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Marinette:

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-Dame tu miraculous Marinette - me dice el Maestro Fu pero no puedo hacerlo, no quiero.

-Puedo seguir salvando y cuidando de París con Chat Noir, por favor Maestro Fu, no quiero dejar de ser Ladybug- lo miro con ojos de suplica.

-Marinette, los miraculous ya cumplieron su misión, ya no pueden seguir en exposición, ya vencimos a Hawk Moth, tienes que entregarme el prodigio- su voz suena tan hiriente para mí.

No quiero separarme de Tikki, no quiero dejar de ser Ladybug, con lágrimas en los ojos y un fuerte dolor en el pecho muevo mis manos quitándome los aretes, sentía como cada movimiento quemaba, no quería entregarlos, al fín los puse en sus manos, mis sollozos incrementaron.

-Gracias por darme la oportunidad de sentirme alguien importante, de salvar a París, vencer mis miedos y ser valiente ante los problemas- él esbozó una sonrisa triste.

Pude ver a través de sus ojos el profundo dolor que tambien lo abatia, no lo volvería a ver, se iría con los miraculous y dejaría de ser mi Maestro, el hombre que me devolvió la alegria de ser alguien importante para los demas.

-Marinette, eres la mejor Ladybug, tu más que nadie sabe eso- aquel hombre con  canas toma mi mano y la palmea - debo irme, si algo nuevo sucede, prometo que volveré- sin decir más se va dejándome y apartándose del mundo, no se a donde se dirigía pero nunca lo olvidaría .

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Desperté con los finos rayos del sol que entran por mi ventanal haciendo que parpadee un par de veces, ese sueño de nuevo me inquieta y me intriga a la vez, miro la hora en mi celular, felizmente hoy es sábado y tengo descanso, me levanto y me doy una ducha rápida.

Quiero ir a mi panadería, no he asistido últimamente por eso iré hoy, me visto con un vestido corto negro azulado y salgo de mi departamento.

Minutos después ...

Me encuentro frente a la panadería en la misma que era mi casa antes, ¿por qué no vivo ahí? Pues, después de la muerte de mis padres estar en esta casa me traía muchos recuerdos y no podía evitar llorar en cada rincón, por lo que decidí alejarme.

Entro y con calma cierro la puerta pero cuando volteo mi vista me encuentro con la fija mirada de Felix, una sonrisa muy tierna y su típico cabello alborotado. El corre hasta mí y me abraza efusivamente.

-Hace dos semanas que no vienes Mari- dice mientras me sigue rodeando con sus brazos -¿cómo estás?

-Muy bien Félix ¿y tú? ¿Cómo va la panadería?- él se separa de mi.

-Yo estoy super, y en la panadería se vende muy bien, además cada día mejoro la receta de tus padres, ya casi consigo llegar al sabor exacto- esbozo una sonrisa.

-Que bueno, ahora vine a complicarte un poquito- me dirijo a la sala de preparación, él me sigue -soy la experta- le guiño un ojo -¿hacemos pan?

-Lo que diga la jefa- usa un tono de sargento, río fuertemente -manos a la masa.

Félix es mi mejor amigo y un excelente panadero, lo conocí hace cinco años, tiene 25 años al igual que yo , por lo que sé es huerfáno nunca conoció a su familia. Le tengo una infinita confianza por eso es el encargado de la panadería, además vive en mi casa para estar mas cerca del negocio.

¡EL PRIMER AMOR!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora