Orígenes

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Kate Robbins fue una pequeña niña del norte de California, la cual pasaba cada día d su vida observando a su alrededor. En la mayoría de sus observaciones se encontraba con los mismos objetos, pero no faltaba aquella vez privilegiada que se topaba con animales extraordinarios como una babosa o un caracol.

Con tan solo nueve años se destaca entre sus parientes por tener una mente privilegiada y un nivel de lectura excepcional. Fue una gran amante de leer y escribir, además lo hacía muy bien aunque sus amigos no creían en su talento.

Esta pequeña vivía con su padre y con su madre; era muy feliz ya que siempre había tenido lo que necesitaba, o al menos hasta aquel día en el que su vida cambio junto con su alma...

Aquel día se supone que NO iba a ser normal; pero así comenzó. su madre se dirigió al supermercado y dejo a Kate con su padre, todo iba bien y nada estaba fuera de lo normal; mientras leía su padre entro a la habitación y con un fuerte estruendo cerró la puerta. Kate se sobresaltó, cerro su libro y se levantó de la cama mientras le preguntaba.

- ¿Pasa algo?

- Hija te voy a pedir un favor, pero prométeme que no le dirás a nadie y no observaras lo que te voy a entregar.

La pequeña dudo pero se sentía tan asustada que no pudo negarse.

-Lo prometo. Dijo después de una pausa.

Su padre le entrego un pequeño pañuelo en el cual en su interior se podía sentir una pequeña caja. Muy callada la depósito en su tocador pero el miedo recorrió todo su cuerpo y al voltearse se percató de que su padre tenía unas cadenas en las manos.

Inmediatamente Kate giro bruscamente la cabeza, abrió el pañuelo y observo atentamente una caja de fósforos que era lo que contenía. Al borde de las lágrimas se volteo lista para correr pero su cuerpo se paralizo tras sentir un fuerte golpe en su cabeza.

Un rato después Kate escucho un susurro de su padre que le decía.

-Despierta bella durmiente es momento de jugar.

Alterada la pequeña intento gritar pero poco a poco fue percibiendo la situación. Estaba amarrada a la cama de pies y manos con unas cadenas bastante gruesas, su ropa ya no estaba. Sobre su frágil cuerpo se tendía una larga túnica blanca de seda; además se sentía un fuerte y fastidioso olor a gasolina. La pequeña se encontraba con una venda en sus ojos y una mordaza en su boca, lentamente su padre fue quitándole la venda para la niña percibir esa imagen tan perturbadora.

Su padre arrodillado en frente, con las manos totalmente cubiertas de sangre rozando finamente su rostro. La habitación se percibía algo brillante y el suelo se encontraba aceitoso. Kate se calmó y su padre no perdió la oportunidad para hablar.

-Hija...buenos días, ¿dormiste bien?...oh, lo siento olvide que no puedes hablar, pero si puedes jugar, ¿verdad?

Kate permitió a una lágrima que salió de su ojo recorren toda su mejilla.

-No te asustes solo voy a explicarte las reglas del juego y tú decides si quieres jugar o no, aunque la verdad no tienes opción.

Sin nada que refutar Kate se acomodó lista para escuchar.

-Yo iré a esconderme y te daré exactamente 180 minutos para encontrarme, ni uno más ni uno menos. Te daré un reloj de pulso y cuando hayan pasado 150 minutos empezara a sonar como loco y podrás escuchar un hermoso mensaje que yo personalmente he grabado para ti con mucho cariño, sé que lo escucharas ya que no podrás encontrarme pero en caso de que lo hagas deberás mirarme a los ojos y gritar de una manera desgarradora "Te veo" además deberás presionar un botón que se encuentra en tu reloj; pero pequeña no intentes presionarlo antes, recuerda que tengo ojos en todas partes. Si estas de acuerdo di "Entendido" si no también.

De una manera bastante brusca su padre arranco la mordaza de su boca y ella solo pudo susurrar.

-Entendido.

Te veoWhere stories live. Discover now