Pequeña diosa, descendiente de Poseidón que traerá poder y destrucción al Olimpo, esa era Isis, para todos; una simple mortal, para su madre; que ya veía como los dieciocho años de vida de su hija llegaba a ella, no era una simplemente mortal. Como...
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A la mañana siguiente el dolor de cabeza era insoportable, cualquier ruido me molestaba e incluso no lograba soportar que la luz del sol entrara a la habitación así que había decidido cerrar las persianas. Agradecida a los dioses que hoy fuera sábado y no tuviese que ir a ninguna clase, con miles de costos me puse de pie y me senté en la orilla de mi cama para tomar el vaso de agua que se encontraba sobre mi mesita de noche para poder beber de este.
Aún no entendía como era que había terminado en vuelta en las marañas de los chicos, aun no sabía cómo fue que había terminado bebiendo cuando yo nunca en mi corta vida lo había hecho, en realidad me sentí bien al haberlo hecho, pero sabía que si mi madre llegaba a enterarse no estaría muy orgullosa de mí.
—Hija —escuché como me llamaron provocando que el vaso que sostenía en mi mano resbalara y cayera rompiéndose.
—¿Qué haces acá? —le pregunté insegura.
—¿Es que acaso no puedo visitar a mi hija? —mencionó sentándose en la cama a mi lado.
—No creo que quieras algo bueno de mí —le respondí y él posicionó sus ojos grises sobre mí.
—Yo quiero lo mejor para ti, pequeña
—Claro —reí irónica—. Ya lo sé todo, ellos me lo han dicho todo ¿Acaso crees que voy a creer todo lo que me vienes a decir?
—Deberías hacerlo —sonrío—. Yo pienso hacer lo mejor para Olimpo
—Dudo muchísimo que vayas a hacer eso —escuché la voz de Luke y sentí como mi corazón se detuvo por un microsegundo.
—Luke —habla mi padre—. Querido sobrino, tanto tiempo sin vernos —dice con algo de ironía.
—Es mejor que te retires —menciona el chico con algo de enojo.
—Solo deseo charlar con mi hija
—Tengo mis dudas de que quieras algo bueno de ella —responde en tono serio.
—¿Es que acaso nadie va a creerme en este lugar? —menciona.
—Después de todo lo que ha estado ocurriendo en el Olimpo gracias a ti —hablo—. Dudo mucho que alguien pueda creerte
—Isis —habla y le interrumpo.
—No necesito saber más de lo que ya sé —hablo en tono tajante—. Ahora quiero que te vayas de mi habitación
Mi padre observa a Luke descargando todo su odio en él y en menos de un minuto se marchó de mi habitación dejándome en un silencio incomodo entre Luke y yo.
