CAPITULO NUEVE

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Cuando Blu despertó, el sol entraba a través de la ventana, colándose por la persiana. Rodeada por ese cobertor espeso y suave como la seda, la chica suspiro, dejando salir los últimos rastros de sueño de su cuerpo. Entonces abrió poco a poco los ojos y suspiro al encontrarse en aquella habitación. Por un segundo, no logro entender del todo, pero entonces, las imagenes frescas de como es que había terminado ahí llegaron a su cabeza y una pequeña sonrisa se instalo en sus labios.

Recordó la cena de anoche, después de que Jin llegara del trabajo. Como ambos se sentaron, comieron y charlaron. Rieron por cosas triviales y hablaron del futuro, algunos nombres para el bebe, algunos gastos que se debían hacer, algunos preparativos para el día del nacimiento y algunos asuntos pendientes.

Si bien, esas eran sus charlas normales, esta vez se sintió diferente, se sintió normal.

Quizás demasiado. Era como si esos dos estuvieran juntos por hace ya mucho tiempo y fuera cotidiano que Blu estuviera en casa cuando Jin llega y ambos cenaran. Aquella cotidianidad, que Blu nunca vivió y solo fue capaz de ver por la TV.

Dejando sus pensamientos aparte, la chica aparto las sabanas de sus piernas, sintiendo el aire fresco de la mañana y estirando sus brazos como un gato se puso de pie, halando la orilla de la blusa del pijama que se había subido por su barriga.

Apenas se acerco a la puerta de la habitación para salir, un aroma dulzón llego a sus fosas nasales, ocasionando que su apetito creciera. Últimamente su hambre y antojos era enorme, era como si realmente estuviera comiendo por dos.

Giro la perilla y abrió la puerta.

Del otro lado, Jin estaba a unos metros, hablando por el móvil, sin darse cuenta que Blu había salido. La chica se detuvo y lo miro. Vistiendo aquellos pantalones caqui y la playera de cuello alto, con el cabello brillante penado con naturalidad y aquel simple porte que tenía Jin. Si que era apuesto. Desde la altura, hasta los hombros anchos. Era simplemente un hombre fácil de admirar.

Tanto, que la americana no noto cuando Jin se viro y la atrapo con los ojos en él. Blu se sobresaltó y sonrió un tanto apenada.

--Llegare un poco tarde, ahora, debo colgar, si, adiós.-- dijo Jin por el teléfono y termino la llamada. Con una pequeña sonrisa en los labios, se acerco a la chica, mientras guardaba el móvil en el bolsillo del pantalón. --Buenos días.

--Hola.

--¿Dormiste bien?

--Si.-- susurro la chica.-- ¿Que tal tu?

--Bastante bien, gracias. ¿Tienes hambre?--Jin camino hacía el comedor y Blu lo siguió.-- No soy muy bueno con la cocina occidental, así que pedí el desayuno a domicilio.

Jin señalo la mesa del comedor y Blu abrió los ojos a tope, cuando vio los diversos platillos en esta; Pan tostado, bacon, salchichas, fruta, huevos, era todo un banquete que fácilmente alimentaría a una tropa. ¿Se supone que comerían todo?

--¿No es mucho?-- susurro Blu.

--No sabía que pedir, así que pedí de todo.-- se encogió en hombros y colocando su mano en la espalda baja de la castaña la guió a una de las sillas para que tomara asiento.

--Nunca había visto tanta comida junta.

--Eso explica porque estabas tan delgada.-- rió Jin, sentándose frente a la chica. -- En Corea comemos mucho, así que sera mejor que te vayas acostumbrando ¿No es así?

--¿He?-- Blu, que se había estirado para tomar un pan tostado se detuvo y miro a Jin.

Este le sonrió.

Bloodline | ksj. #BabySaga Where stories live. Discover now