Heimfrost (Heimdall y Loki)

Vida a cuadros (Parte 2)

Heimdall está ansioso, pero más que nada preocupado. Loki está con las sanadoras a punto de dar a luz y el Guardián no puede estar con él porque tiene que proteger el Bifrost, la entrada a Asgard. Loki está gritando y amenazando a Odin con iniciarle acciones legales, muchas demandas por maltrato laboral hacia el pobre Heimdall y Odin se retuerce sobre el Trono. No quiere a Loki de enemigo, no podría contra él, tiene los mejores abogados: Nornas & Asociados.

Entonces, inclina la cabeza en actitud sumisa y permite que el Guardián asista al nacimiento de su primer hijo.

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Heimdall sostiene la mano de Loki y siente que éste la está desgarrando. Quiere suplicarle que lo suelte pero lo piensa, sería muy ingrato de su parte pedirle eso, después de todo está en esto por su culpa.

Loki se lleva la otra mano a la boca, está desesperado porque esto acabe. Y pronto, por favor. En cualquier momento, Heimdall lo teme, va a levantarse de la cama y va a arremeter contra las sanadoras que sonrien encantadas ante la escena.

Odin ha venido a conocer a su nieto y lo está cargando, pensando qué titulo de dios otorgarle pero no se decide.

Odin piensa tanto que Loki siente que va a estallar por la impaciencia. No puede ser tan Odioso, tuvo nueve meses para pensarlo y recién ahora se le ocurre hacerlo. Rueda los ojos y se encomienda a Bohr.

El Padre de Todo decide llamar a Narfi, Dios de la Paciencia que trae calma a las almas turbadas.

En cuanto Loki vuelve a abrazar a su bebé, se siente en paz.

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La vista es estupenda, Heimdall le habla a su hijo como si entendiera lo que dice. A través del ventanal, se puede ver el Puente Arco Iris y el Observatorio en todo su esplendor. Algún día, el pequeño Narfi dará sus primeros pasos allí y lo acompañará en su guardia.

No ha dormido desde que nació hace dos días y Loki está exhausto. Heimdall se vuelve hacia él, antes de caer en el sueño ha estado ojeando una revista sobre maternidad aesir y ha dejado marcada una página. Entonces Heimdall se da cuenta que Loki ha estado leyendo sobre los hombres asgardianos y su imperiosa necesidad de tener muchos hijos.

Heimdall cree que se ha desmayado de la impresión.

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Narfi duerme por primera vez a los seis días de nacido y Loki se pone a llorar porque lo extraña. Heimdall intenta consolarlo y cuando finalmente lo logra, treinta minutos después, Narfi vuelve a despertar.

Ahora Loki está llorando porque no ha descansado nada.

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Loki se pone a chillar como si no hubiera un mañana y Heimdall abandona a los embajadores de Muspelheim en plena reunión para ver qué sucede. Arroja todo a su paso y hasta se atreve a empujar a Thor. Cuando llega a su habitación, descubre a Loki perturbado porque el bebé acaba de cambiar el color de sus ojos.

Ahora son completamente dorados y Heimdall siente una mezcla de sensaciones: orgullo, felicidad...

Loki se siente abrumado pero como Heimdall no entiende por qué, se lo tiene que explicar. Nunca más tendrán privacidad. Narfi los verá incluso cuando no quiera.

Heimdall se siente ahora avergonzado.

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- Guardian, ¿todavía te parezco atractivo?

Heimdall sonríe. Ha estado esperando durante un tiempo que le formule esta pregunta. Loki está ahora cerrandose la bata porque ya ha terminado de dar de comer a su hijo y espera que él responda. Heimdall cree que está a punto de darle una super rabieta así que tiene que ser muy cuidadoso con lo que va a decir.

Sorprendentemente, Narfi acaba de dormirse y Heimdall decide terminar ahora mismo con una prolongada abstinencia de cuarenta días con sus respectivas noches. Se vuelve a Loki y le abre la bata. No solo le parece más atractivo ahora que nunca, sino que siente irrefrenables deseos de sembrar nuevamente su semilla en él.