¥ SOSTENIENDO LOS PEDAZOS DE MÍ ¥

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Estefanía

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Estefanía.

Estefanía —dijo Adrián, acercándose rápidamente a mí. Yo lo detuve.

—Te suplico qué no des un paso más hacia mí.

—No seas injusta, yo no sabía de esto —Adrián tenía la mirada cristalizada.

—Precisamente por qué no lo sabías... Yo no voy a hacer el ancla que te lleve a la ruina.

—¿Es que tú aún no entiendes qué mi ruina sería perderte? —Su voz era suplicante.

—¡Por favor, Adrián! ¿Acaso no escuchaste a tu padre? ¿No fueron tus ojos los que leyeron esos papeles?

—Estefanía, esto aún no está perdido y yo no me voy a dar por vencido. Apenas mi abuela, mejore, voy a viajar a España —aquella noticia que me acababa de dar fue la cuchillada más profunda que recibí aquel día; el hecho de tener que separarnos me dejó desbastada. De pronto las lágrimas nublaron la imagen de Adrián. Él se acercó rápidamente al verlas y las secó con el dorso de sus manos tibias.

—No llores, no me gusta verte así. Si voy a España es porque quiero solucionar lo de los negocios y porque necesito con urgencia entrevistarme con Ricardo. Le daré la cara ya qué mi padre se niega a romper ese compromiso. Lo haré yo mismo.

—Adrián, tengo miedo, yo no te quiero perder, por favor no me lastimes —dije en sollozos.

—Eso nunca sucederá, así tenga que ir al mismísimo infierno para tenerte a mi lado. ¡Lo haré! —aseguró.

 Lo abracé, necesitaba hacerlo, pero sentí qué él se volvió vulnerable en mis brazos—. No soy lo suficientemente fuerte para alejarme de ti. Me cuesta hacerlo, pero es necesario para poder estar juntos en un futuro cercano.—Susurró en mi cabello, después elevó mi rostro y lo frotó contra el suyo, absorbiendo el olor de mi piel. Nada hice para evitarlo. —Por favor prométeme qué confiarás en mí.

—Lo haré y te esperaré todo el tiempo que sea necesario.

—Si tan solo vieras dentro de mi alma, tu fortaleza sería impenetrable... Estefanía, jamás podría huir de ti, porque cuando me miras a los ojos cómo lo estás haciendo en este momento, me despojas de mi armadura y mi alma se rinde a tus pies —seguidamente me tomó por el cuello y se aferró a mi boca en un beso que inició suave, pero rápidamente se fue tornando exigente. Al principio no sabía qué hacer. Nunca había sentido algo así; cálidos y suaves, sus labios abarcaron los míos con toda sinceridad; uno de sus brazos me rodeó la cintura atrayéndome más cerca, mientras el otro se enredaba en mi pelo. Nunca olvidaré la sensación de que me besara de aquella manera con sus manos llenas de preocupación, pero sin dejar de quererme. Traté de seguirle el ritmo, él al sentir que le respondía con la misma intensidad, profundizó su manifestación. Yo estaba nerviosa y era tímida, pero Adrián era tan encantador que me hizo sentir cómoda en su presencia. Era guapo y seguro de sí mismo, con una sonrisa que iluminaba su rostro cada vez que me hablaba.

Resurreccion: El Origen de Malena TERMINADO  ✔ 1era parte (SAGA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora