Arrastrarme al infierno,
Mientras camino y mi cuerpo desaparece,
por la vereda llena de polvo de huesos,
saqueada por la insuficiente avaricia de los leprosos,
no me guíes, susurra mi destino,
levanta la mirada y observa un horizonte negro,
un cielo rojo, y desvanezco.
¿Sigo aquí?
Desatame de tu asfixiante recuerdo,
Libera mis pesadillas con tu angelical recuerdo,
Sacude por, la noche, el yugo de mis lagrimas,
Van mas de dos noches, que no puedo saborearlas.
¿Por qué lo digo? desvanece.
Este asqueroso suelo de nuevo,
ahora lleno de viseras llenas de polvo,
abraza mis dedos y los sumerge entre trozos de cartílago y sangre putrefacta,
aliméntate de mi, bestia.
Yo sé que compartimos sala,
y te escondes, para cazar mejor a la presa,
así, como ella me enseñó,
¡Vamos!
Atácame ya, cobarde, esbirro de mis duelos.
Ahora siento su mirada,
Inspecciona con la fuerza de la galaxia el interior de mi miedo,
Si no estuviera ya loco no lo soportaría,
Eres alguien grande, enorme, gigantesco,
eres tú, el culpable de mis desgracias y fracasos.
La bestia yerge su cuerpo y cae sobre mi,
Asfixia, sangre, viseras de recuerdos,
¿Dónde estas ahora?
¿Por qué no me sacas de aquí?
Realmente necesito que me salves,
posiblemente muera aquí, y no me recuerdes.
Te has ido, la sapidez salada me recuerdas.
