Cap.7 El Misterio De La Niña -parte 1-

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    Regina era del tipo que no tenía preferencias entre despertarse tarde o temprano, se levantaba de la cama a la hora que le apetecía y si tenía algún compromiso entonces se coordinaría con el horario que le permitiera estar lista a tiempo.

    Para hoy tenía una cita de trabajo, la hora que acordó era a las 10:30 am, ella creía que era bastante razonable tanto para gente que madrugaba como para quienes tenían problemas para despegarse de las sábanas.

    Regina estaba completamente lista, vestía pantalón color crema, blusa blanca de manga larga y zapatos negros de tacón mediano, que a pesar de lucir como un conjunto sencillo, sin duda eran prendas de alta costura y hechas a la medida, por mucho que a ella no le interesara mostrar lujo, debía de guardar cierto nivel de etiqueta para atender a algunos miembros de su selecta clientela.

    Esta vez sí arregló su cabello dejándolo suelto y utilizó maquillaje a discreción, Regina Walls lucía impecable y su presencia tenía un aire de profesionalismo, en otras palabras estaba lista para salir a dar sus servicios al cliente desconocido del día.

    La hora llegó, 10:30 am en punto alguien llamó a la puerta de su departamento, al abrir se encontró con una mujer en traje azul marino, tenía expresión seria y en su mano izquierda llevaba una gran carpeta de piel de color negro,


    - Buenos días Miss Walls, mi nombre es Sam, le agradezco el que se haya dado un tiempo en su agenda para atendernos tan pronto –


    - No se preocupe, para mí siempre es un gusto –


    Ambas intercambiaron un formal saludo en la forma del clásico y amistoso apretón de manos, luego de eso dos hombres en traje negro se pusieron a espaldas de la mujer que se identificó como Sam,


    - Estos dos guardaespaldas nos acompañarán y se encargarán de llevar sus cosas, por favor siéntase libres de darles instrucciones –


    Regina ya había preparado todo de antemano, cuatro maletas de viaje estaban cerca de la puerta, les pidió a los dos hombres que las tomaran y salieron del departamento.

    Después de bajar en el ascensor al estacionamiento y abordar la lujosa limusina, cinco personas se pusieron en camino, Regina, Sam, los dos guardaespaldas y el chofer.

    La primera vez que Regina salió a atender a un cliente con esta logística, pensó que le pondrían una bolsa negra en la cabeza, como sucedía en series policiacas, pero no fue así.

    Gracias a su experiencia, ahora ya no se sentía ni un poco tensa o nerviosa dentro del elegante interior de la limusina que parecía más bien una habitación de hotel.

    Sam abrió la carpeta que llevaba consigo y empezó a revisar algunos documentos, Regina por su parte nunca había hecho algo como ponerse a jugar con su teléfono para matar el tiempo, creía que eso no sería bien visto, y resultaría contraproducente dado el tipo de clientes que tenía.

    Así que en lo que Regina entretenía su mente era en especular.

    Qué tipo de persona conocería, si acaso tendría alguna habilidad alucinante o cosas por el estilo.

    Fue una media hora de viaje, tal vez un poco más, cuando la limusina se detuvo, todos bajaron y usaron unas escaleras que conectan el estacionamiento subterráneo, donde se estacionó la limusina, con el primer piso de ese edificio.

    Pasaron de largo la recepción dirigiéndose directamente a uno de los departamentos, la mujer llamada Sam abrió la puerta, dentro había una mujer vestida en traje negro y que usaba gafas negras, su apariencia gritaba "agente secreto",


    - Tráela –


    Sam dijo esa palabra con tono firme, era una orden, entonces la mujer tocó dos veces a la puerta de una de las habitaciones, inmediatamente salió otra mujer con gafas oscuras vestida en negro y acompañada de alguien más,


    - Miss Walls, ella es su cliente –


    Usando su mano en un educado ademán de presentación, Sam señaló a la pequeña persona que estaba junto a la mujer.

    "Un ángel", si Regina no tuviera experiencia conociendo todo tipo de personas fuera de lo común, seguro habría dicho esas palabras embobada y en voz alta.

    Era una pequeña niña de 5 o 6 años de edad que llevaba sandalias y vestido blancos, su piel era muy blanca pero de tono saludable, su cabello largo hasta las rodillas parecían hilos de plata, sin embargo sus ojos...


    - Hemos hecho las preparaciones adecuadas para que pueda trabajar a gusto, pase por aquí –


    Sam guió a Regina a otra de las habitaciones dentro del departamento, el interior estaba remodelado para ser un salón de belleza. Lo tenía todo desde los espejos y repisas hasta la silla de peluquería y el lavabo para cabello,


    - Entonces si me disculpa me prepararé –


    - Por supuesto, tómese su tiempo –


    Regina les pidió a los hombres que dejaran sus cuatro maletas en la habitación y de inmediato hizo sus preparativos mientras pensaba en su clienta.

    Todo tipo de personas con todo tipo de cabello habían pasado por las manos de Regina, pero era la primera vez que conocía a alguien con ese color y tipo de cabellera.

    No era teñido ni decolorado, era real y natural al 100%, su vista de estilista forjada y entrenada por muchos años le hizo saber eso, no existía margen de error en su análisis.

    Tan solo le tomó unos 5 minutos en alistar todas sus herramientas,


    - Muy bien, podemos empezar –


    Regina le indicó a Sam que se había instalado, ésta a su vez se puso en cuclillas frente a la niña que parecía un ángel y le dijo algo en voz suave y muy baja, Sam se levantó y de inmediato la niña caminó hacia Regina,


    - ¿Tienen alguna preferencia o algo en específico que les gustaría que tome en cuenta? –


    - Para nada, dejo todo en sus manos, lo único que le voy a solicitar es que bajo ninguna circunstancia le quite los "protectores", espero que entienda y me disculpo si ésta poco razonable condición afecta su trabajo –


    - No se preocupe, lo entiendo y no hay problema –


    Regina entró junto con la pequeña niña a la habitación que se había convertido en salón de belleza en toda regla, solo estaban ellas dos, ni Sam, alguno de los guardaespaldas o una de las mujeres vestidas de negro estaban allí, muestra de la confianza que Regina había alcanzado en el mundo de la gente que les gustaba vivir en el anonimato.

    Regina se puso su delantal negro y comenzó con la actividad que tanto adoraba, que era su pasión y también su profesión.

The StylistWhere stories live. Discover now