Capítulo 1

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Un rayo de luz entra por la ventana. Aziraphale abre los ojos. ¿Qué hora sería? No lo sabía, pero debía correr a abrir la librería. Se levanta y comienza a vestirse.

-Oh, vaya, ya estás despierto.

La voz de Crowley, calmada como de costumbre, venía de la puerta de la habitación. No le sobresaltó, pero sí le sacó de la inmersión de sus pensamientos.

-Sí, y tú también, ¿por qué no me has despertado?

-Estaba ocupado... ¡HACIENDO ESTAS TORTITAS!- gritó emocionado al tiempo que revelaba una bandeja con té, tortitas con trozos de fruta por encima y varios siropes.- Quería darte una sorpresa y llevártelo a la cama.

-Crowley... sabes que debo ir a abrir la librería.

-¿Debes? Eres un ángel, tienes todas tus necesidades básicas cubiertas, es más, ¡no tienes necesidades básicas! Y además, hoy es domingo. Y además... ¡HE HECHO ESTAS TORTITAS!

-¿No querrás decir que las has hecho aparecer con el chasquido de tus dedos?

-Aún así, sostengo que las he hecho. Las he creado, vaya por Satán.

Aziraphale se acerca y le da un beso en la mejilla.

-No sabes cuánto te lo agradezco, pero debo irme a la librería.

El ángel sale por la puerta. Confuso, como todas las mañanas durante los últimos 5 meses.

Mientras tanto, Crowley permanece en su piso. Podría hacer desaparecer ese desayuno para dos con otro chasquido tan sencillo como el primero, pero prefiere no hacerlo. Se sienta sobre su cama y empieza a engullir las tortitas mientras mira a la nada. Por una parte, entiende a Aziraphale. Han luchado muchísimo por conservar todo lo que forma parte de su vida en la Tierra, y sabe que él disfruta trabajando en su librería. Por otra parte, un pequeño pensamiento no deja de aparecer en la mente de Crowley, uno que él quiere enterrar, pero siempre vuelve a aparecer: él tenía la esperanza de salvar algo más tras el casi Armagedón.

En la librería suena el teléfono.

-¿Sí? ¡Oh, señor Shadwell! ¿Cómo está? Oh, ¿en serio? C-claro, sí, por supuesto. Sí, sí, ya sé que nos ayudó mucho con su dedo exorcizante y que le debo una. ¿Sobre qué hora llegarán? Entiendo, de acuerdo. Pero ha de saber que yo no conduzc-

La señal del teléfono se corta. Aziraphale debe cerrar la tienda antes hoy. Podría hacerlo en este mismo instante. De todas formas, no hay nadie. Con un largo suspiro, echa la llave y se dirige a su casa. Una vez allí, le cuesta varios milagros poder adecentarla un poco y cambiar su sofá por un sofá cama de matrimonio para el señor Shadwell y Madamme Tracy. Acto seguido, coge el teléfono y marca.

-¿Sí?

-¡Hola! Soy yo, ehm, necesito un favor.

-Ah...

-¿Estás bien?

-Sí, bueno, no, soy un demonio, no debería estar bien, pero sí.

-.....

-¿Qué necesitas?

-El señor Shadwell y Madamme Tracy vienen unos días a Londres y me han pedido quedarse en mi casa, pero han insistido en que vaya a recogerles en coche.

-Entiendo...

-Entonces... ¿podrás?

-Con una condición

-¿Cuál?

-Que vengas conmigo. No pienso soportar a ese par yo solo en el coche desde la estación de autobuses.

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⏰ Last updated: Jul 18, 2019 ⏰

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