Cap, 2. ¿Donde esta Malfoy?

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–¿Donde esta Draco Malfoy?.

La unidad de aurores especializados en rescate se observaban nerviosos, la cara de molestia de su jefe era evidente, más de un mes y ni rastro del rubio.

–Quiero...no, necesito resultados del paradero del señor Malfoy, –Harry golpeó el escritorio levantando la voz –Draco Malfoy no es un una voluta de humo que desvanece. Quiero saber quiénes se lo llevaron y los quiero aquí. Cada minuto que el señor Malfoy está desaparecido la seguridad de la Ministra y el ministerio cuelgan de un hilo, lo conozco y sé no hablara no bajo tortura. —Harry agarró una fotografía de Draco con su familia y la observó en silencio, — pero hay peores castigos que la tortura y si excavan lo suficientemente profundo van a encontrar algo y no habrá nada que evite que hable.

–Señor Potter pero...

–¡No quiero excusas! –gritó malhumorado, —eso es lo único que obtenido este mes, esto es basura –lanzo una enorme cantidad de papeles, –estan jugando a Hansel y Gretel dejando un camino de migajas que nos llevan a nada.

–La ministra...

–La ministra ha puesto un lazo en mi cuello que con cada día que pasa su nudo se aprieta más. La Ministra pedirá mi cabeza y la de ustedes si no ve resultados.  ¡A trabajar!

Los aurores salieron cabizbajos, el jefe tenía razón en estar molestos ya que en un mes no habían dado con una sola pista real. Ronald permaneció en silencio hasta que todos salieron de la oficina, Harry se veía ojeroso, pálido y había perdido unos cuantos kilos, su barba había crecido desaliñada.

–Te vez terrible, –se sinceró.

–Si así me vez imagina como me siento– masajeo su sien, –este maldito dolor de cabeza.

Busco en su gaveta hasta dar con un frasco de píldoras.

–Te estás tomando este caso muy personal, Harry. –el azabache sonrió sarcástico.

–Es personal, es un funcionario importante del ministerio. además, es un importante empresario y su desaparición ha hecho caer la bolsa.

–Eso lo sé, Harry. No soy estúpido, ni seré la persona más inteligente pero se cómo funciona la economía, –Ron suspiro, –Me refiero a que actúas como si fueras cercano a él, como si su desaparición te afectara directamente. La Ministra no te despedira si no aparece, ¿Que tanta información puede tener un simple jefe de seguridad? No creo que la ministra vaya a confiarle los secretos de la nación.

–Ay Ronald, –Harry negó sin atreverse a decir más.

la oficina quedó en silencio. Ronald Weasley negó en el momento en que Ginebra Weasley entro sonriente, ambos hombres la observaron con sorpresa y emoción.

—¿Volviste?, —Ron fue el primero en salir de su estupor. Harry no dejaba de admirarla, siempre fue una chica muy guapa y estaba más hermosa que tres años atrás.

El azabache la miraba sin emitir sonido alguno, quiso darles un momento de calidez a los hermanos que se abrazaban con anhelo.  La pelirroja liberó a Ronald de sus brazos y observó a Harry con una sonrisa divertida y las manos en jarra.

—¿Tan importante se ha vuelto el señor Potter que no le da un abrazo a una vieja amiga?.

Harry se levantó del escritorio y abrazó a Ginny, estaba tan feliz de finalmente verla. Habían pasado tres años desde que la vio por última vez abordando un avión a América, para cumplir su sueños de ser jugadora profesional de quidditch.

∞∞∞∞

Theodore Nott leía un informe cuidadosamente, se le veía preocupado, frente a él, Daphne Greengrass esperaba en silencio. La rubia podía sentir la tensión que emanaba el castaño y su nerviosismo aumentaba.

La Ministra. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora