ITACHI X HINATA [FINALIZADA] (En Cambio no)

¿Lo Sientes?

Aquella noche había dormido tan intranquila, pensando en las palabras de Sasuke... ¿Acaso debería dejarlo ir? Si... Quizá era lo mejor, recordar su pasado en comun era traer de vuelta aquel pasado tormentoso que no lo dejaba libre. Ahora tenia un feliz pasado como hijo de dos mercaderes y pintor. ¿Sería tan egoista de arrancarle aquello? Y un factor más que estaba ignorando ¿Podría dejar plantado a Naruto?

Fuese como fuese ella ya había adquirido un compromiso con el rubio, si bien es cierto ella estaba segura de que el pelinegro había muerto, quizá debió haber esperado más para rehacer su vida dado que Itachi aun estaba clavado en su ser.

Aquel momento era crucial, debia tomar algunas decisiones que su corazón se rehusaba a tomar, y quizá aquella visita a la galería de Itachi, perdon! De Tatsu... Le ayudarían a tomar su decisión.
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Por alguna razón me sentía tan nervioso... Claro que era extraño que luego de varios años la mujer en mis sueños por la que empecé a pintar aparezca de repente, y me llame por otro nombre. He escuchado de casos donde la memoria de personas se ha conectado y puede ser la razón por la que sin haberle visto antes yo tenga tantas memorias suyas pero... ¿Por que ella dice que soy otra persona? Hay tantas incognitas en mi, tanto miedo de descubrir que quizá mi vida ha sido una mentira hasta ahora... ¿Quien eres Hinata?
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La mañana siguiente llego sin hacerse esperar demasiado, y la duda asalto a la pelinegra ¿A que hora le cito? Claro, no habían acordado un horario así que debería estar lista para cuando lo volviera a encontrar por esos largos pasillos...

Se coloco su ropa de cuando no realiza misiones, compuesto por un short corto y una blusa blanca sin mangas ni cuello, y sobre aquello un ligero sudadero, salio de aquella habitación y como si le estuviese esperando, encontro frente a ella a... Naruto.

-Hola Hinata-chan- solto cabizbajo el pelirubio. -¿Cómo has estado?- se aproximó a ella, e involuntariamente el miedo cobro vida dentro de si, retrocedió un par de pasos y sostuvo la puerta de su habitación.

-Na... Naruto-kun- su voz suave y temblorosa, aquel exceso de inseguridad que aparentemente ya había dejado atrás, hacía su regreso triunfal.

-Hinata-chan ¿por que te marchaste así?- con cierto reproche Naruto terminó de acercarse a ella quien le dio acceso a su habitación, para el alivio de Naruto aquel lugar evidentemente había sido utilizado sólo por ella.

-Yo... yo necesitaba resolver algo antes de... de nuestro compromiso- finalmente lo había dicho, pero tras dicha explicación ahora tendría que revelar a Naruto su secreto.

-Si, eso mismo dijo Kurenai-sensei, ¿tan grave es para que no pudieras compartir tu angustia conmigo? - sostuvo las manos de la ojiluna entre las propias y le miro suplicante. -¿que sucede Hinata-chan? - los ojos del rubio le partieron el corazón, estaban a punto de soltar un rio entero de lágrimas y todo aquello era culpa de sus decisiones.

-Naruto-kun, solo necesito que me dejes despedirme de alguien preciado- acarició la mejilla del rubio -Hubo un tiempo en el que creí jamás me corresponderías, y entonces apareció esta persona que me brindo la fuerza necesaria para entender que... si quería caminar a tu lado no podia vivir en tu sombra.- abrazo a Naruto quien le escuchaba atento. -Me enamore de él Naruto-kun, pero si lo nuestro era difícil con el era imposible... Y antes de la cuarta guerra lo perdí para siempre... O eso creí- la peliazul empezó a llorar mientras abrazaba a Naruto, y entre tanto no se percato que la puerta abierta había permitido a un intruso escucharlos.

-Hinata-chan lo siento tanto yo... Yo entenderé si tu deseas romper este compromiso- Naruto le veía triste, muy triste pero muy determinado.

-lie... Naruto-kun el ahora es libre y yo ofreci mi corazón a ti... Solo... solo quiero despedirme, el ahora es libre como siempre quise que fuera, tiene una buena vida y esta en paz. Yo no puedo regresarlo a su oscuridad por mi capricho, y mi sueño se cumplió, ahora puedo caminar a tu lado- Hinata trataba de convencerse de aquel discurso, aun cuando su corazón dolia tan fuerte que sentía podría morir en cualquier instante.