Loki y Lina

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¿Necesita algo más, señorita?

-Un vaso de leche si es posible, gracias- dijo Lina al posadero mientras terminaba de desayunar su tazón de avena y su vaso de naranjas.

La mañana era tranquila y serena en Liboa, más en la posada de Henderson. Normal era, pocos quedaban consientes de la noche anterior. Nadie quería perderse los festejos del quincuagésimo aniversario de la fundación del pueblo y la resaca y la gente durmiendo por doquier era la moneda corriente del día.

Muy temprano se despertó Lina, tan temprano como se fue a dormir "los fuegos artificiales fueron hermosos, pero tenemos un camino muy largo para desperdiciar tiempo" pensaba Lina mientras le daba un gran sorbo a su vaso de leche y sin quitarle los ojos a un pequeño libro de cuero con inscripciones extrañas.

Sus ojos ámbar leían plácidamente, disfrutaba de la calma mañanera hasta que un gran estruendo irrumpió escaleras arriba. Cerró su libro y tomó su daga y siguió con atención el sonido de las pisadas rápidas y torpes que se avecinaban a bajar. Guardó el libro, extendió su mano izquierda y se preparó para lanzar un conjuro a lo que sea que amenazara la tranquila mañana. Su melena azul se elevaba por el flujo mágico, estaba lista para lo que sea, o casi cualquier cosa.

- ¿Loki? - dijo confundida al ver que bajaba, muy estrepitosamente y terminando de ponerse la ropa con mucha dificultad, a un joven de marrones cabellos, corto y alborotado, y con una espada gruesa y sin punta ajustada a la parte trasera de su cintura.

-Lina, tenemos que irnos ahora mismo, no es seguro. - y la tomó del brazo sin preguntar ni darle elección, con tanta fuerza fue arrastrada la pobre muchacha que casi no llega a agarrar su bolsa de piel, y antes de darse cuenta, muy confundida, ya estaban fuera de la posada corriendo en dirección al centro del pueblo.

- ¿Qué mierda está pasando? -preguntó Lina frenando de golpe.

-No te detengas ahora, después te explico, ahora no hay tiempo que perder, tenemos que...- una explosión, y la puerta principal de la posada volando en pedazos, los interrumpió, y al darse vuelta la vieron, una muchacha de largos cabellos violetas semidesnuda, la ira en su rostro era tan grande que se podían ver combustiones mágicas chispeando de vez en vez entre sus dientes.

-LOKI! - gritó la joven y, con un rápido movimiento de su mano, lanzó una gran centella en dirección a ambos. Con presteza, Loki, agarró a su hermana y con un gran salto esquivo el ataque que explotó al simple contacto con el suelo. Entre salto y salto logró llegar al tejado de una vivienda y, sin mirar atrás, saltó de techo en techo intentando escapar de la gran rabia que los perseguía.

- ¿Una bruja del caos? ¿Otra vez? ¿Por qué? ¿Al menos no le contaste a dónde íbamos verdad? -preguntó Lina también bastante enojada.

-Obviamente que no, bueno, no el lugar en específico, quizás le dije que íbamos a un lugar con grandes flujos de magia y que podíamos llevarla con nosotros, pero juro que nada más. Mi único error fue no ser lo suficientemente sigiloso esta mañana.

-No voy a tener esta discusión de nuevo, pero ¿una bruja del caos? ¿Por qué siempre una bruja del caos?

-No lo sé, tienen algo que me vuelve loco. Además, me ayudan a ejercitarme por las mañanas.

-Debería hechizar tus piernas y dejar que ella terminara el trabajo.

-Me extrañarías, además, siguen siendo una novata, la magia de redención te dejaría sin pelo.

-Es un riesgo que me permitiría corres. Pero luego discutimos tu castigo, a la izquierda tenemos la salida norte, con suerte el dueño del establo está despierto y podemos rentarnos un caballo.

-Muy bien, sujétate bien que va a ser un viaje movido.

"Un canalla ágil" era como lo reconocían, y verdad no les faltaba, saltaba los techos como un gato a pesar del peso extra, ningún tropezón lo detenía, ni siquiera cuando una mujer enojada lo perseguía arrojándole bombas negras a sus espaldas. Ni siquiera esta vez, solo ocho metros los separaban y el bombardeo era interminable, pero su esquive era impecable, o eso creía él hasta que una de las esferas estalló cerca de sus pies y lo hizo resbalar, se deslizo con agilidad por la inclinación del tejado de tejas y cayó sobre sus rodillas en un pequeño callejón y, reincorporándose, corrió en zigzag hasta que la bruja los perdió de vista.

Enojada, iracunda, voló lo más alto que pudo para buscarlos mejor, pero sin pista alguna siguió el camino a la puerta buscando en los rincones al joven de chaleco verde musgo cargando una muchacha de vestido azul oscuro.

Cuando por fin llegó a la puerta norte, descendió y miró para todos los lados de la muralla. Impotente decidió volver a la posada a terminar de vestirse, pero al darse la vuelta se llevó un gran susto cuando, frente suya, dos grandes patas con las más brillantes y nuevas herraduras se irguieron sobre su cabeza seguido de un gran relinchido. Tropezó hacia un costado esquivando a la bestia y cayendo en un charco de barro. Ya en el piso vio sobre su hombro a la pareja montada al caballo y se dispuso a pararse para arremeterlos.

- ¡AHORA LINA! - y ya preparada con su mano levantada y el circulo arcano cargado, terminó de recitar el hechizo y las piernas de la bruja se cubrieron rápidamente de una gruesa capa de hielo.

Dos cosas se oyeron en la puerta norte esa mañana, el grito iracundo de una joven dama y la risa de un muchacho al galope con su hermana pidiendo disculpas mientras se adentraban en las tierras de Nul, lo más al norte que pudieran llegar.

Punta RojaWhere stories live. Discover now