Capítulo 47

1.7K 92 74
                                    

Contra todo pronóstico, después de semanas, me encontraba sentada junto a Zoe observando todas las hojas, libretas y libros de texto esparcidos por la superficie de la mesa central del comedor.

    -No me puedo creer que después de estar toda la tarde haciendo deberes todavía te queden por acabar todos los de navidad- se quejó Zoe  sorbiendo con fuerzas del vaso medio vacío que minutos antes había estado lleno de zumo de tomate.

    -Y yo no me puedo creer que sigas repitiendo lo mismo. Sé que me queda mucho y no me ayudas recordándomelo cada cinco minutos- reclamé con frustración entrecerrando los ojos en su dirección.

    -Lo siento, pero es que acabé los míos hace horas y la verdad es que me aburro mirándote hacer deberes y maldecir en susurros.

    -Me alegro por ti, Zoe.

    -No pronuncies mi nombre con ese tono que parece que me estás insultando.

    -Es que te estoy insultando con tu nombre y con muchas otras palabras que no digo por simple respeto- sonreí con sarcasmo frente a sus entrecerrados ojos para después volver a centrarme en la traducción del texto griego que tenía delante.

    -Ahora recuerdo porque no iba contigo a la biblioteca a estudiar, eres insoportable mientras estás concentrada en algo.

    -Solía acabar estudiando con Daniel y...- me corté a media frase recordando a mi mejor amiga rubia con la que parecía que me había distanciado por completo sin razón ni motivo aparente. Podía llegar a entender que las separaciones entre amigas existían y eran inevitables, sin embargo, eso no hacía que doliera menos el hecho de ver como perdía a uno de los que había creído que eran los pilares esenciales en mi vida para poder mantenerme en pie. Dolía aún más saber que ni las mejores amigas duran para siempre, que al fin y al cabo, en algún momento todo el mundo encuentra un pretexto para distanciarse y no volver. Nada ni nadie es infinito excepto el hecho de que desde tu nacimiento hasta tu muerte la única persona con la que contarás incondicionalmente es contigo misma.

    -¿Gabbie?- terminó Zoe clavando su mirada en la mía. La preocupación y la anticipación relucían en sus ojos con dos chispas que se mantenían retenidas detrás de las dudas que callaba- ¿Qué os pasa?

    Tal vez no todo el mundo es efímero, tal vez simplemente a veces nos equivocamos a la hora de darle la confianza a quién no lo merece.

    Tal vez perdemos la luna por estar persiguiendo estrellas fugaces.

    -No lo sé, que yo sepa ninguna de las dos hizo nada para que la otra se enfadase o molestase, simplemente cada una está con sus propios problemas como para mirar más allá de estos.- expliqué con fingida indiferencia mientras me encogía de hombros para restarle importancia a lo que de verdad sentía burbujeando en mi interior: la tristeza y el desconsuelo porque no sabía exactamente lo que pasaba entre nosotras. Porque había sido todo demasiado repentino como para que tuviese un motivo real y con fundamento de enfado o molestia. De un día para otro habían cesado las llamadas, los mensajes o incluso las quedadas. De un día para otro habíamos pasado de ser mejores amigas a tratarnos como harían dos simples desconocidas.

    -No me creo nada de lo que dices básicamente por qué todo lo que has dicho será una indirecta inconsciente sobre lo que te ha hecho Gabbie a ti y no sobre lo que tú haces por ella o por cualquier otra persona que te importa. Estás metida en una banda, has visto a gente morir, has participado en contrabandos y robos y aun así has estado para mí en cada momento en el que te he necesitado. Te aseguro que eres capaz de compaginar tus problemas con los de los demás, no eres alguien egoísta o centrado únicamente en sí mismo, Alia. Aunque no puedo decir lo mismo de las personas que te rodean, porque a veces las acciones hablan y demuestran más que las propias palabras.- aseguró Zoe con convicción. Clavé mi mirada marrón sobre la suya oscura que se reflejaba completamente abierta y sincera.

El juego.Where stories live. Discover now