Parte 3

1.7K 165 49
                                    

— ¡hijo de tu reputísima perra madre, Inuyasha, te juro que cuando salga de aquí te voy a castrar con los dientes! — los incesantes gritos de Naraku salían de la cabaña de Kaede y se lograban escuchar por toda la aldea. Mientras Inuyasha caminaba de un lado a otro mordiéndose las garras

— Si sigues así harás un hoyo en el piso, pulgoso

— Cállate sarnoso.

Naraku hacía rato que había entrado en labor de parto y no había dejado de lanzar amenazas contra Inuyasha, mientras que Koga se burlaba de el a sus anchas, al haber quedado Kagome disponible Koga no perdió tiempo y comenzó a cortejarla. Ya era más difícil mantener a Koga lejos de la aldea, ahora con el recién llegado bebe sería imposible mantener un perfil bajo para ambos híbridos, la noticia había llegado a oídos de Sesshomaru e incluso él había ido a verificar que era real. No fue el único, muchos yokai de diversas clases fueron a dejar presentes para el futuro príncipe del oeste, porque a Sesshomaru en buena hora se le había ocurrido revelar que Inuyasha era su hermano menor y que tendría descendencia. Por lo cual no era solo Koga, Sesshomaru también estaba acompañando a Inuyasha solo para verificar que el cachorro, su sobrino, nacería bien.

— Koga tiene razón si sigues así vas a cavar un agujero. — concordó Shippo cruzado de brazos.

— No puedo, estoy nervioso, y si Naraku de verdad decide castrare una vez que salga, y si, el cachorro me rechaza, que pasa si Naraku quiere llevárselo con él.

Aunque en un inicio Inuyasha no quería saber nada de su futuro hijo termino por encariñarse a la idea, casi era un milagro que un han'yo pudiera tener un hijo, simplemente no podía deshacerse de la idea de criarlo e incluso soportaba la cercanía con Naraku.

Si le ofrecieran regresar al pasado y evitar ese embarazo lo negaría, lo negaría.

— Inuyasha — salió Kagome de la cabaña con algunas manchas oscuras en su kimono, sonrió, — ¿quieres pasar?, anda, ven y conoce a tu hijo.

No lo pensó dos veces, entro rápidamente a la habitación y quedo mudo al verlo. Naraku estaba recostado, todo sudoroso y con la cara un poco rosa por el anterior esfuerzo, su cabello estaba desordenado y sin embargo Inuyasha lo vio hermoso, cuando vio a un pequeño bebe entre sus brazos pegado a su pecho levemente sobresaliente. Naraku lo miro y sonrió apenado.

— Debería matarte por todo lo que me has hecho pasar — Inuyasha no dijo nada y solo se le quedo viendo —. Que, ¿no vienes a verlo? — invitó a Inuyasha y separo un poco al bebe para que lo pueda ver mejor.

Con vacilación se acercó, sentía su corazón a punto de salirse por la garganta y unas inmensas ganar de llorar. Era una criatura tan pequeña tan frágil, tan hermosa, una niña de pelo negro y ojos dorados, con dos moradas franjas en sus mejillas tales como las de Inuyasha cuando se transforma en demonio.

— Es... — quiso decir algo pero sus palabras quedaron atoradas en su garganta por un llanto que amenazaba sus ojos.

— Nuestra — lo que dijo Naraku término por soltar su llanto, se arrodillo aun lado de donde estaba Naraku —. Oh por favor, no seas llorón.

— ¿Puedo cargarla? — Naraku asintió y le aso a la bebe con cuidado, ella se quejó un poco y luego se le quedo viendo con curiosidad a Inuyasha — hola, bienvenida al mundo — la niña sonrió —, soy tu padre — no podía parar de admirarla. —. Y bien, ¿Cómo se llama?

— Esperaba que tú eligieras el nombre.

— Oh... bueno, que tal... — lo pensó un poco y luego sonrió cómplice — que tal Lirio. — Naraku miro extrañado a Inuyasha

— ¿Lirio?, ¿por qué esa elección? — pregunto Naraku.

— No te vayas a molestar, pero aquella noche, cuando nosotros, bueno, olía mucho a lirios.

Naraku soltó una carcajada haciendo que la bebe lo volteara a ver.

— Lirio es perfecto, nuestra Lirio.

— Una pregunta, ¿aún me quieres matar?

— Anda, dale la estúpida perla a tu amiga, esta entre mis ropas, por allá — apunto a una esquina

— No entiendo

— Eres idiota o te haces, planeo quedarme aquí, no puedo seguir llevándome mal con tus amigos si espero que me acepten aquí.

— Sigo sin entender

— Quiero estar contigo idiota, es tan difícil de entender.

— Quieres...

— Te quiero grandísimo idiota, no solo me hiciste pasar la cosa más dolorosa del mundo, también me has dado algo que jamás podría haber obtenido con la perla. Por cierto ya le puedes ir diciendo a Miroku que se quite el rosario, ya no lo ocupara.

— ¿Le quitaste la maldición?

— Con todo mi pesar.

— Eres un cínico.

— Pero así me amas

— Naraku... tonto, tienes razón

— Siempre la tengo.

Naraku jalo a Inuyasha hacia sí y lo beso. Ambos sonrieron.

NOTA. Arrodíllense perras, ruegenme por mas, admítanlo, jamas se imaginaron algo así.

pd. Si hago un capitulo después de este posiblemente les ponga una imagen de Lirio, como me la imagino. Y si ando de buen humor les pongo otro plebe.

LirioOnde histórias criam vida. Descubra agora