☀️ (5) Creo que vale la pena luchar por lo que quieres

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(THOMAS MORGAN)

No pude hacerlo.

Apenas llegué a la fiesta me puse ebrio como la mierda. Necesitaba despejar mi mente con alcohol. Este día fue muy confuso y alborotado.

Y fue por culpa del mismísimo alcohol que no pude hacerlo.

En lugar de buscar una morena como me propuse antes de salir de casa, mi inconsciente salió a la luz gracias al vodka y me hizo coquetear con una chica extremadamente sexy y, ¿adivinen qué? Rubia y de ojos verdes.

Era la más parecida de todas las chicas de la fiesta que se parecía a ese rayo de sol que estaba nublando mi mente últimamente.

Estoy molesto conmigo mismo. Logré olvidarla todo este tiempo para que un error echara todo por la borda y comenzara a atraerme nuevamente.

Malditas vacaciones. Debí haber rechazado el viaje.

En el transcurso de la fiesta, me dormí en el auto nuevamente y antes de llegar, me levanté con un tremendo dolor de cabeza que casi le dije a los chicos para volver. Pero cerré la boca cuando de repente comencé a recordar todo lo que había olvidado en el transcurso de mi intoxicación. Me di cuenta en ese momento que necesitaba urgente sacar todo este día de mi sistema.

Todo se fue a la mierda desde el segundo en que la vi hablando con Matías, en la que él coqueteaba descaradamente con Fran y ella ni siquiera se daba cuenta. No sé de donde salieron los celos, pero al parecer estaban acumulados dentro mío porque quería estallar cada vez que oía a Matías llamarla "Bella durmiente".

Este día fue un completo desastre. Primero que nada, la señora Scott me drogó, llegue a la estación de servicio y ardí en celos al ver a Matías junto a Fran, trate mal a mi amigo por ello, coquetee con Francesca, la toque, la confundí, y le di esperanzas que no existen, y no hay que olvidar que me desmayé.

Jodida anécdota.

Pero aún sigue.

Me desperté, ardí en celos aún más por la misma situación, la trate mal, cosa que me rompió el corazón, me dormí en el auto, desperté recordando toda la mierda que hice acompañado con una terrible jaqueca y luego bebí, coquetee, bese y toque a esa chica que me hacía recordar tanto a Francesca. Lo peor no es eso. Lo peor fue llevarla a la cabaña y tener sexo, no en mi habitación, sino que en el puto sofá donde nos podía ver cualquiera que pasara por allí. Y eso exactamente sucedió.

Nos pudo encontrar Matías, Sebastián e incluso Valentino, pero no, como el destino está en mí contra, metió a Francesca en la sala para que nos vea desnudos.

Su rostro fue inexplicable. Sus facciones se contrajeron en asco y vergüenza. Y yo por primera vez, sentí eso. Mucha vergüenza. Y lastima por mí mismo.

Es tan inocente que salió corriendo como una niña pequeña hacia su habitación cuando llegaron los demás.

Ahora, Valentino está lanzándome dagas con los ojos y de verdad tengo miedo.

—Bajen esas cosas, por favor. Solo soy yo, imbéciles —espeto, nervioso y enojado.

Sebas baja de inmediato el bate, pero Valentino continua mirándome con frialdad. Poco a poco baja la silla, sin embargo, noto como sus nudillos se ponen blancos de tanto presionar con fuerza la silla.

Rebecca, la chica que traje, se coloca el vestido con rapidez y se pone de pie. Su piel bronceada resalta sobre el vestido blanco de lentejuelas y brillo, sin embargo, no es la chica que me gustaría tener debajo de mi cuerpo.

—Cámbiate, maldita sea y llévatela a tu habitación —Valentino se aleja, yendo a la cocina—. Pero será mejor si la sacas de aquí.

Miro a Rebecca y sus ojos me dicen que está asustada. Es la primera vez que hace esto.

A Prueba De Ti [T#2]Where stories live. Discover now