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Olvido todo segundos después de adentrarme al sitio que nada tiene que ver con la entrada.
Las luces brillantes, la música estridente, cuerpos pegados uno al otro, bailando, sudando y besándose sin control me impiden acelerar los pasos hasta la barra.
Una mujer de grandes pechos se acerca a mi con una charola de lo que parecen ser bocadillos de jalea. Irónico si me lo preguntas.

Con una sonrisa me indica que debo elegir uno.

Tomo la flor amarilla, que si me preguntas tiene la forma de un lirio de pantano.
De inmediato otra chica toma mi brazo izquierdo y coloca una cinta del mismo color.

— Habrá una dinámica más tarde... — dice cuando nota mi cara de susto.
Me guiña un ojo y se va junto con su acompañante a poner cintas a todos los que no traen aún.
Con un poco de esfuerzo llego hasta la barra y pido un cóctel azul con mucho hielo.

El bartender pone mi pedido en la mezcladora y con ingeniosas maniobras sacude el líquido que hay en su interior.
Sonríe en cuanto nota que lo observo y parece avergonzarse cuando nuestras miradas se cruzan.

— No te había visto por aquí.

Vierte el contenido en una copa y me la desliza hasta que llega a mis dedos.
Rozo los suyos cuando tomo la copa y el vuelve a sonreír.

— ¿Conoces a todos aquí?

Juega con sus labios y hace un puchero cuando deja la tela que usa para limpiar a su lado, se recarga en sus codos y se lleva la mano a la barbilla como si intentara recordar cada rostro.

— ¿Ves al chico que se está contoneando en el escenario?

Asiento cuando lo señala, es un chico alto y de cabello corto con un six pack digno de querer asear tu ropa allí. Bajo el escenario un montón de chicos y chicas que vitorean sus movimientos.

— Su nombre es P'Tul, viene todos los viernes después de la Universidad con sus amigos de la fraternidad. ¿Notas a la chica de cabello rosa?

Mi vista gira hasta el otro lado del sitio ubicando rápidamente a la única chica de cabello de color. Asiento en cuanto tengo mi vista en ella.

— Ella es N'Milk, es la hija menor del congresista Poonsawas. Le gusta venir todos los días a causarle dolores de cabeza a todo el mundo. Incluso hizo que su hermano mayor trabajara aquí.

— ¿En serio? Parece que sabes mucho, tal vez es tu trabajo lo que te permite saber toda la vida de alguien que viene aquí...

Le doy un trago a mi bebida que parece quemarme la garganta, el chico frente a mi se aclara la suya.

— Digamos que sí...

— ¿Qué me dices de él?

Mi índice se dirige a un chico de cabello obscuro y lentes, usa una polera hasta el cuello roja y parece beber agua con pasirmonia.

El achica los ojos y se ríe.

— No lo sé, es la primera vez que lo veo.

Nuestra plática se interrumpe cuando una chica pide una Margarita y una piña colada sin alcohol, aunque eso es trampa por que el chico ha vertido un chorro de ron que disimula con el agua de coco que abunda.
Entrega los pedidos y le guiña un ojo a la mesera que se los lleva.

— Las chicas son lindas aquí...

— Creo.

Le resta importancia a su respuesta al encogerse de hombros.

Perawat tu turno ya ha terminado... Ve y disfruta de la fiesta.

Un sujeto con cuerpo marcado y más alto que él le da órdenes, parece que es universitario porque trae lo mismo que yo traía hace un momento, pero dejo de pensar en ello cuando recuerdo como lo ha llamado.

— Gracias P'.

Se gira hacia mi con una sonrisa dibujada en sus labios delgados, pasa se lengua despacio sobre el inferior y yo aprieto la copa con disimulo para no lanzarme sobre el.

— ¿Vienes solo? —Dice por fin cuando se ha quitado la filipina y un mandil negro a la cintura.

— Pues... — mi vista se dirige hacia los lados y me echo a reír, él pone los ojos en blanco y sale de la barra.

— Entonces déjame acompañarte, seguro la pasaremos bien.

Rezo de manera interna para que esa frase tenga el significado que pienso mientras lo veo desabrocharse los primeros dos botones de su camisa, dejando ver un hermosa piel blanca y sudorosa digna de mis dientes.

— Soy Singto.
Digo extendiendo la mano una vez que esta frente a mi.

— Soy Krist.

Toma mi mano pero en lugar de estrecharla la toma con fuerza y comienza a caminar, me dejo guiar hasta el centro de la pista donde la música me incita a tocar cada parte de el.

Después de todo a eso vine.

INOPINATUMWhere stories live. Discover now