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-No tenías que haber venido... -Murmuró ella retirando su mano del brazo. James se giró hacia ella y la cogió de los hombros. La miró entre enfadado y asustado por saber que ella podía estar en peligro y nunca lo sabría.
-¿Cuánto tiempo lleva pasando?
-No te preocupes. No viene a menudo. El problema es solo que te vieron conmigo. Cree que soy de su propiedad y viene a recordármelo.
-¿Has ido a la policía? -Ella asintió.
-No pueden hacer mucho con personas como él. Pertenece a una banda y últimamente está consiguiendo mucho prestigio y rango en ella. Nadie se atreve a cuestionarle.
-Tenías que habérmelo dicho, Emilie. Sabes en lo que trabajo.
-Si, pero estoy bien. ¿A qué has venido? ¿Pasa algo con Edward?


No contestó al principio despistado como estaba al ver la situación en la que Emilie se había visto involucrada. Algo dentro de él quería llevársela lejos y protegerla de cualquier molestia que tuviera; quería encerrarla en su casa y no dejarla salir de allí hasta garantizarle que ese tipo no volvería por ella de nuevo.


-¿Te ha golpeado? -Preguntó consciente de la reacción que ella había tenido.
-No es asunto tuyo. -Esquivó ella. -Si no has venido a nada será mejor que te vayas.
-Dime la verdad, Emilie. ¿Te ha pegado... forzado?
-¿Qué pasaría si dijera que sí? -Se envalentonó ella. Lo miraba directamente a los ojos y trataba de mostrar valor pero él la conocía mejor que eso.
-Lo mataré... -Gruñó él. Ella se echó a reír.
-¿A razón de qué? No eres pariente mío, ni mi novio, ni nada por el estilo. Solo eres el padre de mi alumno. Un alumno al que veré el lunes, así que salvo que quieras decirme algo más, mejor te vas.


Se dio la vuelta metió la mano en el bolsillo del pantalón para sacar las llaves de la puerta.


-Emilie, espera. Quiero hablar contigo.
-Yo no. James, de verdad, ahora no tengo muchos ánimos de hablar con nadie, solo quiero llegar a casa y...
-¿Y desahogarte? -Terminó él.
-Estoy bien.


Abrió la puerta y entró por ella pero James no se quedó atrás y la siguió. Se cruzó con un hombre vestido con traje negro que lo miró de forma extraña y le sonrió. La alarma en su cuerpo se activó y se giró para ver a ese hombre. Le sonaba de algo... sus ojos se dilataron al reconocerlo como uno de los que, semanas atrás, agarraron a Emilie a la salida del supermercado.


Se giró sobre sus pies y, al no ver a Emilie, echó a correr hacia su piso. Tenía un mal presentimiento.



'E∆




Emilie miró de nuevo hacia atrás para cerciorarse de que James no estaba. Quería llegar a su piso, cerrar la puerta y no abrirla de nuevo pasara lo que pasara. Saber que James podría ahora estar en peligro por su culpa estaba acabando con el poco temple disponible y esperaba encontrar algo para calmar a Alex y así olvidarse de él. Tenía que hacerlo.


Metió la llave en la cerradura y la giró. Oyó los pasos rápidos de alguien subiendo y cuando se giró vio a James. Estaba sin aliento y corría hacia ella.


Empujó la puerta para entrar y cerrar antes de que la alcanzara.


-¡Emilie! -Gritó James.


El cuerpo de él la empujó con fuerza hacia un lado del pasillo justo en el momento en el que la onda expansiva saltaba destruyendo a su paso la puerta del apartamento de Emilie y empujándolos con fuerza hacia el suelo. Varios restos de la puerta y de objetos cerca de ella se precipitaron por todos lados cayendo sobre los cuerpos de ellos dos y el pasillo entero se llenó de polvo y humo procedente de la bomba que acababa de explotar.


James se incorporó un poco apartándose de ella para asegurarse de que estaba bien. Emilie estaba inconsciente en sus brazos y tenía una herida que sangraba en su cabeza. Tenía que sacarla de allí pues el pasillo estaba llenándose de humo y se había iniciado un fuego. Algunos inquilinos de otros pisos salieron al oír la explosión.


-Llamen a la policía y a los bomberos. -Les dijo mientras se ponía de pie y agarraba en brazos el cuerpo de Emilie.
-¿Está herida? -Preguntó una anciana.
-No... salgan de aquí... no es seguro que se queden.


James salió con ella al portal donde ya se congregaban algunas personas, seguramente atraídas por el estruendo. Un grupo de ellas lo ayudó al verle aparecer, lleno de polvo y trozos de la explosión en su cuerpo, a ponerse en un lugar más tranquilo y poder revisar más de cerca a Emilie.


Él solo tenía ojos para ella. Había sentido verdadero terror cuando la vio abrir la puerta y oyó el clic de la bomba. Si no hubiera Estado allí, si no hubiera llegado a tiempo... no. Era una bomba de baja escala; lo suficiente para provocar heridas pero ninguna mortal y sería más el susto que otra cosa. Ese maldito cabrón pagaría por lo que había intentado hacer.


Pero saber que podía haberle pasado algo... todo su ser estaba gritando por hacerla suya de una vez, por impedirle a nadie llegar a hacerle más daño del que ya llevaba. Imaginó una vida sin ella y no le satisfizo. No era vida. No sin Émilie.


Ahora la tenía a su lado. Todavía no había recobrado el sentido pero su respiración y pulso eran regulares. Lo había conprobado varias veces en los últimos minutos desesperado por verla tan indefensa. La cogió con más fuerza y se acercó a su oído.


-Te quiero Emilie... te quiero... -Le susurró mientras enterraba su cabeza en el cuello de ella.

Una clase de amorWhere stories live. Discover now