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Y la verdad era que Steve y Sharon ya no estaban juntos, sólo se reunían por trabajo. Ninguno supo cómo es que había pasado. No hubo peleas, mentiras, infidelidades, nada. Simplemente el fuego inicial poco a poco se extinguió y sólo se reunían a trabajar. Y como nunca fueron muy demostrativos de afecto en público, nadie notó la diferencia.

Ahora que Tony le había disparado esa pregunta a quemaropa, le había surgido la duda a él mismo. Y comenzó a repasar todo el tiempo que Natasha y él se conocían.
En un principio sí se sintió atraído por ella, era innegablemente hermosa y tenía un aura de misterio que embrujaría a cualquiera, pero luego al conocerla se dio cuenta de que eran muy diferentes. 
Lo que surgió después de un tiempo y luego de superar la desconfianza que le tenía, fue una gran amistad. Pero sólo eso. 
Y entonces por qué se sentía de esa manera respecto a la nueva relación que tenía Natasha?
Steve abrió el agua de la ducha y sin esperar que se calentara, simplemente se metió bajo el agua. Cerró los ojos y lanzó un largo suspiro esperando relajarse. Apoyó ambas manos en los azulejos y se recargó en ellos. A su mente vino el día en que él y Sharon tuvieron sexo en la ducha, una experiencia digna de recordar sin duda, pero tan pronto el recuerdo llegó a su mente, el rostro de Sharon fue reemplazado por el de Natasha. Y sin haberlo programado, su sangre comenzó a acumularse bajo su cintura. Lanzó un bufido de molestia, cambió el agua a completamente fría y comenzó a poner shampoo en su cabello.

                            ~°~

Natasha se dio una muy merecida ducha caliente. Tenía el cuerpo adolorido. Había caído por una escalera de concreto durante la misión y los golpes ya habían comenzado a tornarse azulados. Afortunadamente todavía quedaba acondicionador desde su última visita. No tenía ganas de estar desenredando su cabello durante lo que parecía horas. El delicioso aroma de todos los productos del baño inundó sus pulmones, ayudándola a relajarse. 
James había ido a comprar comida china para cenar, pero la verdad es que no tenía nada de hambre. Sólo quería salir de la ducha, vestirse y dormir. Dormir por una eternidad sólo abrazándolo y escuchando el latido de su corazón.
Cuando salió del baño, se puso ropa interior y buscó entre los cajones. Sacó un hoodie negro de Barnes y se lo puso. Olía delicioso, era cálido y le cubría hasta los muslos. Perfecto.
Él todavía no llegaba, así que se acomodó en el colchón. Sólo sería un momento, peeo sin darse cuenta de un momento a otro se durmió. 
Un rato después llegó James con la comida.

- Honey, i'm home - bromeó al cerrar la puerta, y cuando se adentró más en su departamento, encontró a Natasha profundamente dormida.

Lo sabía por la posición incómoda en la que estaba. 
Dejó la bolsa con comida en la cocina, se quitó la chaqueta y luego se acercó a ella. La observó unos momentos. Traía puesto uno de sus hoodies, le quedaba enorme, tenía el cabello un poco húmedo aún y en la pierna izquierda que era la que veía en ese momento, por lo menos había 3 moretones, al igual que en el pómulo. Eso debía haber sido duro.
Con el mayor cuidado que pudo para no despertarla, la sujetó para acomodarla bien, de lo contrario su cuello le reclamaría al día siguiente. Pero Natasha abrió los ojos. Ambos se miraron.

- James...podemos dejarlo para mañana? - él solo ladeó la cabeza con una sonrisa en los labios.

- De verdad crees que solo quiero que vengas para eso?

- Sé que mis encantos te resultan irresistibles - dijo sonriendo.

- Es verdad - dijo acariciando su pierna lastimada - pero hacer sentir paz, es otra manera de demostrar amor. Ven aquí - dijo acostándose a su lado y abriendo los brazos para ella, que se abrazó a él.

- Juro que mañana te lo compensaré...

- Estoy seguro de eso - dijo sonriendo y luego le besó el cabello.

Instinto 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora