Capitulo 7

962 72 6
                                    







Abyss of Dreams



Su sabor era como volver a casa, sus bocas amoldándose sin ninguna torpeza o titubeo. Un gruñido de ansia rugió en la garganta de él, y su cuerpo entero se tensó cuando tomó su boca con su lengua. Con la facilidad de una larga familiaridad él impulsó sus manos debajo de su camiseta y las cerró sobre sus pechos, moviendo sus dedos debajo del encaje del sostén de manera que su mano estuviera sobre su piel desnuda, su pezón endurecido como un guijarro contra su palma.

Lucy se estremeció bajo su toque, un paroxismo de deseo mezclado con alivio, como si se hubiera estado manteniendo estrechamente contra la pena de su ausencia y recién ahora pudiera relajarse. Nunca había habido otro hombre para ella, pensó débilmente mientras se sumergía bajo el placer de su beso, y nunca lo habría. A pesar de que parecían estar atrapados en una diabólica danza de muerte, ya no podía dejar de amarlo más de lo que podía detener el latido de su propio corazón.

Su respuesta a ella era tan profunda e incontrolable como la de ella hacia él. Lo sentía en la temblorosa tensión de su cuerpo, su jadeante respiración, la desesperada necesidad evidente en su contacto. ¿Por qué, entonces, en todas sus vidas juntos, él la había destruido? Lágrimas se escurrieron por debajo de sus pestañas mientras se aferraba a él. ¿Era por la fuerza de su necesidad? ¿Había sido incapaz de soportar estar demasiado a merced de otra persona, encontrado que su vulnerabilidad era intolerable, y con repentina furia estallado para terminar esa necesidad? No; descartó aquel escenario, porque uno de sus más nítidos recuerdos era la calma de aquellos ojos verde jade cuando la había impulsado más profundo dentro del agua, manteniéndola abajo hasta que no hubo más oxígeno en sus pulmones y su visión nubló.

Una lágrima se derramó hasta la comisura de su boca, y él saboreó su salinidad. Él gimió, y sus labios dejaron su boca para deslizarse sobre su mejilla, bebiendo a sorbos la humedad. No preguntó por qué estaba llorando, no se volvió ansioso o inquieto. En cambio, simplemente la sostuvo más cerca, consolándola silenciosamente con su presencia. Él nunca había estado desconcertado por sus lagrimas, recordó Lucy , escenas pasadas deslizándose a través de su memoria como chalinas sedosas, etéreo pero perceptible. No que ella hubiera sido una persona del tipo lloroso de todas formas; y cuando ella había llorado, la mayoría de las veces él había sido la causa de sus lágrimas. Su respuesta entonces siempre había sido exactamente como era ahora: la había sostenido, dejándola llorar en voz alta, y rara vez cambiando el rumbo de su curso establecido, sin importar cuán alterada la había hecho sentir.

"Nunca has hecho un compromiso que valga un bledo," murmuró Lucy , volviendo su rostro sobre su hombro para usar su camisa como un pañuelo.
El siguió sin esfuerzo su línea de pensamiento.

Suspiró mientras sus dedos amasaban suavemente su pecho, saboreando la suavidad de su piel, la dureza de su pezón. "Siempre estuvimos en lados opuestos. No podía traicionar a mi país, a mis amigos."

"Pero esperabas que yo lo hiciera," dijo ella amargamente.

"No, nunca. Tus recuerdos todavía están nublados e incompletos, ¿verdad? Mi amor, tomaste algunas decisiones difíciles, pero estaban basadas en tu propio sentido de la justicia, no porque yo te forzara."

"Eso dices." Ella capturó su muñeca y apartó su mano de debajo de su blusa. "Porque mi memoria está nublada, no puedo discutir ese punto, ¿verdad?"

"Puedes intentar confiar en mí." La declaración fue queda, su mirada atenta.

"Eso sigues diciendo." Se agitó impacientemente en su regazo. "Bajo las circunstancias, parece pedir un poco demasiado, ¿no crees? ¿O estoy a salvo contigo, mientras permanezcamos alejados del agua?"

En el abismo de los sueños; adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora