Capítulo II. De sonrisas a sonrisas

4.2K 421 183
                                    

Will siempre se caracterizó por poseer rasgos finos, complexión delgada y personalidad sumisa; también podría destacarse de la lista de cualidades de Byers, que sus sonrisas eran de las más puras y encantadoras que existían, sin embargo, el Will que caminaba en dirección a los chicos de Hawkins, definitivamente no era el mismo del que tenían memoria.

Lucía una expresión fría e indiferente como única muestra de adorno en el rostro, y cuando por fin esbozó un gesto parecido a una sonrisa como muestra de saludo y reconocimiento a los chicos, apenas los bordes de sus labios se estiraron y se elevaron unos milímetros. Llevaba el cabello más corto de lo que recordaban solía llevarlo, y en su guardarropa estaba claro que no conocía más color que el negro.

Contrario a lo imaginado, se veía un tanto rudo e intimidante.

¿Cuándo es que cambió tanto? Ahora se parecía más a lo que fue en su adolescencia Jonathan.

—¡Luces rebelde y genial! —exclamó Dustin adelantándose a su encuentro.

—La ciudad te ha vuelto duro, ¿cierto? —comentó Lucas con una sonrisa esperando para darle un abrazo.

Byers enarcó una ceja y después de unos dramáticos segundos les regaló una verdadera sonrisa, de aquellas que delataban la amabilidad y timidez que lo representaban a la perfección.

—¡Hey, chico! —Lo llamó Max con un gesto similar, pero este con un tinte de aprobación—. Me gusta tu nuevo estilo.

—No es para tanto —respondió para quitarle importancia, pero sin desvanecer la sonrisa.

Después de todo seguía sin acostumbrarse a ser el centro de atención.

—¿ Y Elle? —preguntó Dustin que no se había enterado de nada.

—Está ocupada con los estudios —mencionó sin entrar en más detalles.

Los chicos comenzaron a protestar, Max aprovechó para girar y observar a Mike que se había quedado un par de metros por detrás de ellos.

—¿Qué pasa contigo? ¿No vendrás a saludar? —cuestionó enfadada a su amigo.

Cuatro pares de ojos se clavaron en Wheeler, pero uno en especial sintió que le quemó la piel.

—Este... Yo... —balbuceó bastante nervioso. Siendo algo muy impropio de él—. Will... Me alegra mucho que estés de vuelta.

Max frunció el ceño en desagrado por su respuesta.

—Gracias —dijo con simpleza el nombrado.

—Seguramente extraña demasiado a Eleven que se quedó sin palabras —se burló Lucas para romper la rara tensión que había surgido entre ellos.

—Cállate, eso no es cierto —se defendió Mike regresando un poco en sí.

—Se honesto Mike, no ganas nada con mentirte a ti mismo —atacó Dustin tomando ventaja de la situación.

—¿Por qué se meten conmigo? ¡Déjenme en paz! —habló perdiendo la paciencia.

Will en todo momento se mantuvo observando con discreción las reacciones de Wheeler. Algo no andaba bien con él, lo conocía de sobra como para pasarlo por alto.

—Ya, olvídenlo —aconsejó Max aburrida por la pelea que ella había iniciado—, mejor vamos por un helado o moriremos derretidos por el calor aquí mismo.

[...]

Todo había transcurrido relativamente bien, hasta que llegó la hora de que los chicos se marcharan. Como en ningún momento Mike se había quedado a solas con Will, no había tenido que hablarle directamente.

Pero cuando la puerta se cerró y solo quedaron los dos, un sudor frío resbaló por la mejilla del anfitrión.

Byers lo ignoró por completo y se dedicó a acomodar sus cosas junto a la colchoneta que esperaba por él.

Incómodo por la atmósfera se decidió a hacer algo al respecto:

—¿Quieres que baje los juegos de mesa para entretenernos un rato antes de ir a dormir? —dijo con todo el valor que logró reunir.

—No... Me siento cansado —pronunció Will dándole la espalda—. Pero mañana temprano podemos jugar —ofreció para suavizar su anterior respuesta.

Mike por un instante no creyó lo que escuchó. ¿Lo había rechazado? Y Byers al percatarse de que su amigo se había quedado mudo giró para mirarlo. No sabía qué era exactamente lo que le sucedía, pero ahora estaba convencido de que tenía que ver con él.

—Lo siento, tienes razón, deberíamos... —comenzó a decir Will, pero fue interrumpido.

—No te preocupes, también tengo mucho sueño, hoy fue un día muy largo —habló apenado y sintiéndose estúpido.

—Sí, algo así —murmuró esperando que se marchara también, mas Mike no parecía tener ganas de moverse—. ¿Quieres dormir aquí? —ofreció al ver que seguía ahí de pie frente a él.

Los colores subieron a las mejillas del chico.

—No, no, yo no... Es que me espera arriba mi madre y... —calló sintiéndose patético.

—Entiendo —respondió ocultando que había notado su extraño comportamiento.

—Bueno, me iré ahora. —Casi corrió a las escaleras, pero se recordó que lo mejor era actuar con naturalidad—. Si necesitas algo... Puedes usar el walkie talkie —dijo deteniéndose un segundo antes de subir a toda prisa por los escalones.

Will no pudo evitar suspirar cuando se encontró solo. Se pasó las palmas de las manos húmedas por el rostro y se dio unas palmaditas en las mejillas para calmarse.

No debió aceptar regresar a Hawkins.

Antes consiguió controlarse, pero últimamente le resultaba imposible. Una semana con Wheeler era mucho tiempo, podría soltar todo en cualquier momento, porque le molestaba tanto que Mike anduviera por ahí ignorando lo que ocurría con él, temía revelarle por accidente una pista o algo que lo delatara.

Debió seguir el consejo de Elle y alejarse por completo de Mike. Sin embargo, ya estaba allí y no tenía más que intentar no prestarle mucha atención.

Dreams will make you cryWhere stories live. Discover now