[SUS OJOS] | (Hyakkimaru y Dororo)

Pero el podia creer que lo era.

Lo primero que Hyakkimaru vio, con sus PROPIOS ojos... eran los restos de la casa de su hermano. No le parecia bien llamarlo hermano, no se sentia como uno... asi como este lugar no se sentia como un hogar para el.

Lo que realmente le llamó la atención fue el repentino color en todas partes. Dororo le habia dicho que las montañas se volvian rojas cuando llegaba el otoño. Pero el calor, la casa, la luz, todo era naranja y rojo. Había asociado este color con demonios durante mucho tiempo y ahora estaba empapado... rodeado por el.

Se dejo caer del exhausto.

-"¡Aniki!" Grita una voz en su direccion.

Todo lo que podía sentir era el suelo... y dolor por todas partes. Pero estaba bien... ella estaba aquí ahora. Eso era todo lo que importaba, no podía verla ya que le daba la espalda mientras salian y trato desesperadamente de moverse... a echar un vistazo a la persona que había estado a su lado todo este tiempo... la persona que lo mantenía humano ahora.

Mientras se retorcía y giraba... no podia percatarse de las cualidades de la cara de la pequena. Sólo un cuerpo cerca de el... fuera de su vista. Las cosas no habían cambiado entonces.

Dororo era mucho mas pequeña que el. El ya lo sabia... conocia esa silueta mejor que la de nadie. Era a la que le prestaba mas atencion... siempre cuidando de ella. Pero.... se sentia tan diferente al verla con sus propios ojos. Ella le daba la espalda... arrastrándolo desesperadamente fuera de ese lugar en llamas.

Ahi estaba esa cola de caballo.

Ella siempre lo habia estado guiando, incluso si el era el que caminaba delante la mayor parte del tiempo. Ella siempre lo ponia en el camino correcto.

Entonces ella empezo a toser y el instinto en Hyakkimaru entro... lo siguiente que Dororo sabia era que estaba en los brazos de su Aniki.

El todavía no podia ver su cara. Pero podía ver el cielo... parecia que se estaba moviendo sobre el... girando, y era tan rojo.

Esto debe ser lo que Dororo llama una puesta del sol. Penso Hyakkimaru. No era azul como ella solía decir que era. También pudo finalmente sentir a Dororo en sus brazos. 

Ella era cálida... suave. Mejor que las espadas en sus palmas. Y cuando miró hacia abajo, finalmente vio su cara.

No ocupaba su vista para saber que el mundo no era un lugar bonito. 

Pero si esta pudiera ser su visión para siempre, el podia creer que lo era...