1_ Cariño..

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Narra Aome..

Después de siete largos años había vuelto al lugar en el que nunca creí que volvería, la única razón de mi regreso fue porque mi padre así lo quiso, le habían diagnosticado cáncer de pulmón y todo se debía a su maldito vicio por el cigarro. Los médicos le habían desahuciado hace unos cuantos meses atrás y ahora tan solo le quedaban unos cuantos días de vida, mi padre pretendía pasar sus últimos días en la ciudad en la que conoció a mi madre y en la que nací.

Nos habíamos hospedado en casa de mi abuela pero aún así algunas personas se enteraron de nuestra llegada, pero ninguna de las personas que supieron de mi llegada era él, Inuyasha aún ni si quiera tenía conocimiento que había regresado a Key West hace unos días pero era mejor así porque no creo tener la suficiente fuerza como para estar ante él y no sentirme derrotaba y con el peso de la culpa que por años trate de evadir. Por más que pasaran los años la herida y el dolor seguían tan vivos como el amor que sentia por él, ese amor que parecía nunca dejar de existir y es que era algo que ni si quiera podía explicarlo porque lo más seguro era que él me haya olvidado y haya rehecho su vida con otra mujer.. otra mujer que no era yo y eso dolía, dolía tanto saber que él me haya olvidado que hacía que mi corazón se rompiera aún más.

Que se rompiera más de lo que ya estaba.

Dejo que las lágrimas se deslicen por mis mejillas pero rápidamente las quito ya que lo que menos deseaba era que mi padre me viera llorar nuevamente, suficiente tenía con tener que consolarme por las madrugadas y acudir a mi cuando las pesadillas se hacían presentes en las noche, sentía tanta culpa que no podía dormir con tranquilidad en las noches y es que fueron las más dolorosas de mi vida, nunca creí que pudiera dolerme tanto la ausencia de Inuyasha o la pérdida de un pequeño ser que solo llegue a sentir dentro de mi y que no tuve la dicha de poder verlo porque él simplemente me había sido arrebatado de los brazos tras aquel trágico accidente que tuve al caer por las escaleras, me había dolido tanto perder a mi hijo que cada vez que veía a un niño en brazos de su madre me preguntaba en como se sentiría cargar a mi primer hijo o de como él hubiera sido, si hubiera sacado los ojos de Inuyasha o su carácter, si en estos momentos él estaría haciendo algún berrinche o llenándome de besos.. pero eso nunca lo sabré porque mi hijo ya no está, él había muerto al igual que una parte de mi al dejar a Inuyasha cuando él más me ha necesitado.

Mientras yo me muero de amor por él, él me estará odiando por todo lo que le he hecho.

Siento los pasos de Sango y no puedo evitar no abrazarla y soltar el llanto retenido por tanto tiempo, le abrazo tan fuerte que ella se queja de que la estaba haciendo dañó, me aparto de ella y me disculpo, le sonrió y le agradezco que haya venido a verme y no es que no lo haya hecho antes, ya que ella había sido la primera en venir a verme cuando apenas habíamos llegado a la isla y me alegraba mucho que ella haya sido tan considerada y nos haya venido a recibir a pesar de que tuviera que cuidar a sus pequeñas hijas de tan solo tres años. Fue una sorpresa para mi enterarme que ella se había casado con Miroku y hayan formado una hermosa familia.

Ese libidinoso al fin sentó cabeza.

Me quedo hablado con Sango al rededor de una hora y reímos por las muchas cosas de la que me he perdido pero lamentablemente se tuvo que ir aunque prometió que en la siguiente ocasión traería consigo a sus pequeñas y al tonto de su esposó. Me encaminó a la habitación de mi padre para ver cómo estaba pero me alarmó al verlo escupir sangre mientras tosía sin parar, corro hasta él pero mi abuela me asegura que todo está bien a pesar de saber que nada lo estaba, a mi padre cada vez le quedaba menos tiempo de vida y no sabía que hacer, verlo morir día a día me partía el alma y más al ser consciente de que no podría hacer nada para ayudarlo. Lo único que nos dijo el médico fue que deberíamos aprovechar cada momento a su lado ya que no sabía cuál sería el último, mi padre podría morir a cualquier instante y sentía que era muy poco tiempo para hacerle saber lo mucho que lo amaba y lo necesitaba pero no sabía que haces, estaba paralizada y no sabía cómo sobre llevar la situación.

Aún no podía creer que después de el estado en el que mi padre se encuentra pueda sonreír de esa manera, pero no puedo evitar no corresponder a su dulce sonrisa. Ver su rostro pálido, las ojeras en sus ojos, sus labios secos y su cuerpo demacrado me causaban un dolor que no le deseaba a nadie y estoy más que segura que mi abuela se sentía igual o más abatida que yo pero a diferencia de mi ella lo sabía disimular y sobre llevar con más tranquilidad, en mi caso la desesperación me ganaba y no me ayudaba en nada, ni si quiera a pensar con claridad.

- Cariño.. - llama mi padre con la voz débil - recuestate a mi lado.

Asiento y hago lo que mi padre pide, me acomodo a su costado y recuesto mi cabeza en su hombro.

- Te voy a extrañar mucho papá - susurró mientras lo abrazaba fuertemente - no se que haré sin ti. Has sido mi soporte y me has ayudado en tanto que me harás mucha falta.

- Ya cariño, tranquila, todo va a estar bien - asegura mi padre - pero antes de que me vaya hay algo que debes saber. Sólo espero que me perdones por las cosas que hecho.

- ¿De que hablas? - pregunto confundida.

- Se que tal vez no fui un buen padre, que he cometido errores de los que son muy pocos de los que me arrepiento pero todo lo que he hecho fue porque creí que era lo correcto y porque he querido que seas feliz y fue por eso que he hecho algunas cosas de la que pronto te enterarás, se que no te gustará pero créeme que será bueno para tí o al menos es así como lo veo yo - hace una pausa como si tratara de buscar las palabras para lo que tenía que decir - también quiero que me prometas que pase lo que pase seras fuerte y escucharás a tu corazón, que a pesar de los obstáculos que debas enfrentar serás feliz y lucharás por lo que amas. Sólo prométeme eso y estaré en paz.

- Lo prometo - digo sin poder retener las lágrimas.

- Te adoro mi pequeña necia - dice con un tono cariñoso mientras me abraza - descansa un poco, estás cansada, no quiero que te enfermes. No quiero que te pongas mal cuando me vaya, quiero que sigas con tu vida y seas feliz.

- Será difícil pero trataré de estar bien - aseguro.

Al poco tiempo siento como el cansancio se apodera de mi y comienzo a sentir mis párpados pesados, luchó por no cerrar mis ojos pero se sentía tan bien estar en los brazos de mi padre y sentir sus manos acariciar mis cabellos negros que me fue inevitable cerrar los ojos para dejarme caer en un sueño profundo.

Como extrañare esto, extrañare a mi padre en verdad.
















Continuara..

Siempre seras mía..Where stories live. Discover now