《Palabras sueltas》

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Ambos regresaron a la realidad cuando dieron un paso fuera del ascensor, cada quien se fue a su respectivo lugar de trabajo sin decir nada, manteniéndose en silencio, actuaban como si nada hubiera pasado; los besos, las caricias, las palabras llenas de afecto y lujuria se desvanecieron en un abrir y cerrar de ojos...O al menos eso quieren creer.

- Señor Adrien -Lo llama en voz baja - El señor Agreste lo esta esperando para irse juntos a la empresa de los Bourgeois - informa.

Adrien solo asiente con la cabeza para luego hacer una señal dando a entender que se retirará, la azabache captando, sale del despacho de su jefe, para irse a su puesto donde agarra su bolsa y empieza a meter las cosas necesarias para la junta de los Bourgeois, sin esperar más el Rubio sale de la oficina con su maletín negro para luego mirar directamente a la azabache.

-Usted se queda -ordena- Necesito que realices unos trabajos, para cuando regrese esos trabajos ya deben de estar terminados -Intenta tener contacto visual, pero la azabache aparta la mirada -¿Entendido?- pregunta, recibiendo un asentimiento, sin esperar más se dirige al ascensor, para luego adentrarse y presionar el botón.

La Oji-azul muerde su labio, inevitable voltea hacia el ascensor, topando con la intensa mirada de Oji-verde, sintiendo escalofríos recorrer su espina dorsal. Ninguno tenía intención de romper aquella conexión, sin embargo las puertas metalicas se fueron cerrando hasta el punto de que ambos solo visualizaran metal.

[...]

La azabache se adentra a la oficina del señor Adrien, buscando una carpeta azul la cual contenía los documentos para su labor.

-¡Aquí están!-sonríe satisfecha, regresando a su despacho.

Marinette trata de encender su computador pero por desgracia esté solo parpadea hasta que queda en negro completamente, provocando un chillido en la azabache.

-No tendré tiempo -murmura- ¿Y si lo hago en su oficina? No, no, se enojara- chilla abrumada - Pero se enojara más si no lo termino- la peli-azul, nerviosa se adentra con rapidez a la oficina del Oji-verde, sentándose y encendido el computador - Lo terminaré antes de que vuelva - se anima, pero por desgracia su vista cae ante una fotografía- Se ve muy lindo - musita - Sus ojos son muy lindos y sus labios delgados...- sus dedos viajan a través de la pantalla - son suaves y dulces.

La azabache suelta un suspiro cuando los recuerdos llegan de golpe a su mente, esos labios, el como se sentía junto a los suyos, cómo se movían al compás, com.....

-¡Marinette!-levanta la voz, provocando que la azabache dieron un pequeño salto en su lugar - Te estoy hablando y no me haces caso ¿En que tanto piensas?- pregunta burlón el peli-rojo.

-Pe-perdón estaba distraída -habla apenada.

-Me di cuenta no hace falta decirlo -ríe, avergonzando a la azabache.

-¡Yaaahh! Mejor dime ¿por qué entraste? Sabes muy bien que no se puede entrar a la oficina del señor Adrien sin permiso.

-Eso mismo te pregunto yo a ti -sonríe por el sonrojo de la azabache - Traje un paquete, te estaba buscando pero no te encontré en tu despacho así que supuse que estabas aquí, estuve tocando la puerta pero nadie salía.

- Lo siento, no escuche - lo mira-Yo -juega con sus dedos - Entré por qué el Señor Adrien me pidió un trabajo pero mi computador se descompuso y tengo el tiempo contado.

-No tienes por que preocuparte, el tiempo te sobra, cuando van con los Bourgeois se tardar aproximadamente cinco o seis horas.

-No lo creo - sonríe.

I Love My Secretary Where stories live. Discover now