#6

7.5K 682 816
                                    

Les conté todo mi plan, con todos los detalles, necesarios e innecesarios. Cuando acabé, me fijé en sus caras de asombro, esperando alguna respuesta.

Emma fue la primera en hablar:

—¿Estás segura? Es arriesgado.

—Arriesgado para mí —respondí. —Vosotros no corréis ningún peligro.

—¿Y tú qué harás después? —intervino Ray.

—Lo que me toque hacer —suspiré.

Miré a Norman disimuladamente. No se había pronunciado desde que expliqué mi plan. ¿Estaba preocupado? ¿O estaba dándole vueltas para asegurarse de que era buena idea?

—Norman —lo llamé. —¿Tú qué opinas?

Se sobresaltó al oír mi voz llamándolo, pero no levantó la cabeza, solo movió los hombros.

—Norman —repetí.

Le vi pasarse la mano (temblorosa, por cierto) por la cara.

—Oye, Norman. —Esta vez fue mi hermano quien habló.

—¿Sí? —respondió él.

—¿Qué opinas del plan de ____? —preguntó Ray.

—Ah, sobre eso... Me gustaría hablar con ella a solas —dijo.

Mis ojos se abrieron como platos, Emma sonrió con ternura y a Ray le salió una sonrisa traviesa.

—Por mí no hay problema —aseguró Ray, y miró a Emma esperando una respuesta similar.

—Ah, eh, por mí tampoco. —Creo que la mirada de Ray llegó a asustarla.

Se fueron hacia la casa y yo me quedé con Norman en el bosque.

"Genial, qué bien se lo van a pasar mis nervios haciéndome parecer estúpida", pensé, viendo cómo se alejaban Ray y Emma. Cuando me ponía nerviosa, hacía cosas absurdas.

Norman se sentó con la espalda apoyada en un árbol y me invitó a hacer lo mismo.

—Ahora que al fin lo comprendía —dijo.

Moví la cabeza para mirarlo. Nuestras manos estaban muy cerca.

—¿Que comprendías el qué?

Silencio. Bueno, a decir verdad, casi silencio: se oía el rumor de las hojas.

—Si no me lo quieres decir, no pasa nada. —Pensé que había metido la pata y estaba intentando arreglarlo.

Lo que ocurrió a continuación fue muy rápido.

Norman me agarró la mano con suavidad y acercó su cara a la mía. Nuestros labios se tocaron. Un contacto cálido, más de lo que yo hubiera imaginado.

Me quedé inmóvil. ¿Qué podía hacer? ¿Qué debía hacer? Decidí que la mejor opción era quedarme quieta. Lo único que hice fue abrir mucho los ojos, y luego cerrarlos, dejándome llevar.

Norman se retiró despacio y se tapó la cara con las manos. Imaginé que tenía las mejillas rojas, igual que yo.

—Ahora que al fin comprendía lo que siento por ti —dijo.

¿Norman? ¿Una declaración? ¿A mí? ¿Qué tenía que decir yo?

—¿No sientes lo mismo? —preguntó.

Balbuceé cuatro cosas sin sentido antes de decir que sí.

—¿Entonces por qué te vas?

Aquella pregunta cayó sobre mí como si fuera plomo.

De repente, me acordé de Madre, de mi madre. A Ray y a mí nos habló una vez de un chico llamado Leslie. Madre era feliz con él. Pero a ella la propusieron para Madre y a él lo enviaron a los demonios. Me sentía como si estuviera viviendo lo mismo que ella.

—Para salvaros, Norman —dije al fin.

—No tienes por qué hacerlo.

—Sí que tengo. Así podréis ejecutar la huida sin problemas. ¡Lo hago todo para que escapéis seguros!

—¿Y esa generosidad así de golpe? Anoche eras la persona más egoísta de la casa.

Abrí la boca para replicar, pero no había nada que decir. Me acababa de soltar una verdad como una catedral.

—¿Nada qué decir? —Lo vi frustrado, pero triste a la vez.

—Es por ti... —murmuré.

—¿Qué has dicho? —Corrigió el tono.

—Es por ti —dije, más alto. —Por ti me di cuenta de lo que estaba haciendo. Por ti soy ahora generosa. Por ti me sacrificaría si eso facilitara la huida, Norman.

Dibujó una sonrisa de ternura en su cara. Me encantaba esa sonrisa.

Miré el cielo un momento. Ya estaba anocheciendo.

—¿Volvemos?

—Está bien —contestó.

De camino a la casa, Norman me agarró de la mano y se disculpó por la discusión que habíamos tenido. "No pasa nada", le dije, y pareció tranquilizarse. Habíamos invertido los papeles.

Al salir del bosque, solté su mano. Sería raro que nuestros hermanos pequeños nos vieran así. Para ellos, eso era lo que éramos, hermanos, y ya.

Después de la cena, Ray se me acercó.

—Oye...

—¡No ocurrió nada! —dije, imaginando que preguntaría sobre el bosque, Norman y yo.

—No me refería a eso —rio. —Pero, aun así, no te creo.

—¿Entonces qué quieres? —pregunté, ruborizada, pero sonriente.

—Tenemos que... —Se acercó a mi oído. —Ver a Madre. —Asentí con la cabeza.

Fuimos, como siempre, por separado para no levantar sospechas.

Nos detuvimos en la puerta.

—Hoy nos pregunta por las recompensas —dijo mi hermano.

—Sí. Tienes doble premio gracias a mí. —Sonreí.

—Gracias —comentó, sarcásticamente.

—Piensa bien cómo lo aprovechas.

Finalmente entramos.

Todo transcurrió con normalidad.

Llegó el momento de las recompensas.

—Ray, ____ quiso darte sus recompensas, así que puedes pedir dos cosas —recordó Madre.

—Quiero unas deportivas y una brújula—dijo mi hermano.

Madre no replicó y simplemente asintió con la cabeza.

《 Norman x Tú 》「Yakusoku no Neverland/The Promised Neverland」  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora