-PROLOGO-

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Recuerdo el día en que todo comenzó, estaba jugando en mi cuarto cuando de repente mi padre entró bruscamente por la puerta.

Estaba sudando y estaba nervioso, usando la habilidad que aprendí sin ayuda de nadie, revise su mente de una manera sigilosa.

Me sorprendí mucho, Papá tenia la mente en blanco¡, parecía como si las locas ideas que el tenia sobre el mundo se hubieran esfumado, ninguna conspiración, ningún descubrimiento, ningún truco. Simplemente... no había nada, un simple espacio en blanco que cubría todos sus pensamientos.

Al cabo de un silencioso momento, algo nuevo apareció en su mente, era borroso pero era algo, suspire de alivio..., al inspeccionar el pensamiento, me di cuenta de que era una especie de anillo de plata con una sencilla pero elegante mariposa plateada.

-Hola pequeña- me dijo con una sonrisa- te traje un regalo, ¡Feliz cumple años!

Cuando abrió su mano izquierda pude ver el anillo de mariposa, el mismo que vi en su mente.

-!oh wow¡, gracias Papá, es precioso- dije euforicamente.

-Pontelo y por favor prométeme que nunca te lo quitarás- me dijo él con un extraño brillo en los ojos que no pude reconocer.

-Esta bien?..- le dije confundida.

Papá tomo mi mano y me puso el anillo en el meñique, luego saco de su bolsillo otro maravilloso anillo de plata con una media Luna incrustada en el, junto con una pequeña estrella.

-Amaia, en el mundo hay gente mala, gente que solo nos quieren ver arder, por eso prométeme que jamas te quitaras ese anillo, es lo único que te iluminara en la oscuridad, es lo único que te protegerá del enemigo, es lo único.... que te mantendrá con vida en este mundo cruel- Dijo casi sollozando.

-si Papá, te prometo que jamas me lo quitare- dije antes de que él continuara.

- recuerdas que te prometí revelarte tu segundo apellido cuando cumplieras doce años?- dijo con una sonrisa en el rostro.

Se me pusieron los pelos de punta.

-Scheidemann, Amaia Laurence Scheidemann, tu madre y yo... prometimos que tendrías solo mis apellidos, pero creo que lo justo es que tengas los apellidos de ambos- dijo con lagrimas en las mejillas- me habría gustado que conocieras a tu madre pero... sucedió lo que tenia que suceder.

Es triste pero mi madre murió cuando me estaba dando a luz, nunca nadie me culpo por eso, pero yo sé que en el fondo de sus corazones ellos sienten remordimiento.

Yo soy de las que cree que todo sucede por algo y que yo tenia un papel importante en mi familia, pero aún así, no podía parar de sentirme culpable, culpable del solo hecho de arrebatarle la vida a alguien maravilloso solo para tener un lugar en este maldito planeta.


Lawer

Dr. Train

MARIPOSAS NEGRASWhere stories live. Discover now