Capítulo 1.

11.6K 416 238
                                    

Allí me encontraba yo, flotando en una de las playas de la maravillosa Argentina.

Llevaba dos años viviendo allí, en el maldito paraíso, pero en ese momento no debería estar allí con Nairobi y Helsinki, si no en uno de los cayos de Cuba con mi hermano. Habíamos elegido ese destino para irnos a vivir desde que supimos que íbamos a entrar en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, pero, lamentablemente, él no llegó a salir vivo.

-¿Milán, Nairobi, Helsinki?

No tardé demasiado en despertar de aquel trance en el que me encontraba al escuchar mi nombre de una voz que no me resultaba para nada familiar, así que salí rápidamente con mis compañeros del agua y me dirigí hacia aquel hombre que nos había llamado.

-Milán, soy tú transportador, tienes que venir conmigo.- Volvió a hablar aquel hombre.

-¿Cómo sé que me puedo fiar de ti?

-Me ha mandado El Profesor, te tengo que llevar con él lo antes posible, así que es mejor que te vayas fiando ya y pongamos rumbo.

-¿Y ellos dos se quedan aquí?- Pregunté refiriéndome a Nairobi y Helsinki.

-Vendrá otro transportador para ellos dentro de poco.

Me giré para poder verles y me dirigí hacia ellos, que habían escuchado toda la conversación.

-Vamos nena, te tienes que ir.- Dijo por primera vez Nairobi, y Helsinki no tardó en notar mi cara de preocupación.

-Tú tranquila, a nosotros no pasar nada malo.

No rechisté y me despedí de ellos, para después irme con aquel hombre.

(...)

Pasé días y días con el que decía ser mi transportador, tantos que había perdido la cuenta. Me llevó hasta un templo y me paró justo en la puerta.

-Entra, no tardarán mucho en ir a buscarte. Buena suerte en la vida,  señorita Milán.

-Muchas gracias por todo.- Agradecí mientras le regalaba una pequeña sonrisa a aquel hombre que me habia acompañado durante días hasta llegar aquí.

Vi como se marchaba por donde habíamos venido y entré lentamente al templo, mirándolo todo.

'Y ahora, ¿qué?' Fue lo primero que pensé al ver solamente budistas por todos lados en aquel templo, así que solo me dediqué a recorrer el lugar por unos minutos.

-Señorita Milán.

Me giré despacio al escuchar nuevamente mi nombre, pero esta vez lo escuché de una voz familiar, demasiado familiar.

-Sergio, hermanito.- Respondí llena de ilusión mientras se formaba una sonrisa amplia y sincera en mi rostro.

-Bienvenida a Tailandia.

Pude notar que se humedecieron mis ojos, al igual que los de él, y no tardé demasiado en fundirme en un abrazo con Sergio.

-Cuanto te he echado de menos todo este tiempo.

(...)

Paz. Eso sentía al ver la playa de Palawan donde me encontraba en ese preciso momento.

Me levanté un tanto sobresaltada al notar unos pasos acelerados que venían hacia mi. Miré hacia la dirección de la que provenían y pude encontrarme a mi hermano y a la inspectora Raquel Murillo, a la que pude notar un tanto alterada. Me dirigí también hacia ellos y mi hermano nos separó a las dos, aunque yo no tenía intenciones de hacerle nada.

La Casa de Papel || Palermo.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang