sobre un hombre

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él escribía. de vez en cuando igual. cuando sus temores de encontrarse ante una hoja en blanco no lo espantaban. o cuando la taza de su café tenía un sabor distinto y decidía comentar algo gracioso sobre ello. a veces escribía a mano. en otras ocasiones, prefería la máquina. era más fácil, aunque después la tinta no escapaba sus dedos. escribía por diversión, para matar el tiempo. Él se preguntaba si el tiempo realmente se podía matar de alguna forma, si las interminables rutinas tendrian, algun dia, un fin.

el no se llamaba a sí mismo un escritor. mucho menos un artista de cualquier tipo. su madre le había enseñado que era de terribles modales mostrarse al mundo como algo que no es.

a veces miraba las páginas con caracteres escritas por él y se preguntaba si era realmente él quien las había escrito. se cuestionaba el origen de esas ideas. se cuestionaba, a veces, si eran auténticas y si podía llamarlas suyas, o si tal vez las hubiese escuchado en algun comercial o película vieja.

de igual manera, nada de esto le resultaba relevante.

el, (el escritor, que dice no serlo pero sin embargo pasa sus días escribiendo), era un hombre de rutina. se conformaba con poco. levantarse a las 6.40 am. tomar un café con su madre. leer el diario. preguntarse si realmente las noticias cambiaban día a día, o si los editores sólo modificaban la tipografía. a veces no leía el diario. escapar de una realidad de noticias abrumantes resultaba reconfortante. al volver del trabajo, tomaba otra taza de café, oía a su madre rezongar, leía, y acababa por irse a dormir. (eso de quedarse hasta tarde contemplando el techo de su chica, pero cómoda habitación, no le resultaba atractivo en absoluto.)

se planteaba, en multiples ocaciones, si su vida seguiria asi por siempre. si su rutina era algo reconfortante o algo que no lo permitía seguir adelante. Sin embargo, nunca tenía el tiempo (o las ganas), de sentarse a buscar una respuesta.

En el mientras tanto, buscaba consuelo en sus escrituras. leia mémoires y biografías de personas históricas que habían vivido, posiblemente, una vida más interesante que la suya (dependiendo de cada cual y como cada uno mide que tan interesante era algo).

pensó en publicar uno de sus trabajos.

de hecho, una vez lo hizo.

luego de mucha dedicación, escribió sobre uno de los tantos temas que han habido y hay por hablar. no recuerdo cual, pero debe de haber sido uno muy cliché. (aunque uno podría preguntarse que no es cliché en el mundo moderno, pero él no tenía tiempo para eso tampoco.)

y lo hizo. publicó su trabajo.

inesperadamente, este tuvo éxito.

aunque , pensándolo dos veces, si era de esperarse. Si este mundo, esta sociedad se satisface con tan poco, con algo tan pobre.

no fue un éxito como el de Cortázar ni mucho menos parecido al de Borges. pero éxito al fin. se sintió orgulloso. (por unos minutos al menos.)

su madre leyó el texto. Es más, hizo una copia, y orgullosamente la colgó en la cocina. no pasa todos los días que tu hijo publica un texto para que la gente lea. (y por gente se refería a unas tres personas que habían entrado al blog y leído el texto.)

"cuando te vayas. cuando me dejes, algun dia, tendre esta copia para recordarme de que estás allá afuera, en el mundo real, haciendo algo realmente asombroso" decía. (como si el mundo en esas cuatro paredes era de mentira).

Sin embargo, él no creía que algún día dejase de vivir con su madre.

o que ese trabajo fuese asombroso.

de hecho, tenía obras que él hubiese llamado más asombrosas que esa. pero ninguna valía la pena. por lo menos no en su opinión. y era él quien debía publicarlas.

a los pocos meses, después de la muerte de su madre, decidió borrar el texto. lo había publicado en un sitio de internet, y en una ocasión, el 11 de septiembre, había sido la tapa de una revista muy popular del pueblo. Aunque, a decir verdad, en un pueblo tan chico, cualquier cosa era popular.

sintió que ya no lo representaba. (al texto me refiero)

esa extraña persona que había apretado esas teclas no era el. era otro.

en fin, no había tanta explicación. ese texto no lo sentía suyo, por ende no debía llevar su nombre en el.

algunas noches de insomnio lo atosigaron los próximos días. Aunque al principio estaba seguro de su decisión, se preguntaba si había sido realmente la correcta.

"tal vez lo puedo volver a subir" "al fin y al cabo, el internet está allí siempre" "mucha gente sube y baja cosas de la web, yo también podría hacerlo" pensaba, de vez en cuando.

al momento se arrepentía.

ese texto no era suyo. punto.

y es que en realidad, ese texto ya no le pertenecía a nadie, sino que tan solo a esa persona que lo había invadido una noche junto con una dosis de inspiración.

creía que el texto hablaba del tiempo. pero ya no se acordaba.

todos los años, en la fecha de la muerte de su madre, iba al cementerio a recordarla. (en realidad no sabía si realmente iba para eso, pero eso creía)

le resultaba tenebroso, e incluso algo extraño ese lugar.

él no rezaba. lo intentaba, pero siempre se quedaba en la mitad de la oración, cuando pensamientos (que a su parecer eran más interesantes), rondaban su cabeza.

seguía con su rutina, sí.

a veces le seguía molestando esa estabilidad y falta de aventura. Pero se acostumbraba.

pensaba, (a veces tal vez demasiado), que si toda una sociedad podía hacerlo (el levantarse, tomar café, (no) saludar a su madre, leer el diario (solo cuando la tipografía es lo suficientemente atrayente), y todo el resto) , entonces él también debería hacerlo. parecía lo correcto. aunque, cuando se ponía a pensar (y es que realmente pensaba demasiado), soñaba con dejar sus deberes, sus trabajos, y emprender un viaje. o tal vez solo un paseo. a veces no necesitaba ir muy lejos para escapar de sus quehaceres.

pero no tenía tiempo para escapar. Ni para sueños.

tal vez en otra vida.

Aunque él no rezaba.

después de muchas tazas de café, terminó su primer cuento corto.

no era la gran cosa, ni tuvo ningún tipo de publicación. (ni siquiera en una revista chica que pocos leían. tal vez solo él la leía).

pero era un cuento en fin.

se preguntó si si su madre estuviese allí, si le haria una copia y lo colgaría en la cocina.

él se había mudado de esa casa hace mucho tiempo, ya que poco después de su partida la habían vendido.

se preguntó a dónde había ido a parar esa copia, y se arrepintió, en algún sentido no haberla guardado. no porque fuese un gran texto ni nada por el estilo, pero porque..

en realidad no había alguna razón. solo deseaba tenerla.

en fin, no podía darse el lujo de angustiarse por cosas que no podía cambiar, y terminó por concluir que su madre definitivamente hubiese impreso una copia de su cuento corto.

al cabo de unos días entró un joven al trabajo. estatura mediana. flaco. ojos marrones.

en fin, había leído su publicación hace años, y le comento que le había gustado particularmente el final del texto.

él asintió y no dijo palabra alguna, ya que levemente recordaba de qué se trataba aquella historia. "¿era una historia? me parece que era solo un texto breve." pensó.

en fin, él no había escrito el final de su historia, y le pareció un poco maleducado o inapropiado aceptar el cumplido por algo que no había escrito él, sino su otro creativo, imaginario, que se había esfumado hace un tiempo ya. asentir parecía la respuesta correcta.

esa noche, releyó sus textos y pensó que no eran horribles. y se concedió a sí mismo, por única vez, (al menos que yo recuerde), llamarse escritor. (artista sonaba demasiado grande para él, y él le tenía miedo a las palabras grandes.)

El (no) escritorWhere stories live. Discover now