Capítulo 1

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Zaira caminaba como en una nube de algodón en la que corazones y unicornios danzaban a su alrededor. Si no hubiese tenido a las molestas abejas escandalosas de sus amigas, Martha y Lana, seguro habría saboreado el momento con más deleite y no estaría luchando con ellas por salir ilesa del baño del restaurante. Gustavo al fin tuvo el valor de hablarle e invitarla a ir a su lado en el viaje a la playa que habían organizado. Un mes entero era suficiente para dar rienda suelta a todos los deseos sin cumplir que había acumulado en los años que tenía de conocerlo. Ese chico la traía babeando desde hace mucho y gozaba de tan mala suerte que cuando estaba soltero, ella salía con alguien y si ella lo estaba, él no. Parecía que el destino propiciaba sus desencuentros, pero ahora por fin los dos eran libres y moría de ganas por satisfacer su curiosidad y saber si era tan ardiente e interesante como escuchaba.

Lo conoció en una fiesta de bienvenida mientras ambos cursaban el primer año universitario; él negocios, ella arquitectura. Hablaron toda la noche y sin percatarse, la mañana los sorprendió sin haberse movido de sus lugares y con los ojos enlazados en el otro sin poderse despegar. No podría decir que fue amor a primera vista, aunque el chico captó su atención desde entonces. Sin embargo, así como inició el interés, también lo hicieron los desencuentros; Zaira perdió su número y él su teléfono. Al encontrarse unos meses más tarde, sus parejas en ese momento eran casi enemigos por sus familias y no podían ni verse. Supo que él cambió de carrera y sus horarios cambiaron, propiciando que ya no se vieran ni en la cafetería y en lugar de acabar con la atracción, logró el efecto contrario en los dos. Poco después, alguien le presentó a Martha, que era compañera de clases de Gustavo y esta luego la llevó ante Lana, estudiante de periodismo, quien conocía cada pequeño detalle de los chicos atractivos del campus. Algo un tanto intimidante al descubrir la base de datos que creó, pero bastante beneficioso. Se convirtieron en buenas amigas de inmediato y fue gracias a ellas que "coincidió" nuevamente con él y fue cuando se dio cuenta que sus miradas y sonrisas hacían más por ellos, que ellos mismos. Hasta ahora.

—Hace calor, ¿no es verdad? —bromeó Martha, abanicando a Zaira mientras salían del restaurante entre risas.

—Déjala en paz, no ves lo roja que está —Lana empujó a Martha para alejarla de su amiga, a veces le incomodaba su imprudencia—. Caminen, par de locas que nos están viendo. No miren.

—¿Dónde? —preguntó Martha dando círculos sobre sí misma y provocando que Lana la ignorara y caminara más rápido entre las mesas, halando a Zaira con ella.

—No sé por qué la trajiste —le recriminó a su amiga sin soltarla—. Solo sirve para avergonzarnos. Cuenta, ¿en qué quedaron? ¿Van a jugar a dormir juntitos?

—Ya quisiera —respondió provocando gritos y empujones en sus amigas justo al cruzar la puerta del lugar. Zaira acomodó su largo cabello castaño claro para que le cubriera un poco el rostro del lado derecho. Sabía que Gustavo la seguía viendo a través del cristal, porque sus amigos también lo molestaban a él cuando ellas pasaron cerca un momento antes.

No era un secreto para nadie que se gustaban y aunque ella bien pudo provocar un encuentro fugaz y quitarse las ganas o al menos la curiosidad, él no parecía ese tipo de chico. En las pocas ocasiones que los dejaron solos, no se aprovechó ni una vez, era todo un caballero y eso le gustaba. Gustavo Sáenz tenía material de novio y hasta podría atreverse a presentárselo a su padre. Eso era decir mucho sobre alguien.

Alessandro Ferraro no era un cascarrabias, ni un sobreprotector, pero el haber pertenecido a la milicia en su juventud, al igual que su familia paterna, le suponía un esfuerzo sobrehumano para no amedrentar a cualquiera interesado en salir con su hija mayor. El haberse quedado viudo con el nacimiento de su segundo hijo hace trece años, no le había mejorado el porte intimidante y a pesar de ser un hombre dulce y cariñoso, a su rostro no le llegó jamás el mensaje.

Bajo tu Cielo   [#1 Bilogía Al Natural]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora