La guerra de la vida

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La vida es una lucha constante. Luchamos a diario contra el miedo, contra nuestras inseguridades, contra nuestros demonios internos, quizás contra el mundo, y contra tantas cosas que al final es increíble que, después de todas las batallas en las que hayamos participado, nosotros seamos los únicos espectadores y jueces de cada una de ellas.

Solo nosotros sabemos los motivos detrás de grandes acciones, solo nosotros sabemos el esfuerzo que tuvimos que haces para lograr llegar hasta donde estamos.

Y cuando todo acaba, sabremos que pudimos haber hecho las cosas mejor, que pudimos haber enmendado errores que cometimos en el pasado, que pudimos haber ahorrado batallas, y de igual manera que pudimos luchar contra cosas que, con la victoria, obtendríamos más libertad.

Sí, esa guerra es la liberación. La única guerra que vale la pena luchar.

Recuerdo que cuando comprendí todo esto, éste nuevo conocimiento fue el arma secreta contra todo lo que podía ser mi enemigo y lo transforme en mi aliado.

No vencí al miedo, vencí nuestras diferencias, y sí, de vez en cuando estas diferencias resurgen, pero lo convertí en un aliado.

No vencí al mundo, simplemente me desapegué de defender las ideologías que al final son tan subjetivas que no hay una razón que equivalga a la verdad absoluta, y así pude proseguir en mi batalla contra el miedo, el odio y la ira, emociones que no aportarán demasiado a mi persona, son emociones que me harán más débil al paso de los días si es que no hago nada al respecto.

Lo único que he vencido es al odio y a la ira, que claro, de vez en cuando vuelven a lanzarme piedras, pero no es algo que no pueda controlar. Vencí al odio y a la ira con ayuda del amor, pero no amor a una persona, sino amor a la vida, amor a esa misma guerra en la que luchaba y batallo a día de hoy, porque amo a la gente que ha ayudado a formar mi identidad.

Tampoco dejé que las rocas y balas que me arrojaban mis enemigos me dañaran, solo dejé que me dieran forma, y esas mismas balas y rocas las arrojé de nuevo, nunca me quedé con lo que me lanzara la ira o el odio.

Nota:

¡Hola! Aprovecho este espacio para decir que quisiera escribir una historia de autoayuda, me gustaría hacerlo ya que tengo consejos guardados, además de que hay una cuestión personal que me quiero realizar con ello.

Gracias por su atención, y por leer los poemas anteriores hasta este punto.

Perdido en el momentoWhere stories live. Discover now