizzy pensó que si Pilar estuviera acá con ella, reiría a todo pulmón con ver esta temática. ¿Y si se tratara de sus ex compañeros de universidad? Dios, se desmayarían al ver que el color no iba con el atuendo de ellos. Se reprendió a sí misma al darse cuenta que perdía tiempo al pensar en esas personas, total, ya se encontraba demasiado lejos y demasiada feliz de no tener que lidiar más con sus miradas frías, porque desde el instante en el que entró al anfiteatro, muchos ojos la vieron de manera curiosa y la mayoría hasta amigable, tal escenario era difícil de creer.

―¡Aquí estás! Por favor, deja de admirar el vómito plateado, sabemos que es un horror ―escuchó la voz de Kent y agradeció de ver un rostro familiar―. En cualquier momento iba a enviar a Bruna para que te buscara ―dijo, mientras la arrastraba hacia otra muchacha que sonreía.

―No te preocupes que estoy sana y salva ―dijo Elizabet―. Por cierto, ¿quién es Bruna?

―Exacto, quiero presentarte a Bruna, mi hermosa novia ―expuso Coronel al dejarla frente a una chica realmente hermosa. Lizzy siempre quiso tener el cabello extremadamente rizado y eso es lo primero que admiró de la muchacha―. Bruna, ella es Elizabeth y viene de Argentina.

―Elizabeth, es un placer por fin conocerte, Dar nos habló tanto de ti que siento como si ya te conociera ―alegó Bruna mientras le dio un pequeño abrazo a la señorita Ángelo.

―Muchas gracias, también es un gusto, pero ¿quién es Dar? ―cuestionó Lizzy.

―Señoritas, debo dejarlas ya que el deber me llama. Me la cuidas bien, ¿eh? ―Coronel le dijo a su novia antes de darle un rápido beso e irse.

―¿Cómo que no sabes quién es Dar? Es el primo de Kent ―Bruna frunció su ceño―. ¡Dios, pensamos que el jamás iba a volver a ver a otra chica!

―Lo juro, tal vez se confunden de Elizabeth ―Ella rió.

―No, Darcy nos dijo que se trataba de ti ―respondió Bruna aún más confundida.

Y si de estar confundida se trata, Elizabeth no sabía cómo reaccionar exactamente. En realidad, no sabía si había escuchado bien. Sí, convengamos que está en el país del mismísimo William Darcy, pero ¿cómo es posible que él sepa que ella esté aquí? O peor aún, ¿cómo es posible que le haya hablado a los demás sobre ella? Pero todavía peor, ¿por qué comenzó a ponerse tan nervios? A tal punto, que un "discúlpame, ya vengo" dirigido a Bruna, casi corrió hacia la barra del bar.

―Hola, un jugo de naranja helado, tan helado que congele mis pensamientos, por favor ―Le dijo a la chica que le enarcó una ceja por su extraño pedido.

Lo que sé de tu orgulloWhere stories live. Discover now