「022」

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022
REGALO PERFECTO
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Un castaño comía su desayuno en grandes bocados despreocupado de su apariencia mañanera. Él tarareaba una canción, sus pies iban y venían pues no era capaz de tocar el suelo. No estaba muy seguro si era porque el banquillo de la barra de la cocina era muy alto o porque su estatura era muy baja. En cualquier de los casos no le importaba. Su objetivo por ahora sería terminar ese riquísimo desayuno que Carmen había preparado.

—Parece que te ha gustado, ¿no es así? —el mayor soltó una carcajada por la imagen tan linda que daba Tom.

—¡Claro que sí! —chilló felizmente—. Carmen, eres la mejor, esto es alucinante —Tom alagó a la mujer quien secaba un planto con un trapo. Ella le guiñó un ojo y continúo con su deber.

—Espero que disfruten de mis comidas el día de hoy porque mañana inician mis vacaciones.

—¿Vacaciones? —repitió Ryan. Él sabía que Carmen se otorgaba vacaciones y sueldo más alto ella misma, pero siempre le avisaba con tiempo. Y no es como si ella le pidiera permiso, simplemente le avisaba.

—Sí, mis vacaciones por mi cumpleaños, el cual es mañana —ella se quitó el delantal—. Si me disculpan debo irme a ponerme más bella, tengo una cita con un hombre que conocí en esa aplicación que usa el Sr. Reynolds.

Carmen salió de la cocina tarareando la misma canción que momentos antes también tarareaba Tom. Los dos hombres que quedaban en la cocina estaban sorprendidos, aunque por distintas razones al parecer.

—¿Su cumpleaños es mañana? —se levantó y lavó su plato de una manera muy rápida ante la atenta mirada de Tom. Se aseguró de que todo lo que uso estuviera completamente limpio. Incluso cuando vio que Tom había terminado también se dedicó a limpiar las cosas de él. Cuando quedó satisfecho tomó de la mano al castaño para ir hacia las habitaciones del segundo piso. Debía ir cuanto antes a comprar un regalo para Carmen.

—¿Qué aplicación de citas?

—Esa aplicación tiene demasiado tiempo que no la uso —contestó apurado, en cuanto vio el baño más cercano hizo que ambos entraran. Le dio un cepillo de dientes nuevo, pues era común encontrar artículos de higiene personal nuevos en cada uno de los baños de la casa para los invitados. Tom si tenía uno propio en la habitación en donde se quedaba, pero Ryan tenía un poco de prisa.

—¿Por qué ya no la usas? —pregunto antes de meter el cepillo con pasta dental en su boca.

—Por ti —contestó sin siquiera darse cuenta lo que dijo— No te he preguntado pero creo que dirías que sí, así que, iremos a buscarle un regalo a Carmen, ¿verdad?

—Ah, sí, claro... —contestó nervioso. Terminó de limpiar sus dientes junto con Ryan en un silencio entre agradable— ¿Qué piensas comprarle? —conocía lo suficiente al mayor como para saber que su mente estaba ocupada en el tema de Carmen como para poder hablar más sobre ese asunto.

—¡No lo sé! —para él siempre fue difícil escoger que tipo de regalos dar a las personas. Generalmente se equivocaba en los gustos de las personas, no es que no les pusiera atención, solamente era muy estúpido.

—¿Pero cómo se pudo olvidar su cumpleaños?

—Hasta hace apenas un año lo fue también, no creí que sería su cumpleaños tan pronto.

—Ese es el punto, Ryan. El cumpleaños es cada año.

Y si, Ryan era muy estúpido o en todo caso muy ingenuo. Ambos salieron apresurados hasta el auto del mayor. Al parecer querían conseguir ese obsequio cuanto antes, pues ya iban en camino aun con sus pijamas puestas hacia el centro comercial.

『RYAN REYNOLDS EN WATTPAD』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora