Cuatro.

78 18 10
                                    

Hacía tiempo que Min Ho no se arrojaba con Yukhei en el sofá solo a hablar. La última vez, había sido cuando su hijo tenía trece años y tuvo que decirle de dónde rayos venían los bebés aunque, su hijo, ya lo sabía. Ahora era un poco extraño estar sentado junto a él mirándolo y esperando a que el chico soltara un poco de lo que había sucedido con su madre.

—Mamá, quiere que aplique para una academia en el extranjero. No quiero irme y ella no lo entiende.— el menor explicó.

—Ah, si…me sucedió algo parecido con mi madre cuando decidí estudiar Administración de Empresa aquí y no en Estados Unidos.— recordó Min Ho.

—Ella simplemente no entiende que quiero quedarme en Corea. Aquí están mis amigos…— la cara de su hijo denotaba total frustración sobre el tema.

—Entiendo. Hablaré con ella. Tú debes ser libre de escoger qué hacer con tu vida, nosotros solo deberíamos apoyarte y procurar que, por lo menos, sea algo por tu bien.— Min Ho dijo y casi sonríe cuando vio la emoción impregnada en los ojos de su hijo.

—¿Minh…-Papá, estás bien?—inquirió el menor algo desconcertado por el aura que desprendía su padre ahora. Él esperaba totalmente que su padre apoyara a Yoo Na, no se imaginó que estaría de su lado.

—Si, supongo…Tuve algo de dolor de cabeza pero…ha sido un buen día para mi.— explicó el mayor mirando a su hijo. Yukhei pareció dudar y pensar mucho lo que estaba por decir pero como digno hijo de su padre, no era una persona que se guardara lo que tenía en mente y su padre no era la excepción, aunque sólo había algo de lo que evitaba rotundamente hablarle.

—Es por Tae Min. ¿No?—y eso era algo de lo que no le preguntaba. Min Ho lo observó algo pensativo antes de suspirar resignado.

—Si, puede que sí. Ese chico significa dos cosas para mi es cura y enfermedad. Me estresa y, a la vez, no sé…me libera.— contestó tan sereno y sincero que Yukhei le estuvo por preguntar otra vez si se encontraba bien porque la persona que le estaba hablando justo ahora parecía todo menos el padre que veía cada tanto o tal vez, simplemente nunca se habían dado el gusto de sentarse y conocerse un poco mejor.

—¿Y por qué no estás con él?—preguntó seguro.

—Es complicado. Tae Min es un alma libre y yo soy demasiado recto. Él tiene una infantilidad que me molesta y yo soy tan serio que a veces siento que me odia. Además, me rehusé a tener algo con él por mi familia y por ti, a ti no te agradaba y ya demasiado mal la ha pasado Yoo Na con lo de sexualidad y toda la carga social. Tampoco me siento listo para una relación y todo lo que eso conlleva.— expresó y se sentía bien decirlo.

—Se te termina el tiempo para ser feliz, viejo. ¿Por qué dejas ir lo único que te hace bien?— la pregunta azotó a Min Ho tanto. Sintió como si la verdad le atravesara el pecho como dagas.

—No lo merezco.— dijo con simpleza.

—¿Por qué?— por qué…miró a su hijo.

—Él bastardo de la historia soy yo. Tae Min…él sólo es una debilidad mía, un pequeño capricho.— contestó aunque comenzaba a sentirse nervioso.

—Eres un idiota.— espetó Yukhei no entiendo qué rayos con su padre.

—Espero que lo idiota no se herede, así que continúa con esa bonita mentalidad tuya.— se levantó del sofá y dio a entender que no quería hablar más sobre el tema. Yukhei suspiró frustrado pero bueno…al menos, algo comenzaba a cambiar en Min Ho. Solo había que ir despacio. Solo esperaba que cuando el cambio se dé, no sea demasiado tarde.

🕓

—Gracias por acompañarme hoy.— Tae Min le dijo a Jong In cuando se detuvieron frente a Choi Aesthetic.

Weakness [2MIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora