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Yesenia aquella noche después de llegar de la fundación se encontraba guardando todo en la maleta, después de que Leonardo le facilitara todo y con la ayuda de la fundación para que no se preocupara por los documentos, podía irse al día siguiente y tener un tiempo libre para ir a visitar a su tía. Después de mucho tiempo ahora podía distraerse de todo, aun en las noches lloraba por su amiga, por su hermana Camila. No podía creer como todo había acabado, aquel día que sería de amor, fiesta, se volvió oscuro. Aun no podía asimilar su muerte.

Cuando guardaba una blusa, su celular que se encontraba en la mesa de la sala empezó a sonar, acercándose a él y ver quien era la persona que la llamaba, miro que era su tía, sonriendo contesto la llamada.

-Tía, ¿algo sucede? – preguntaba Yesenia mientras seguía lo que estaba haciendo.

-¿Hija? ¿Hija?

-¡Tía! ¡Necesita voltear el teléfono!

-Estos aparatos que ni Dios entiende, ¡Muchacho ven ayudarme, este teléfono se volvió loco! –escucho como su tía llamaba alguien para que la ayudara, escucho como él le decía que el teléfono estaba al revés y por eso no escuchaba.

Yesenia no pudo ocultar la leve risa que le salió, el escuchar como su tía peleaba con un teléfono no lo podía creer.

-Hija, ¿Me escuchas?

-Ahora sí, tía ese teléfono, usted y yo vamos a tener una seria plática.

-Hija es que olvido que no debo voltear todo el teléfono, pero bueno, eso no me interesa ahorita.

-Dígame tía, ¿Paso algo?

-No, solo te llamaba porque quería confirmar otra vez tu llegada, hija mía y para pedirte un favor.

-Claro tía, solo dígame que necesita.

-No sé si puedas traer unos pequeños regalos para un bebé.

-¿Un bebé?

-Sí, un bebe que está próximo a nacer y necesitamos más ropa, más una sorpresa la que le daré a Carme sobre una cuna que yo misma mande hacer.

-Usted siempre un pan de Dios y ¿cuénteme que quiere que le lleve?

-Ropita hija, eso sí de color azul.

-Ah, me parece bien, yo tratare de salir ahorita y comprar algunas ropas, ¿solo eso?

-Biberones, juguetes, zapatitos... Quisiera comprarle todo a ese bebé.

-Ya lo note tía, pero no se preocupe, como le dije tratare de llevarle un poco de todo.

-Me parece bien, ya quiero que la conozcas a Carmen, sé que te va a caer muy bien, es una muchacha muy linda que ha pasado por muchas cosas y ahorita ya tiene ayuda del doctor que llego.

-Ya la quiero conocer, al escuchar como usted la describe no tengo dudas que es una buena mujer.

-Ya veras, pero hija ya no te quito el tiempo para que puedas acabar con todo y ya salgas para acá.

-Nos vamos a ver en cuestión de horas, le mando un millón de besos, ya la quiero ver.

-Aquí nos vemos hija, cuídate en el viaje.

-Gracias tía, cuídese y adiós.

-Adiós y pronto nos vemos.

Ya no queda nada 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora